El Deportivo, en la encrucijada

Estadio Abanca Riazor. / Mundiario
Estadio de Riazor. / Mundiario
Es necesario que Abanca, como gran acreedor, y los grandes accionistas, actúen sin tiempo que perder, olvidando sus diferencias, si existen, y aunando fuerzas para que el Deportivo pueda solventar esta situación de emergencia.
El Deportivo, en la encrucijada

Nunca pensé que tendría que escribir esta especie de carta al deportivismo, porque no podía imaginar tener que vivir el peor momento de toda la historia de nuestro club, y no por llevar 17 jornadas sin ganar, sino por contar con tan solo 12 puntos, con diferencia la menor puntuación de nuestras temporadas más tristes.

La comparación es como para echarse a temblar:

> En 1973-74, temporada del descenso a Tercera División, teníamos 17 puntos.

> En 1979-80, la del descenso a Segunda B, sumábamos casi el doble, 22 puntos.

> En 1987-88, la del gol de Vicente, habíamos alcanzado a estas alturas 18 puntos.

Los datos son demoledores y nos obligan a hacer algo o, por lo menos, a denunciar el enorme riesgo que corremos a tan sólo tres fechas del final de la primera vuelta.

Lo trascendente ahora no es señalar a los posibles culpables del momento actual porque continuaría el problema y correríamos el riesgo de fracturar, aún más si cabe, lo único que siempre, incluso en los tiempos difíciles, nos ha hecho fuertes: la afición. Al contrario, se trata de buscar entre todos una solución urgente, cuando aún es posible que no sea demasiado tarde, y se pueda evitar un descenso de categoría que puede poner en serio peligro la vida del movimiento social quizás más importante de Galicia.

Para evitar la hecatombe de la Segunda B -la verdad es que en el fondo no me lo puedo ni imaginar- es necesario alcanzar los 50 puntos, batiendo los récords de todos los equipos que han estado en nuestra situación, porque se tienen que conseguir puntos, que de hacerlo en esa proporción desde el principio de la temporada, nos habrían llevado al ascenso directo o a disputar el Play Off.

La única solución es reforzar de inmediato la plantilla, ya desde el primer partido del año en Soria, y no esperar al final del difícil mercado invernal, pero existe un pero importante: desde el club se dice que el límite salarial está cubierto y, por lo tanto, solo el gesto de clubs amigos, la aparición de nuevos sponsors, o la salida de algún jugador con salario elevado, nos permitirían llegadas que mejorasen el nivel.

Ese, el deportivo, es el primerísimo de los problemas, pero en absoluto es el único preocupante, porque se deben tomar medidas, en este mismo ejercicio, respecto a la amortización e intereses del préstamo de Abanca y en esa macro estructura de la entidad, teniendo en cuenta los escenarios de la próxima temporada.

El control económico de LaLiga no afecta de la misma forma a la plantilla y al resto de los gastos de la entidad, porque mientras fijó el gasto máximo en futbolistas a través del límite salarial, permitió incrementar de forma abusiva el gasto corriente en los aspectos no deportivos. Ello condujo al enorme absurdo de no poder invertir más los clubs en el objeto principal de su negocio, la plantilla de jugadores, al tiempo que si podía hacerlo en aquellos aspectos que no generan mayor riqueza para las SAD como puede ser el gasto en nóminas de altos ejecutivos, administrativos, secretaría técnica, viajes, marketing, comunicación, publicidad y otros gastos superfluos.

Así las cosas, y partiendo de la distribución accionarial del Deportivo después de la última ampliación de capital, podemos reducir a dos los sectores a la hora de tomar decisiones. El sector social, esa multitud integrada por cerca de 25.000 pequeños accionistas que ha manifestado su sentir, pero que no decide por su limitado peso en el capital, y el sector accionarial, que lo forman un núcleo de unas treinta personas, físicas o jurídicas, poseedoras de un elevado tanto por ciento de la propiedad de la SAD. y que son los que en buena parte deciden quién debe ser el conductor que va a decidir en la encrucijada si cambia la dirección o continúa por la misma vía. Hasta ahora no han hablado pero esperemos que no elijan al chofer que, al arribar a la encrucijada, tomó el camino incorrecto y terminó causando un terrible accidente.

Es necesario que Abanca, como gran acreedor, y los grandes accionistas, actúen sin tiempo que perder, olvidando sus diferencias, si existen, y aunando fuerzas para que el Deportivo pueda solventar esta situación de emergencia, bien creando entre su núcleo duro un consejo de concentración, algo así como una “Junta de salvación” -a la que nadie puede decir que no- bien eligiendo ese maquinista que acierte con el cambio de agujas en la encrucijada del mes de enero, o bien reforzando la posición del capitán que dirige la nave. Decidir, es la obligación de los que mandan. Es la siempre pesada “carga del cargo”.

Ojalá los deportivistas no revivamos la España de los 60 que, tras la popularización del impecable slogan “Cuando el monte se quema, algo tuyo se quema” (lo que podría traducirse en el lenguaje de nuestra club en la solidaria distribución de inicio del capital social), fue acuñado poco después, en visión de “El Perich”, en un triste “Cuando el monte se quema, algo suyo se quema, señor Conde”. @mundiario

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