La Diputación de Lugo trabaja en un nuevo modelo social en la atención a los mayores

Personas mayores en un banco. / CSIC
Personas mayores en un banco. / CSIC
Hay un trabajo en colaboración con los ayuntamientos, la atención a las personas, la cooperación con las familias y el desarrollo de un modelo acorde con las peculiaridades de la provincia.
La Diputación de Lugo trabaja en un nuevo modelo social en la atención a los mayores

Si por algo se caracteriza desde el punto de vista demográfico la provincia de Lugo es por el elevado envejecimiento de la población: más del 29% de los habitantes supera los 65 años, y, a diferencia de lo que sucede en Europa, en nuestro caso se concentran mayoritariamente en el medio rural. 

Junto con el envejecimiento, la elevada dispersión es otro de los datos más relevantes a la hora de planificar políticas de servicios sociales. 29 de nuestros 67 ayuntamientos cuentan con densidades de población inferiores a 20 habitantes por km2. Once de ellos incluso por debajo de 12,5 hab/km2. 

Resumiendo: nuestros mayores son cada vez más y viven más dispersos. No quieren separarse ni de sus familias, ni de sus vecinos ni del entorno en el que han vivido toda su vida. Así que nuestro reto pasa por adaptar unos servicios sociales innovadores a nuestro entorno tradicional. Para ello, debemos aprovechar los fuertes lazos de comunidad que existen en nuestros núcleos de población para introducir, gracias a los servicios sociales, no solo cuidados y calidad de vida para nuestros mayores, sino elementos de modernización en el mundo rural. Como se pueden imaginar, es un reto complejo.

La Constitución española considera como principio rector de la política social y económica, entre otros, la atención a personas con discapacidad y personas mayores y un sistema de servicios sociales promovido por los poderes públicos para el bienestar de los ciudadanos. Para garantizar a los españoles un marco estable de recursos y servicios para la atención a la dependencia, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en el año 2006 la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Situaciones de Dependencia. 

España cuenta con un catálogo de servicios sociales de promoción de la autonomía personal y de atención a la dependencia que contempla promoción de la autonomía personal, teleasistencia, ayuda a domicilio, centro de día o residencias de mayores, entre otros. Estos servicios conforman una Red de Servicios Sociales formada por centros de las Comunidades Autónomas (Regiones), de las Entidades Locales (municipios y provincias), y centros estatales o privados concertados debidamente acreditados. 

Si el sistema español hubiese alcanzado un desarrollo armónico, la legislación estatal, de ámbito general, se vería desarrollada por las Comunidades Autónomas que, a su vez, garantizarían los medios suficientes a los Ayuntamientos. La realidad no resulta tan sencilla, al menos no en el caso de Galicia. 

Los ayuntamientos, como administración más próxima a los ciudadanos, son la primera instancia de atención de cualquier demanda relacionada con los servicios sociales y, por consiguiente, con la tercera edad. Pero, sin entrar en análisis legales y del marco competencial, la mayoría de los ayuntamientos no recibimos de las autoridades autonómicass fondos suficientes para asumir las competencias y las necesidades relacionadas con los servicios sociales

Las haciendas locales están sobrecargadas, al tener que asumir servicios que debería desempeñar la administración regional. En el caso de los ayuntamientos de la provincia Lugo, el coste de estos servicios se ve incrementado por el elevado envejecimiento, la dispersión de la población y, como en el conjunto de Europa, por la llegada de la Covid-19. 

Ante este panorama, la Diputación de Lugo juega un papel determinante a la hora de ayudar a los ayuntamientos, de manera especial a los más pequeños, a desarrollar sus políticas de servicios sociales. Buscamos aumentar los niveles de bienestar de la población de la provincia, contribuyendo a lograr una sociedad más igualitaria. En lo que se refiere al ámbito de la tercera edad, la Red de Protección Social de la Diputación de Lugo presta servicios a personas mayores en situaciones de vulnerabilidad, realiza acciones de prevención de la dependencia y para favorecer el envejecimiento activo. 

Nuestra línea de trabajo, en colaboración con los ayuntamientos, se centra en la atención a las personas, la cooperación con las familias y el desarrollo de un modelo de residencias propio, que tenga en cuenta las peculiaridades de nuestra provincia. Entendemos que el envejecimiento activo se consigue de manera más eficaz si vinculamos nuevas pautas de conducta o hábitos de vida al entorno tradicional del usuario. Por eso, un primer objetivo, siempre que es posible, consiste en facilitar a la persona mayor la permanencia en su propio hogar. Para ello, la Diputación de Lugo destina cerca de 2 millones de euros a colaborar con los ayuntamientos en la prestación del Servicio de Ayuda en el Hogar. En función de cada usuario, este servicio puede ofrecer ayuda en las tareas domésticas de aseo o limpieza, acompañamiento en la realización de trámites administrativos o sanitarios, etc. 

La Diputación además, con la ayuda del Fondo Social Europeo, impartió con gran éxito formación dirigida a desempleados con dificultades de inserción en el mercado laboral en atención sociosanitaria a personas en el domicilio, atención sociosanitaria a personas dependientes en Instituciones Sociales y Técnico en transporte sanitario. El personal formado en estas disciplinas es clave para lograr unos servicios de calidad de ayuda en el hogar. Paralelamente desde nuestra entidad, también se desarrollan talleres de alfabetización digital y programas de deporte activo que han llegado ya a más de 9.000 personas y que contribuyen de manera destacada a su bienestar personal. 

Como complemento del Servicio de Ayuda en el Hogar, ofrecemos un Servicio de Teleasistencia, un servicio de asistencia durante las 24 horas del día los 365 días del año, lo que permite a las personas mayores estar permanentemente conectadas con un equipo de profesionales sociosanitarios y recibir, con sólo pulsar un botón, ayuda inmediata en situaciones de emergencia o inseguridad, recibiendo atención continua en su día a día, algo básico si pensamos en la situación de soledad de nuestras personas mayores, principalmente en las zonas rurales de elevada dispersión. Dentro de este servicio, por tanto, proporciona seguridad y tranquilidad a usuarios y a sus familias, fomentando su autonomía e independencia. 

Dentro de la teleasistencia conviene distinguir entre las prestaciones básicas o las avanzadas, dando lugar a diferentes programas de prevención y atención permanente, en los que se incluyen: atención de emergencias; apoyo psicosocial; promoción de hábitos saludables; adherencia terapéutica; monitorización (de caídas, de gas, de humos, de movimiento, de constantes vitales), geolocalización, etc., todas ellas adaptadas para personas con dificultad en la comunicación verbal o auditiva, lo que supone una garantía extra.

Como seguro sabrán, en muchos casos, el deterioro provocado por la edad u otras circunstancias sociofamiliares o de salud, aconsejan el abandono del hogar –total o parcial – y recurrir al modelo asistencial de las residencias. En este terreno, la Diputación tiene una Red de Centros Públicos de Atención a Mayores marcada por una filosofía propia. 

Nuestra provincia contaba en octubre de 2019 con 54 centros para mayores (35 privados/19 públicos); con un total de 3.964 plazas (2.905 privadas y 1.059 públicas). De estos centros, 28 tienen menos de 50 plazas, mientras que 26 las superan (16 de ellos tienen más de cien plazas). 

Frente a los modelos macro residenciales y en muchos casos de gestión privada que han proliferado en los últimos años, la Diputación de Lugo viene apostando desde el año 2007 por un modelo propio, integral y centrado no sólo en los servicios sociales sino también en los territorios y en sus economías. En definitiva, se ha apostado por un modelo centrado en las personas

A día de hoy, contamos con 4 centros públicos de atención a mayores en la provincia, con capacidad para más de 200 vecinos y vecinas. El presupuesto que la institución provincial destina al año a la red pública de residencias asciende a 9 millones de euros. Se trata de centros de pequeño tamaño que combinan tanto servicios residenciales de carácter continuado con el servicio de centro de día. Todos los vecinos y vecinas, independientemente de su situación económica, pueden acceder a estas plazas, puesto que los usuarios pagan en función de su capacidad económica, garantizando siempre un mínimo vital para afrontar sus gastos. Lo que era un problema social se ha transformado en edificios que ofrecen entornos abiertos, accesibles, con espacios interiores personalizados, donde la persona mayor es un sujeto activo. Residencias situadas en el municipio o la comarca donde pasaron toda la vida, lo que evita el desarraigo y permite que mantengan sus relaciones familiares y vecinales. Hemos construido verdaderos hogares. 

Ofrecemos actividades destinadas al entretenimiento y a fomentar una vida activa. También ofrecen menús adaptados, elaborados por expertos en nutrición, cocinados con productos de temporada y de proximidad, pensando siempre en cuidar la salud de los mayores y la de sus familiares, pero también en contribuir a las economías locales. Se trata de un modelo de gestión de las residencias público, próximo, de calidad asistencial, que pone en el centro a las personas. Un sistema que favorece el bienestar, la calidad de vida y la tranquilidad de los mayores y de sus familias, y que, además, tiene un retorno económico importante en la zona en la que se implantan, pues crean empleo sostenible y contribuyen así a fijar población. 

La eficacia de este modelo de gestión, que ya venía corroborada por las experiencias de usuarios, familiares y profesionales, quedó de nuevo de manifiesto ante la llegada de la Covid-19. La Diputación aplicó rigurosos protocolos de prevención y seguridad, incluso con mucha antelación y por encima de las medidas marcadas por las autoridades sanitarias, para proteger a los mayores. Además, el reducido tamaño de las residencias y su ubicación en entornos rurales facilitó la organización de talleres que ayudaran a los usuarios a entender una situación insólita: como fue el verse separados de sus familias. Familias que, en todo momento, contaron con un canal de comunicación abierto para conocer la situación de sus familiares en los centros. 

De cara al futuro, la Diputación de Lugo se enfrenta a dos retos principales. De una parte, seguir ampliando el modelo residencial provincial, con nuestra filosofía de cercanía y calidad. A finales de este año 2020 abriremos 1 centro más, si la situación sanitaria así lo permite, y en el 2021 pondremos en funcionamiento otros dos. De aquí al 2023 esperamos tener 9 centros públicos de atención a mayores totalmente operativos y otros 9 en fase de construcción, lo que dará servicio a más 600 usuarios y usuarias. 

El segundo reto, a mi juicio, pasa por ser capaces de hacer evolucionar nuestros modelos asistenciales a medida que evolucionan los perfiles de los futuros usuarios y sus necesidades. La actual crisis sanitaria originada por la Covid-19 ha impulsado también estas reflexiones. Desde una perspectiva puramente epidemiológica, las personas mayores conforman uno de los principales grupos de riesgo. Sin embargo, desde una perspectiva social y a medida que se conocen más informaciones, hay claros indicios de que el tratamiento que han recibido podría haber sido discriminatorio. Por otro lado, el medio rural se ha hecho visible. Esta pandemia avisa del riesgo que supone la concentración de la población en grandes ciudades y del peligro que conlleva la proximidad excesiva. El medio rural no está sufriendo con la misma intensidad las consecuencias de esta crisis sanitaria. La emergencia sanitaria ratifica que vivir en el campo es más saludable. 

También se ha dado valor a sectores como el sector agrario y pesquero, el transporte de mercancías, y el sector del cuidado sociosanitario. Necesitamos una Europa que ofrezca la oportunidad real de trabajar y vivir dignamente en el medio rural, a quién desee hacerlo y la Diputación de Lugo con sus políticas apuesta y seguirá apostando por ello. 

Pareja de la tercera edad / shutterstock

Una pareja.

Esperanza de vida

Europa ha conseguido aumentar su esperanza de vida de los 50 años tras la Segunda Guerra Mundial a los más de 80 actuales. Vivimos en una Europa unida, social y democrática, que ha apostado por mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos. Pero Europa tiene por delante el reto de afrontar los cambios asociados a esa longevidad. Avanzamos hacia sociedades con dos generaciones de mayores, en las que convivirá una generación de casi centenarios con otra situada en torno a los 70 años. Lo que hoy llamamos tercera edad va camino de convertirse en realidad en el 45% de nuestra existencia. 

Y tenemos que dejar de hablar de la tercera edad como una suerte de compartimento aislado, como una especie de retiro dorado en el que colocamos a nuestros mayores. Bien cuidados, sí, pero apartados. Tenemos que desarrollar estrategias urbanas y ciudades más inclusivas, que respondan a las necesidades de esa etapa vital. Tenemos que apostar por el rural como un lugar donde envejecer dignamente y actuar con inteligencia si queremos seguir siendo un ejemplo de convivencia, desarrollo social y bienestar. @mundiario

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