Comed fake news, idiotas

Redes sociales. / Pixabay
Redes sociales.

¿No hemos visto estos días un video del Papa Francisco en el que se han incluido subtítulos en castellano con una traducción falsa de sus palabras? La traducción pone en boca del Papa incluso insultos y vejaciones a Jesús de Nazaret. Una monstruosidad inconcebible. Pues la mayor desgracia no es la miseria de la mentira, sino que mucha gente se lo está creyendo.

Dicen que esta frase es la preferida del jefe de propaganda de Putin, un hombre que debe ser la viva estampa de su homólogo durante el imperio de Hitler, el siniestro Doctor Joseph Goebbels. Se trata de un verdadero héroe nacional en Rusia, consiguiendo, sin pegar un tiro, importantes victorias sobre los que considera sus enemigos. Su primer éxito es haber contribuido, y solo él sabe en qué medida, a colar a la tribu Trump en la Casa Blanca: el mayor peligro vivo para la Humanidad. Un riesgo global, sin duda, pero sobre todo para el presente y futuro de los Estados Unidos.

Las redes sociales son un mundo nuevo que ni el maestro Zuckerberg, dios vivo y amo del Facebook, conoce dónde puede llevarnos. Aún así, los rusos van un paso por delante en sus fechorías y en América, que no son tontos, el problema ha estallado por los aires. Perfiles falsos pagaron más de 3.000 anuncios por valor de cientos de miles de rublos durante la campaña de las últimas elecciones presidenciales americanas. Y sí, han leído bien, las pagaron en rublos según supo el New York Times. Por otra parte, la propia Facebook reconoció que una entidad relacionada con los gestores de campaña del Presidente Donald Trump tuvo acceso a información íntima de los usuarios.

Cada día aparecen nuevas pruebas sobre la teoría de la conspiración putiniana. La propia actitud de Trump la pasada semana, atacando a la CIA y defendiendo al ruso, es síntoma del chanchullo. De momento, Alex Stamos, El jefe de seguridad de Facebook, anunció hace dos días su dimisión. El motivo es que no se pone de acuerdo con dios. A Mark Zuckerberg no le gusta la idea de Stamos de publicar los datos del uso negligente que hacen los rusos del Facebook. Pues ya está en la calle. Uno se pregunta de qué lado está dios, aunque todos sabemos que siempre está del lado de los que ganan, si no sería imposible que ganaran, ¿O no lo hemos visto?

A primera vista todo esto parece bastante chapuzas. Pero no debemos subestimar el poder de la propaganda. Quien lo haga tropezará dos veces con la misma piedra. El Congreso de EE UU investiga a Zuckerberg y le sigue la pista. Se han dado cuenta de que su poder no es de este mundo, sino del digital, donde hace lo que quiere con nuestras vidas y eso es demasiado poder para un ser humano. Hoy por hoy Mark Zuckerberg pone presidentes o deja caer gobiernos, solo tiene que mirar hacia otro lado mientras otros producen las fake news y se las enseñan a los perfiles que puedan ser más débiles. Aduce que no quiere publicar los datos de sus anunciantes rusos porque eso pertenece a su intimidad, pero ya sabemos lo que le importa a Mark nuestra intimidad por la venta de los datos personales y psicológicos de 50.000.000 de usuarios a Cambridge Analytica, empresa que, sugiere el New York Times, puede dedicarse a cambio de unos dólares a prestar servicios de influencia en procesos electorales...

El objetivo es radicalizar a los más crédulos y con menos recursos intelectuales para defenderse de la manipulación 

En España no le vamos a la zaga. Una horda de supuestos diarios digitales –un diario digital puede ser, si quiero, yo mismo y un par de colegas– se dedican a intoxicar la democracia española sin descanso. El trabajo de manipulación es enorme y ahora mismo se encuentran en la fase de polarización y fractura social. El objetivo es radicalizar a los más crédulos y con menos recursos intelectuales para defenderse de la manipulación. Para esto ponen en circulación lo que sea, da igual, mentira o verdad a medias. Como no tiene consecuencias y nadie hace nada para evitarlo los extremistas han puesto la máquina de Zuckerberg a funcionar para destruir la democracia española. El tiempo que tardemos en darnos cuenta de la gravedad de los hechos es tiempo que luego igual no tendremos. Mientras tanto el fascismo avanza sin descanso ante nuestra pasividad.

Para desestabilizar el sistema en España y en Europa, la ultraderecha es la que mejor está usando la confluencia de las redes y el vacío legal. La gravedad y falsedad de las noticias xenófobas o contra cualquier demócrata o humanista llegan al esperpento. ¿No hemos visto estos días un video del Papa Francisco en el que se han incluido subtítulos en castellano con una traducción falsa de sus palabras? La traducción pone en boca del Papa incluso insultos y vejaciones a Jesús de Nazaret. Una monstruosidad inconcebible. Pues la mayor desgracia no es la miseria de la mentira, sino que mucha gente se lo está creyendo. ¿Imaginamos de dónde puede llegar el fake?

Hay solución, hay salida

¿Y esto tiene solución? Sin duda. Necesitamos legislar urgentemente sobre el uso de las redes sociales para poder parar la debacle. No se trata de perseguir a quien rebote una fake news, cada cual pone su credibilidad a la altura que quiere, sino de acorralar a quienes las creen. ¿Se puede saber quién es el primero en colgarlas? Sí, sin duda, en la red todo se sabe y mucho más en la transparencia de las redes sociales, un verdadero corral de vecinos. Por la parte de los diarios intoxicadores es bastante fácil, llegaría con el trabajo continuado de la Fiscalía. En el caso de las fake news publicadas por particulares es también fácil porque el sistema les dice quien la colgó por primera vez. Que se lo pregunte la Fiscalía. Y si alguien se niega a colaborar llega con suspender cautelarmente la plataforma en España hasta que aparezca la información. Pero sin legislación concreta es muy complejo.

Esta es la ventaja de los fascistas. Y hay que aclarar que muchas fake news y muchos post ya son ilegales con la actual Legislación en la mano, pero los fiscales y jueces miran a otro lado mientras la Ley no les obligue a actuar de oficio ante la evidencia. Aquí se encarcela a un titiritero por representar una obra con contenidos políticos, o a un fotógrafo por hacer un autorretrato de sí mismo caracterizado como Jesús, pero nadie mueve un dedo por el infame video de Francisco, o por publicar que un millón de subsaharianos con formación paramilitar se disponen a invadir España. Eso del delito de odio racial no existe para ciertos sectores nacionlcatólicos de la Judicatura. Pero el 72% de las amenazas, injurias,  discursos racistas, post y noticias falsas xenófobas se mueven ya en la red. La sospecha es que a parte del sistema no le importa e incluso lo aprueba.

Es urgente ponerse a la ofensiva y actuar. No olvidemos que Hitler llegó al poder gracias al uso maquiavélico de los medios de masas. La ignorancia es fácil de engañar, el miedo sencillo de alimentar, el odio rápido de propagar. Las redes sociales hoy por hoy son un riesgo para la estabilidad de la democracia porque su transparencia se vuelve opacidad si sus dueños hacen la vista gorda ante el  delito. Y todos los que opinan que no se puede regular la red, regulación que a mí me fastidia y mucho, que recuerden las consecuencias que ya tuvo para Occidente no defenderse a a tiempo de los fascistas. @mundiario

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