Colombia alerta de que el régimen de Maduro es una “amenaza” para Latinoamérica y el mundo

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El presidente de Colombia, Iván Duque, en su discurso virtual para la Asamblea General de la ONU / Infobae.
Los hechos indican que la salida de la grave crisis de Venezuela pasará por una ruta diplomática combinada con la mediación de la comunidad internacional y la esperada voluntad política de los factores internos de poder.
Colombia alerta de que el régimen de Maduro es una “amenaza” para Latinoamérica y el mundo

El país que más ha chocado de frente con la ola migratoria de Venezuela debido a la extrema y precaria crisis económica, política y social que sacude a esa nación, sigue manteniendo su política exterior de total firmeza y presión contra el régimen autoritario responsable de la debacle multisistémica que hoy desgasta a la República Bolivariana. Su vecino más cercano, Colombia, y a la vez tan distante diplomáticamente, lanza advertencias que podrían crear el caldo de cultivo para un desenlace político poco convencional al conflicto venezolano. 

Y es que el presidente de Colombia, Iván Duque, dijo este pasado martes, mediante un mensaje pregrabado en la 75ª Asamblea General de las Naciones Unidas, que el gobierno del presidente (de facto) de Venezuela, Nicolás Maduro, es “una amenaza para el mundo”.


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Esta dura afirmación del presidente colombiano deja entrever que la postura diplomática de Bogotá frente a Caracas va mucho más allá del rechazo contundente a un gobierno autoritario acusado por una buena parte de la comunidad internacional de crear premeditadamente la crisis que ha diezmado a la población venezolana desde hace seis años. 

Los intereses de Colombia en Venezuela

La posición de Colombia se basa en un enfoque geopolítico en el que su alianza con Estados Unidos le permitiría forzar un cambio de sistema en Venezuela para que la eventual transición interna derive en elecciones presidenciales de las que se origine un nuevo gobierno alineado con los intereses comerciales, energéticos, económicos, financieros y militares de Washington y Bogotá en una zona clave de América del Sur, que es su costa y puerta de entrada, situada precisamente en el vasto territorio venezolano. 

“El régimen dictatorial de Maduro se sostiene del narcotráfico, alberga terroristas y es una amenaza constante para la democracia en la región (América Latina) y en todo el mundo”, aseguró Duque.

Hasta ahora, las declaraciones de Colombia sobre su cercanía geográfica con el que considera un “narcoestado” y una especie de Estado paria, se sustentan en presuntos informes de la inteligencia colombiana y la inteligencia estadounidense, pues la influencia militar y diplomática de Washington en territorio colombiano es una realidad inocultable que refuerza las posturas de aislamiento que Duque plantea contra Maduro como una forma de evitar que las actividades ilícitas de contrabando de oro y combustible, y la expansión de las supuestas células guerrilleras del grupo paramilitar ELN en Venezuela se expandan a otros países cercanos de la región, como Brasil, Ecuador y Perú, que son aliados de Colombia y solo reconocen a Juan Guaidó como presidente interino legítimo de Venezuela.

El mandatario colombiano señaló también que “las constantes violaciones a los derechos humanos por parte de la dictadura de Maduro, denunciadas por el Estado de Colombia, han sido confirmadas recientemente por la ONU”.

La presión discursiva que constantemente ejerce Colombia sobre el gobierno autoritario de Venezuela se basa en una estrategia del presidente Duque para motivar e impulsar un cerco diplomático de los países de la región en el marco del Grupo de Lima (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela -bajo el liderazgo del gobierno interino de Guaidó-) con el objetivo de imponer eventuales sanciones diplomáticas, comerciales y condenaciones políticas con pronunciamientos que establezcan ultimátums a Maduro a fin de exhortarlo a negociar o a dejar el poder en busca de un desbloqueo al conflicto y a la crisis interna venezolana. 

Duque sostuvo, además, que “lo que se busca en Venezuela con los crímenes de lesa humanidad es perpetuar la tiranía”. Por lo tanto, la perspectiva que Colombia tiene de la crisis de su vecino país es una percepción de que el sistema de vida en Venezuela está condicionado por el control político, social y militar que el régimen de Maduro mantiene sobre la población civil para evitar tensiones que le quiten su posición sólida en el poder a pesar de la menguante crisis nacional.

El presidente Duque pidió al conjunto de la comunidad internacional “rechazar esa situación”, para lo que llamó a reclamar “elecciones verdaderamente libres y no la orquesta prefabricada electoral a la que se quiere llevar al pueblo venezolano en este mes de diciembre”.

¿Una alianza diplomática antes de que Venezuela colapse?

Es precisamente por este tipo de argumentos que Colombia, junto a Chile, Brasil y Estados Unidos, podrían conformar una coalición diplomática excepcional enfocada en presionar diplomáticamente ante la ONU y el Grupo de Lima para que se convoque a un proceso de negociación interna entre el Gobierno de Maduro y el simbólico Gobierno interino de Guaidó a fin de buscar una salida política a la crisis antes de que el colapso social derive en represión, caos, anarquía y uso de las armas por parte del Estado bajo el mando del líder chavista.

“Tenemos que rechazar ese proceso que busca legitimar la dictadura de Maduro”, concluyó el presidente colombiano. 

A medida que el tiempo pasa y la crisis venezolana se estanca más, los hechos indican que la salida de este grave contexto de deterioro pasará por una ruta diplomática combinada con la mediación de la comunidad internacional y la esperada voluntad política de los factores internos de poder. @mundiario

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