Crisis y crisis, gobiernos y gobiernos

Pedro Sánchez. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa
Pedro Sánchez. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa
En España, las personas y sus necesidades, ya sean personales o empresariales, han pasado a primer término. Ese es el sentido del verdadero progresismo frente a las recetas neoconservadoras o neoliberales.
Crisis y crisis, gobiernos y gobiernos

No da lo mismo pasar esta gravísima crisis bajo un gobierno progresista que, te guste más o te guste menos, mejor o peor, está adoptando medidas para que nadie se quede atrás, para mitigar los nocivos efectos económicos que aquélla tendrá en miles y miles de familias. Habrá un subsidio de desempleo universal o cuasi universal, una renta básica para cada día, se ha garantizado que no se producirá corte de suministros básicos a los hogares y se arbitran ayudas para pagarlos, como a la hipoteca, el alquiler y también avales del Estado para los tan maltratados autónomos, que son el verdadero sostén del empleo y la economía de nuestro país. Además de eurobonos u otras medidas comunitarias de una Unión Europea en descomposición, no se podrá perder el punto de vista de la solidaridad. Estamos en una nueva era del mundo: o conseguimos humanizarlo o nos vamos a pique.

No fue así en la crisis económica anterior, que rescató a los bancos y dejó abandonadas a su suerte a decenas de miles de familias, muchas de las cuales siguen peleando y litigando contra los bancos que no quieren asumir ninguna corresponsabilidad. Ahora es muy diferente. Se intenta rescatar también a las empresas, pero a través de las personas, para no interrumpir  la cadena de pagos. Hemos detenido la actividad, pero el dinero debe seguir circulando.

Ciudadanas y ciudadanos de a pie no tenemos la culpa de la crisis de la Covid-19, pero es que tampoco la tuvimos de la crisis económica  anterior, aunque muchos intentaron culparnos a posteriori de haber vivido por encima de nuestras posibilidades.  ¿Y si fue así, dónde está  la responsabilidad? Desde luego no en los más vulnerables que, entonces como ahora, sufrieron las consecuencias más crueles. Esa es la diferencia actual, las personas y sus necesidades, ya sean personales o empresariales, han pasado a primer término. Ese es el sentido del verdadero progresismo frente a las recetas neoconservadoras o neoliberales de que nada debe tocarse, por ejemplo, en una Unión Europea, como digo, en vías de autoliquidación en la que ya ha aflorado la exclusión y discriminación. @mundiario

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