Crecimiento no sin precariedades

Fernando González Laxe, Emilio Pérez Nieto, Santiago Lago y José Luis Gómez. / Foro Económico de Galicia
Fernando González Laxe, Emilio Pérez Nieto, Santiago Lago y José Luis Gómez. / Foro Económico de Galicia

Profesores de las tres universidades de Galicia y de la Universidade do Minho en Portugal contribuyen con sus aportaciones a configurar el Anuario 2018 del Foro Económico de Galicia, que llega a su tercera edición. El crecimiento, similar en Galicia y en el conjunto de España, marca un nuevo rumbo de la economía al que no siguen siendo ajenas ciertas precariedades.

Crecimiento no sin precariedades

El Anuario del Foro Económico de Galicia se consolida como una obra de referencia en esta comunidad autónoma, al tiempo que su presentación se convierte en un evento relevante en el calendario cada vez más repleto de actividades que organiza esta plataforma de transferencia de conocimiento en materia económica desde las empresas y universidades gallegas a la sociedad y a los espacios de decisión pública. Integrado por profesores e investigadores, empresarios y directivos representativos de diferentes sectores y áreas de Galicia, y periodistas gallegos de referencia, el Foro Económico de Galicia decidió reorientar en parte la estructura de esta obra, en un intento de profundizar en el análisis, más allá de lo que Paul Krugman suele calificar como “la economía del sube y baja”.

Bajo la presidencia del empresario Emilio Pérez Nieto, la dirección de Santiago Lago Peñas, catedrático de la Universidade de Vigo, y la gerencia de Lucía Ferreira, el Foro Económico de Galicia se ha dotado de una estructura flexible, capaz de tejer una plataforma sin precedentes en España, donde ninguna otra comunidad tiene un instrumento así. Ese mismo espíritu se le ha querido imprimir al Anuario del Foro Económico de Galicia. En las dos anteriores ediciones –2016 y 2017– compartí su coordinación con el catedrático de la Universidade de Vigo Jorge G. Gurriarán, siempre con el apoyo de Patricio Sánchez, también profesor de la Universidade de Vigo y subdirector del Foro, quien se mantiene en el equipo de esta edición de 2018. Esta vez, siguiendo una nueva pauta del profesor Fernando González Laxe, el Anuario se ha dotado de otro método de trabajo.

UN CAMBIO DECISIVO Y PERMANENTE

En esta primera parte del Anuario, el texto de la presentación da paso al análisis de Xosé Carlos Arias, catedrático de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo y miembro del Foro Económico de Galicia, quien se plantea que la composición del crecimiento de la economía gallega refleja la positiva evolución observada en los indicadores sectoriales a lo largo del año, a sabiendas de que "ahora debemos ser capaces de impulsar un cambio decisivo y permanente".

A pesar los progresos, que también se producen, España arrastra el mayor déficit público de la Unión Europea, su recaudación fiscal es de las más bajas de la zona euro y la inversión pública está en mínimos históricos, al no llegar al 2% del PIB. La ortodoxia económica –incluso el sentido común, que diría Mariano Rajoy– debería aconsejar elevar la inversión pública y no bajar los impuestos, con el fin de muscular la economía, crear empleo y reducir el déficit, sin generar más deuda, sino más bien justo lo contrario.

En Galicia, 2017 fue un año en el que el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 3,1%, al mismo ritmo que la media española y, lo que es más importante, volvió al nivel previo a la crisis de 2008, lo que quiere decir que consolidó su recuperación y dio por superada, según el Foro Económico de Galicia, la llamada década perdida, saldada con un sinfín de ajustes, devaluaciones salariales, desigualdades... También con paro, precariedad y pobreza.

EL CONTEXTO ECONÓMICO

Tras el bloque inicial, el Anuario del Foro Económico de Galicia se detiene en el análisis del contexto general de la economía. Para Fernando González Laxe, catedrático de Economía Aplicada de la Universidade da Coruña y miembro del Foro Económico de Galicia, una guerra comercial que avivase las barreras al comercio afectaría negativamente a la inversión internacional, reduciendo la eficiencia de la producción y arrastraría a la baja el crecimiento potencial en las economías avanzadas, emergentes y en desarrollo. De momento, la falta de una recuperación sólida en los países desarrollados ha limitado el crecimiento tanto de estos países como de aquellos en desarrollo.

Ya dentro de Europa, son muchos los retos a tener en cuenta, entre ellos los que se derivan de su estructura demográfica, la moneda –en riesgo de perder posiciones frente al empuje del yuan chino– y, por supuesto, la inmigración, ya que mantener el peso relativo de la población de Europa en el mundo terminará dependiendo de los flujos migratorios que reciba de África, pero también de Oriente Medio, de Asia y América Latina, como suele indicar el economista Guillermo de la Dehesa. La posición española sería en este caso convergente con la europea.

El profesor José Manuel Sánchez Santos, del Departamento de Economía Aplicada de la Universidade da Coruña, sostiene que la asunción bancaria por parte del Banco Central Europeo puede ser "fuente de conflicto de intereses" y puede tener efectos diferenciales para las economías regionales, "en la medida en que condiciona la eficacia en la transmisión de los impulsos de la política monetaria única".

La moneda, el euro, se perfila como el primer objetivo de cambio en Europa, lo cual exigirá vencer los actuales recelos entre Francia y Alemania, cuyo peso político y económico es cada vez mayor. Pero el euro, si no se completa la eurozona, no está seguro, algo que deja en posición de jaque a la propia Unión Europea. La inestabilidad política de Italia –la tercera economía de la zona euro– tampoco ayuda, pero no es el factor más decisivo, que sigue en manos de Alemania.

De hecho, sobre la mesa está la urgencia de culminar la unión bancaria en la eurozona, con suficientes recursos públicos y compartiendo riesgos. El Mecanismo de Estabilidad Financiera (MEDE) –el fondo de rescate– podría ser la caja de reserva final para cualquier resolución bancaria, siempre que salga adelante este objetivo del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Vendría a ser uno de los componentes esenciales del Fondo Monetario Europeo que defienden la Comisión Europea y Emmanuel Macron, el presidente de Francia. Tal vez se trata de debates con escasa presencia en la vida política española –ocupada en otros menesteres– pero no por ello dejan de ser los grandes asuntos, también para los españoles.

PORTUGAL, FUENTE DE OPORTUNIDADES

Francisco Carballo Cruz, profesor del Departamento de Economía de la Universidade do Minho y miembro del Foro Económico de Galicia, aporta al Anuario 2018 perspectivas desde Portugal, cuya economía batió en 2017 todas las previsiones en materia de crecimiento, el más elevado desde el año 2000. Vaticina que, en los próximos años, se avecinan cambios en las condiciones monetarias y en el ciclo económico interno y en el externo relevante; y da por hecho que la política monetaria tenderá a ser más restrictiva. “El buen momento de la economía portuguesa es una fuente de oportunidades para Galicia y las empresas gallegas”, sugiere con respecto a esta comunidad autónoma.

Galicia y el Norte de Portugal no están viendo, por cierto, su propia marginación en una Europa que mira al este. Por contradictorio que parezca, Galicia aparece hoy fuera del Corredor Atlántico cuando los corredores de transporte son la espina dorsal de la vertebración territorial y económica. Lo que toca ahora, según indicó en la cumbre anual del Foro Económico de Galicia el profesor Fernando González Laxe, es combinar las redes marítimas con la actividad tierra-adentro, de modo que puedan emerger los puertos secos sin perder de vista las relaciones ferro-portuarias.

Presentación del Anuario 2018. / Foro Económico de Galicia

Santiago Lago, Fernando González Laxe, José Luis Gómez, Emilio Pérez Nieto e Francisco Carballo. / Foro Económico de Galicia

GALICIA, CENTRO DEL ANÁLISIS

Del contexto general y del europeo, pasando por la vecina Portugal, el Anuario 2018 del Foro Económico llega de pleno a Galicia para plantearse qué pasa con los recursos financieros que manejan el sector privado y el sector público. Las claves de la banca las analiza a fondo Luis Otero, profesor del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidade de Santiago de Compostela y miembro del Foro Económico de Galicia. En el sector financiero, el crédito bancario se estabiliza y las condiciones de financiación siguen siendo buenas, mientras que la solvencia se mantiene en niveles elevados. El proceso de reestructuración de la red continúa y el negocio bancario sigue siendo poco rentable. “Todo parece indicar que la competencia en el sector financiero puede venir de las grandes tecnológicas”, pronostica Luis Otero.

La profesora María Cadaval, del Departamento de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago de Compostela y también miembro del Foro Económico de Galicia, aborda el proceso de descentralización fiscal llevado a cabo en España, que en su opinión ha avanzado “de manera significativa en las últimas décadas”, aunque –matiza– siguen quedando “aspectos pendientes de resolver”. Entre los más importantes incluye la cesión del poder tributario a las comunidades autónomas y una reforma en profundidad de la arquitectura local, que permita al gobierno multinivel actuar bajo los principios de responsabilidad, autonomía y control.

España precisa recuperarse también de la devaluación salarial, un saco en el que caben los trabajadores del sector privado, los funcionarios, los pensionistas y los autónomos. Tampoco debería discutirse la conveniencia de elevar los ingresos públicos, repensando el amplio catálogo de beneficios fiscales y regímenes especiales que trufan el sistema tributario español y combatiendo a degüello el fraude fiscal. Los tipos impositivos hoy en España han convergido con la media europea. El problema principal es la gran cantidad de orificios que convierten al sistema en un colador

Todo lo anterior es especialmente relevante porque el crecimiento económico existe, pero sus frutos están insuficientemente repartidos. Sin una reforma fiscal será difícil conseguir que todo el mundo lo perciba, ya que es necesaria una base que haga posible ese reparo por la vía del gasto y de la inversión pública. Incluso puede ser que la grave crisis identitaria se engrase con este tipo de políticas. España precisa un nuevo contrato social, tanto en materia territorial como económica. Nada muy distinto de lo que propiciaron los pactos de la Moncloa en plena Transición y el Gobierno de Felipe González en 1982.

El análisis de la economía pública en el Anuario 2018 del Foro Económico de Galicia adquiere un tercer hito con el repaso al Estado del bienestar, centrado esta vez en las pensiones. Patricio Sánchez Fernández, subdirector del grupo de investigación GEN (Universidade de Vigo) y del Foro Económico de Galicia, analiza la situación del sistema de pensiones de la Seguridad Social, deteniéndose tanto en la realidad actual –objeto de importantes movilizaciones sociales– como en las perspectivas de futuro. Este profesor hace un repaso de la principal iniciativa política en esta materia, el Pacto de Toledo, cuyas reformas partirán de las fortalezas y debilidades de este importante pilar de la política social y económica en España. Sus propuestas se agrupan en torno a tres apartados: la demografía, el mercado de trabajo y el propio sistema de pensiones.

ANÁLISIS DE COYUNTURA

Finalmente, el Anuario 2018 recoge un análisis de coyuntura, que firman los profesores Fernando González Laxe, José Francisco Armesto, Patricio Sánchez y Santiago Lago. Estos expertos del Foro Económico de Galicia parten de la base de que la economía gallega presenta en 2017 un ritmo de crecimiento totalmente acompasado con el estimado para la economía española y constatan que este buen comportamiento se traslada al mercado de trabajo, donde, por tercer año consecutivo, Galicia presenta tanto un incremento de la ocupación como una reducción del desempleo, especialmente significativa en el caso del paro de larga duración.

Pero, en general, hay luces y sombras en su análisis. La demanda interna sigue siendo el principal motor de crecimiento de la economía gallega, producto de un dinamismo atenuado por una cierta desaceleración del PIB en el segundo semestre del año, así como por una nueva caída de la población activa, la elevada temporalidad o el excesivo peso relativo del paro de larga duración.

Es verdad que Galicia tiene Inditex en A Coruña y Citroën en Vigo, dos empresas tractoras de un sinfín de auxiliares que tiran de la economía de Galicia y el Norte de Portugal, pero se ve que con eso no basta. Falta más industria propia y más avanzada. En cuanto a España, ha recuperado el valor de su producción económica anterior a la crisis de 2008 pero lo ha hecho con menos trabajadores, que están comparativamente peor pagados, fruto de la devaluación salarial que se hizo debido a la imposibilidad de devaluar la moneda, que es compartida con los otros socios de la eurozona.

La alternativa a todo esto es subir los salarios para asegurar las cotizaciones y poder pagar las pensiones, al tiempo que se garantiza el consumo y el propio pago de impuestos por IRPF e IVA, que son los dos grandes tributos que sostienen el Estado del bienestar. Dicho así parece fácil, pero el problema es más complejo.

Si otros grandes países no tienen los problemas apuntados no es solo porque gestionen mejor y sean menos corruptos. Básicamente, es porque tienen un modelo productivo solvente y un Estado más fuerte. El sector público español, plagado de ineficiencias, es más pequeño que el de Alemania o Francia, y sus sectores productivos, salvo el turismo, no están a la altura de los países más avanzados.

Por eso, sería deseable que el debate político no se centrase solo en cómo repartir mejor lo que hay, sino en ver la manera de aumentar la riqueza del país. Los salarios no pueden estar descompasados respecto a la productividad. Por eso se necesitan grandes pactos salariales de la mano de agentes socioeconómicos fuertes. Pero acuerdos que no pongan el riesgo la competitividad empresarial: subir salarios “con sentidiño” pasa por hablar sobre los avances de la productividad. Y, a partir de ahí, analizar  el resto de los grandes retos: revalorizar las pensiones, reforzar los ingresos del Estado y la financiación de sus administraciones públicas, reducir la economía sumergida y, en definitiva, sentar las bases de un país con más igualdad y menos pobreza. @J_L_Gomez

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