Las esposas de los combatientes de ISIS huyen mientras la presión ahoga al grupo terrorista
Todas ellas insisten en que estaban sorprendidas y horrorizadas cuando supieron lo que realmente era ISIS y cuáles eran sus objetivos en el mundo.
Son las esposas de los combatientes de ISIS, alguna vez atraídas a vivir bajo el llamado del califato, y ahora atrapadas entre una prisión siria y el largo camino a sus países de origen, los que muy probablemente no las quieren de regreso
Sus orígenes son tan variados como los de una viuda francesa, una maestra de inglés siria, o tres hermanas de Indonesia que dicen que fueron atraídas a Raqqa, el autoproclamado califato de ISIS, por la promesa de una educación y cobertura médica gratuita.
En el abrasador calor del desierto sirio, docenas de esposas fugitivas de ISIS se sientan en una cárcel llena de hormigón y esperan con sus hijos. Las mujeres están segregadas del resto de un extenso campo de refugiados en Ain Issa, a unos 30 kilómetros al norte de la capital de facto de ISIS, Raqqa.
Muchas de estas novias y esposas de ISIS huyeron mientras las fuerzas respaldadas por Estados Unidos se acercaban a la ciudad. La mayoría de las mujeres asegura que pagaron a distintos contrabandistas para ser guiadas a las afueras de Raqqa, donde las fuerzas kurdas las recogieron antes de llevarlas al lugar en el que esperan.
Pero no está claro si alguna de las mujeres llegará algún día a su hogar. Y mientras las fuerzas respaldadas por la coalición de Estados Unidos endurecen la presión sobre Raqqa, muchas más mujeres estarán tentadas a huir. Es sólo uno de los muchos desafíos que enfrentarán las autoridades cuando el califato declarado por ISIS se desquebraje, dispersando a los militantes y a sus familias.
