¿Es la economía española suficientemente flexible? ¿España va bien?

Fondo Monetario Internacional. / actualidadrt.com
Fondo Monetario Internacional. / actualidadrt.com

Según el FMI, las claves han sido su flexibilidad y las reformas realizadas. A futuro se debe invertir en mejorar talento, reducir desempleo juvenil y la deuda.

¿Es la economía española suficientemente flexible? ¿España va bien?

Durante esta semana se ha podido leer en la portada de la página web del Fondo Monetario Internacional un artículo escrito por David Lipton, IMF Deputy Managing Director, con el título “España: Construyendo una economía flexible para afrontar el futuro”. El artículo utiliza como ejemplo el caso español para recordar que en época de bonanza es cuando se debe preparar la economía. Según comenta el informe, durante su reciente visita a varios seminarios que tuvieron lugar en el Banco de España, gran parte del debate estuvo centrado en cómo podían mejorar las instituciones y mercados su eficacia y eficiencia en las actuaciones conjuntas utilizadas para afrontar este tipo de situaciones adversas.

Es por ello que se subraya como clave la necesidad de seguir creando una arquitectura financiera europea con los fondos suficientes y la agilidad necesaria para poder facilitar este tipo de acciones. En concreto, son clave la creación de un mercado de capitales único, la finalización de la unión bancaria y la implementación de una política fiscal única. David Lipton además añade un fondo común para afrontar imprevistos, en sus palabras en inglés, un daily rain-fund (un paraguas para los días de lluvia). Esta idea tampoco es nueva, simplemente está pidiendo que Europa cree un Fondo Monetario Europeo que le permita tener una mayor independencia económica para afrontar, por ejemplo, desajustes presupuestarios permanentes. Como algunos habrán leído, hace un tiempo que este debate existe, siendo una de los posibles destinos a medio plazo para el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE o ESM en sus siglas en inglés). Como siempre, del dicho al hecho, hay un trecho y en este caso el trecho pasa por saber de dónde van a salir las aportaciones a ese posible fondo. Yo me pregunto cuán posible es que los países europeos con las economías más saneadas decidan solidariamente aportar dinero para un fondo que posiblemente acabe siendo utilizado por los países con un déficit presupuestario como pudiera ser el caso de España. Llámenme pesimista, pero o el gobierno español hace los deberes y deja de tener déficit presupuestario o la solución que plantea el señor Lipton puede llegar a entenderse como más bien metafórica o poco probable de suceder… Yo me supongo que ustedes se plantearan, ¿realmente se están haciendo los deberes?

Para responder dicha pregunta, valdría parece que bien viene el clásico: “España va bien”; ya que, bajo la perspectiva del FMI el país ha logrado ejemplarmente superar una crisis de demanda, auspiciada por una burbuja del ladrillo que, en un entorno de tipos de interés bajos, fue acompañada de un nivel muy alto en la deuda privada. Como bien sabemos, este cuadro macroeconómico, desencadenó en unos niveles altísimos de desempleo, un sistema financiero al borde del colapso y a una expansión de la deuda pública sin un precedente reciente en nuestra economía. Este desenfrenado panorama nos ha llevado a que todos hayamos sufrido unas duras medidas fiscales, un coste de la restructuración bancaria y unos ajustes en el mercado laboral. Pues bien, aunque pudiéramos ser rojos, lilas, azules, naranjas o como en mi caso, daltónicos; como comenta el artículo, a día de hoy, la producción española (medida con el PIB) es mayor que antes de la crisis y por tercer año consecutivo la economía sigue creciendo con un ritmo superior al 3%. Estos datos mejoran si observamos la producción del país ajustada por su tamaño poblacional, técnicamente conocido como el PIB per cápita ajustado por capacidad de poder adquisitivo; que comúnmente los economistas utilizan para medir la riqueza de un país. Además, como resalta el artículo, estos datos se amplifican al observar un 10% de crecimiento de las exportaciones con respecto al nivel en 2007 y una creación de 1,8 millones de puestos de trabajo (casi la mitad de los perdidos durante la crisis y un cuarto de los creados en el agregado de los países con euro en los últimos cuatro años), lo cual, parece apuntar que España va bien.

Justo en este punto es cuando el FMI aprovecha para recordar que aunque los indicadores de la economía española parecen mostrar crecimiento, la realidad de la recuperación esconde un componente cíclico externo, es decir, que crecemos sujetos a unas condiciones externas relativamente benévolas. En concreto, tipos de interés mundiales bajos y una relativa estabilidad política; como sabemos, en cuanto los tipos suban, las condiciones de financiación empezaran a endurecerse; y por otro lado, si sumamos una posible caída de la demanda externa debido a una reacción proteccionista (ya sea Trump, China, Putin o Erdogan) de buen seguro que la bonanza de la economía española dejaría de ser tan buena. Pero actualmente, recordemos que los niveles actuales de nuestra deuda pública ya no se encuentran alrededor del 40% del PIB como en 2007, actualmente están alrededor del 100% y aunque el mercado laboral haya mejorado, sigue existiendo una alta tasa de desempleo, especialmente, de larga duración (según el artículo más del 40% de los desempleados), especialmente en jóvenes (mayor del 32%). Es decir, vamos por el buen camino, pero aún queda mucho por corregir; estamos en una época de cambio estructural de la economía mundial y es necesario seguir actuando rápido y con grandes reformas.

En conclusión, según el FMI, España ha progresado en mayor medida respecto de sus socios europeos gracias a realizar reformas que han ayudado a estabilizar su economía durante la crisis. No obstante, en su opinión, la continuidad de la buena tendencia en el medio/largo plazo pasa por cómo se afrontarán los retos que la mayoría de economías europeas actualmente presentan: alto grado de envejecimiento de la población, creciente desigualdad, redefinición del sistema financiero, falta de competitividad en productos y mercados junto con la necesidad de aumentar un insuficiente I+D. Para ello, el informe apunta como solución, que se invierta en mejorar las capacidades de los trabajadores que más tiempo van a contribuir al crecimiento, los jóvenes. Para ello va a ser clave en qué grado y de qué manera el gobierno va a destinar los recursos para mejorar el capital humano, sobretodo el aplicado al conocimiento y al desarrollo de experiencia en el uso de las herramientas tecnológicas que los negocios venideros van a demandar. Ejemplos son la venta minorista online, los cambios en el sistema de pagos o el uso del Big-Data y las Fintech entre otros. Como decía, aunque vamos bien, necesitamos un gobierno que trabaje para seguir flexibilizando nuestra economía y lograr que se adapte rápidamente a las necesidades de este incierto futuro próximo. @mundiario

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