¿Hacia dónde conduciría la política económica que propugnó Trump en campaña?

Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos.
Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos.

El presidente electo norteamericano ha insistido en su empeño por denunciar los tratados de libre comercio, limitar las importaciones y penalizar las inversiones en el exterior.

¿Hacia dónde conduciría la política económica que propugnó Trump en campaña?

El programa económico que ha divulgado Donald Trump durante la campaña electoral no parece estar diseñado por ningún departamento de análisis ni por ningún centro de diagnóstico.

Más bien semeja una lista de deseos personales realizada por un individuo que jamás haya leído en su vida una palabra sobre teoría económica.

¿Regreso al déficit de Bush?

En materia fiscal, el presidente electo propone una reducción sustancial de impuestos, aplicable en especial a las rentas altas y a las empresas. Al mismo tiempo, destaca su amplio plan de infraestructuras que exigirá cuantiosas dotaciones de fondos públicos. Trump dice que las inversiones serán financiadas con el crecimiento y con los recortes de partidas vinculadas a gastos injustificados: la lucha contra el cambio climático o la cobertura sanitaria, entre otras.

Quizás convenga recordar aquí el superávit público del 1,49% que Bill Clinton dejó a George W. Bush en 2000 y que ocho años más tarde, el republicano había convertido en un déficit del 13,15% acumulado a base de misiles y bombas. El demócrata Barak Obama consiguió reducir el déficit hasta el 3,46% en 2015. Veremos dónde lo deja Donald Trump.

Efectos del proteccionismo

El presidente electo postula la aplicación de una política proteccionista “en defensa de los trabajadores” de los Estados Unidos. El más poderoso país del mundo tiene un déficit comercial del 4,45% si bien es cierto que su balanza comercial siempre ha sido deficitaria; la media del siglo se sitúa en un 5,10% sobre el PIB. No se trata de un buen dato, evidentemente, pero aun así la economía USA ha crecido a un ritmo sostenido por encima del 2% a partir de 2009. Su ratio de desempleo es del 4,9% lo cual se considera prácticamente pleno empleo.

¿Qué puede suponer una política proteccionista para la economía norteamericana? En principio, una restricción a las importaciones. Las empresas locales aplaudirán las medidas de ese tenor que, sin embargo, implicarán al mismo tiempo dificultades para la exportación. Tarde o temprano, la limitación de la competencia derivará en una pérdida de competitividad de la empresa USA, y ello por dos motivos: el primero, por dejar de competir con los mejores a nivel mundial, y en segundo lugar, por dejar de adquirir los recursos con una mejor relación calidad precio que hasta ahora encontraba en proveedores externos. Estas circunstancias derivarán necesariamente en la reducción paulatina de la economía estadounidense.

Expulsión de ciudadanos sin papeles

Las promesas de Trump incluyen además la expulsión de ciudadanos sin papeles, unos 11 millones, y la restricción a la entrada de trabajadores extranjeros. Con un nivel de paro por debajo del 4,9%, las empresas tendrán difícil cubrir las plazas vacantes que dejarían los emigrantes. Así pues, se produciría una presión sobre el mercado laboral que concluiría con la subida de costes salariales. De esta manera, las empresas norteamericanas verían por un lado limitada su dimensión al tiempo que asumirían la elevación de los costes: un cóctel nada conveniente para sus cuentas de resultados.

Con beneficios empresariales menguantes y con tarifas tributarias rebajadas, los ingresos públicos estarían condenados a una drástica reducción. Y así cerramos el círculo que habíamos abierto al hablar de la política fiscal del presidente electo. ¿Llevará a cabo la política económica prometida? Espero que no.

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