El Ficcionario declara una epidemia de ardor de estómago entre los adolescentes

Foto Lucas Engel.Ilustración de Ariel Escalante. (2)
Camiseta juvenil alusiva al ardor de estómago. / Lucas Engel. Ilustración de Ariel Escalante

La sensación de quemazón que sube del estómago hasta la faringe también puede producirse por motivos psicológicos cuando una orden o mandato del adulto no es bien recibida por el menor.

El Ficcionario declara una epidemia de ardor de estómago entre los adolescentes

Aprovechando la diferencia entre los usos sustantivo e imperativo de "haz", el Ficcionario reflexiona esta vez sobre la generalización del fenómeno de la desobediencia filial en el ámbito de las relaciones familiares.

Hayamonte. Población española que más fervientemente desea la existencia de grandes elevaciones naturales del terreno.

hayazgo. Descubrimiento de un bosque de hayas. Al introducirnos en él esperamos, al menos, que no nos denuncien por hayanamiento de morada.

hazar. Casualidad intrínsecamente aleatoria que, de acuerdo con la mecánica cuántica, rige el comportamiento de un haz de partículas o de rayos luminosos.

hazidez. Sensación de ardor en el estómago que en algunas personas, generalmente adolescentes, provoca que sus padres les digan: “Haz esto, haz lo otro...”. Hace tiempo que la medicina cuenta con una buena descripción en términos fisiológicos de la pirosis: se trata de una especie de quemazón que ocurre al pasar parte del ácido del estómago al esófago debido casi siempre a la ingesta de determinados alimentos. Pero lo que ahora se ha descubierto es que esta misma reacción puede producirse por motivos psicológicos cuando una orden o mandato del adulto no es bien recibida o encajada por el menor. El mal se ha convertido en epidemia nacional, hasta el punto de constituir un rasgo identitario de la adolescencia. Y así, es un hecho comprobado que respecto de la realización de determinadas tareas (por ejemplo, las de tipo doméstico), la mayoría de los adolescentes carecen de cualquier sentido del deber y sólo actúan cuando les apetece. El deber (apetezca o no) como principio de la moral ha sido desplazado por el deseo. ¿Por qué hemos llegado a esta situación? Probablemente existan razones sociológicas de fondo que nos ayudarían a comprender el problema (padres que, por unas u otras razones, apenas tienen tiempo para estar con sus hijos, pérdida de la capacidad educativa de la tribu, sobreprotección, contexto de estimulación hedonista, etc.), pero a mi juicio el fenómeno principalmente tiene que ver con un importante cambio de mentalidad. Frente al ejercicio abusivo y hasta dictatorial de la autoridad paterna que habían padecido en su infancia, durante los años 90 comenzó a instalarse en muchos padres la mentalidad de que lo mejor para sus hijos era la desaparición de toda forma de autoridad en la familia. Surgió así un prototipo de progenitores que, por resultarles antipático obligar a sus hijos, convirtieron la relación paterno-filial en una mera relación de camaradería. Actuando como verdaderos colegas, olvidaron que sin una cierta coacción o temor a algo los niños no aprenden; y que si los niños no aprenden por las buenas con la autoridad razonada de los padres, será la propia sociedad, por las malas, la que se encargue de recordarles sus obligaciones. Mientras tanto se nos han subido a las barbas. 

hazinamiento. Amontonamiento de haces de mies, hierba o leña.

Hazkárate. Apellido vasco que bien convendría a todos aquellos que recomiendan practicar esa extraña modalidad de lucha japonesa consistente en intentar golpear al adversario con el borde de la mano, los codos o los pies, pero sin llegar a darle.

hazmerreyr. Respecto de los demás, se dice que lo es el individuo que tiene como ridícula pretensión que le hagan rey.

hazotar. Propinar a alguien un haz de golpes en la espalda.

hazulado. Se dice del conjunto de rayos luminosos que proceden del mismo origen, se propagan sin dispersión y tienen el color del cielo sin nubes.

hazvertencia. Conjunto de avisos largos colocados paralelamente y atados.

hebrio. Dícese del trozo de hilo empapado de alcohol.

hecatonbe. Desgracia sobrevenida a las virtudes catonianas, llamadas así en honor de Marco Porcio Catón (234-149 a.C.), célebre por la austeridad y rigidez de sus costumbres, así como por la tenacidad y constancia con que ejecutaba cualquier plan que se proponía. Catón menospreciaba a los que llevaban una vida ligera y desordenada, no se perdonaba fatiga ni trabajo por duro que fuese y desdeñaba cuanto contribuía a hacer la vida más amable y entretenida. Cuando fue nombrado Censor, título que en Roma equivalía a guardián de la moralidad pública, Catón se distinguió por su defensa a ultranza de la áspera simplicidad de las tradiciones romanas frente al lujo emergente de la nueva cultura helénica. Con este modo de ser, sobrio y riguroso, seguro que también causó entre los estómagos de sus conciudadanos romanos numerosos episodios de hazidez.

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