¿Decepcionaron los Reyes en su tercera visita a Galicia? ¿Hubo espantá de Letizia?

 Reyes en Marín
Los Reyes en Marín (Pontevedra).

La comparecencia de los Reyes en Galicia ha dejado mucho que desear. Felipe, por anular sin previo aviso una comida con sus compañeros y familias, y Letizia, por su actitud y atuendo.

¿Decepcionaron los Reyes en su tercera visita a Galicia? ¿Hubo espantá de Letizia?

La comparecencia de los Reyes en Galicia ha dejado mucho que desear. Felipe, por anular sin previo aviso una comida con sus compañeros y familias, y Letizia, por su actitud y atuendo.

Los Reyes de España, continuando con su agenda oficial, presidieron en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra) el acto conmemorativo al XXV aniversario de la entrega de los Reales Despachos a la promoción de 1989, a la que el Rey pertenece. Esta sería su tercera visita a la comunidad gallega. La primera, la celebración del Día de Galicia y conmemoración de la tragedia de Angrois (A Coruña) y la segunda en el comienzo del curso escolar en Pereiro de Aguiar (Ourense).

El monarca quiso estar junto a sus antiguos compañeros y la noche previa compartió cena en la cercana localidad de Combarro (Pontevedra) donde comió pulpo berberechos y empanada gallega… Aunque era una velada con consortes, doña Letizia hizo mutis por el foro y no apareció. No dio ninguna explicación, ni tenía acto oficial alguno que se lo hubiera impedido, por lo que fue “un feo en toda regla”.  Se limitó a estar al día siguiente en la celebración oficial. Y no sólo eso, según el Diario Pontevedraviva permaneció ajena a todo el acto que se desarrollaba en la explanada de la Escuela Naval. “En su actitud ausente perrmaneció ajena a las bromas de Don Felipe con sus compañeros y eludió entablar conversación con aquellas personas que le iba presentando su marido. Llegó a permanecer durante algunos momentos con los ojos cerrados, para desesperación de los medios gráficos".

Aún teniendo decidido prolongar su estancia en las Rías Baixas y comer el domingo en la parroquia de Beluso (Pontevedra) con los compañeros y sus familias… nada más terminar el acto Letizia “dio la espantá” y se largó a Madrid...  de nuevo sin que ningún acto necesitara su presencia... volviendo a confirmar esa máxima de "ser princesa en horario laboral" que tanto se criticó en su momento. Pero lo más llamativo fue que la misma mañana de la comida el Rey anuló su presencia sin que Zarzuela diera otra razón que “razones de índole personal”.

Aunque de Letizia nunca se supo, al menos el monarca tuvo el detalle de excusarse personalmente ante los decepcionados dueños del restaurante y saludar a los trabajadores. También  hizo lo propio ante los propietarios y  tripulación del ‘Crucero de Hío’, barco que le llevaría de Marín a Beluso junto a sus compañeros de promoción y que habían preparado la chafada visita real con especial detalle.

Ante las disculpas de Su Majestad, los propietarios del local lo obsequiaron con varias cajas de porexpán llenas de marisco percebes, nécoras, gambas y camarones.

Según la revista Vanitatis, desde la Casa Real no se quiere proporcionar información acerca de este asunto ya que pertenece a la parcela privada del Rey, ni tampoco quiere pronunciarse sobre la precipitada ‘espantá’ de la Reina. ¿Presiones de Letizia?  ¿Berrinche de la Reina que hubiera querido permanecer el fin de semana en  la ciudad de los rascacielos?

Desaires a estamentos militares

La Reina Letizia cuando era princesa había demostrado en los actos militares una clara descortesía a la institución, apareciendo mal vestida, mal peinada e incluso sin tacones, en un estamento en que la correcta uniformación es uno de los pilares básicos de la disciplina. El disgusto de los militares ya se había expresado en estas ocasiones considerando estos gestos todo un desaire,… pero se le concedía el beneficio de la duda de que cuando fuera reina tomaría conciencia de que el protocolo exige que cuando la pareja va de uniforme militar, en las entregas de despachos a los oficiales, el protocolo pide para ellas la media gala: vestido corto o traje con falda...  

Además había más motivos. Por un lado en su reciente visita a Estados Unidos había destacado por su elegancia, y el escándalo de la imputación de su familia le exigía una conducta intachable. Pero de nuevo, a Letizia se la refanfinfló.  Aunque esta vez no ha sido la peor, tampoco estuvo nada acertada. Por supuesto prescindió de la media gala protocolaria y apareció con una especie de camisetilla negra, unos pantalones ceñidos en exceso que destacaban sus piernas arqueadas,nalgas demasiado señaladas, sin bolso... aunque afortunadamente esta vez llevaba tacones y una chaquetilla “de vestir”, aunque más vista que el tebeo  ¿Tanto le costaba haberse esmerado para “reconciliarse” en  este acto castrense con la institución que había mostrado su disgusto por sus salidas de tono estislíticas?.

Además, el Rey rejuró la bandera, al igual que los demás miembros de su promoción. Posteriormente sus mujeres procedieron a besar la bandera, pero Letizia no quiso hacerlo, con el argumento peregrino de que "ya lo había hecho dos veces"…   como si hubiera un límite. Sin entrar en juicios de valor  podemos imaginarnos el descontento de los militares y estupefacción de los presentes.

Según el diario Pontevedraviva, "se relacionó esta reacción al auto de apertura de juicio oral contra la familia directa de Doña Letizia acusados de un delito de insolvencia punible y alzamiento de bienes”. Aunque esta interpretación  parece estar tomada un poco por los pelos, si bien lógicamente este tema podría preocuparle, en su cargo va inherente el cumplir con su deber y su agenda, y acompañar al Rey en todos los actos que sea posible.

Y cierto es que lo de la imputación es un varapalo para su imagen, pero se avecinan nubarrones más negros. Según Juan Luis Galiacho, de El Confidencial, a la  acusación de su familia habría que añadir un nuevo escándalo: la segunda parte del libro de su primo David Rocasolano en  el que “ahonda en profundidad en los que son los supuestos negocios lucrativos aparejados al cargo real de Letizia Ortiz, como son sus relaciones con determinadas firmas comerciales, de alguna de las cuales luce con profusión sus productos como los de la marca Zara (Amancio Ortega), o los de Mango (Isak Andic). Con esta última firma la recién coronada reina de España mantiene un estrecho vínculo de amistad, que Rocasolano amplia en su libro a otros calificativos más productivos”.

Si esto fuera así, la polémica de sus habituales errores de imagen, sus controvertidos cambios estéticos, y su episódica actitud más que dudosa serían pecata minuta.  A ver por dónde sale...

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