La campaña de Patxi López empieza a caer apenas un mes después de haber empezado

Patxi López, dirigente del PSOE. / Mundiario
Patxi López, dirigente del PSOE.

El exlehendakari tomó por sorpresa a todos al anunciar su candidatura a la jefatura de Ferraz, pero entre los rumores y el poco apoyo recibido no parece avanzar.

La campaña de Patxi López empieza a caer apenas un mes después de haber empezado

A un mes de haber anunciado que correría por la secretaría general del PSOE, Patxi López empieza a sufrir ya sus primeros tropiezos. Su primer reto ha sido responder a quienes le critican de ser el candidato de quienes no quieren otra vez a Pedro Sánchez. Posteriormente las acusaciones se volcaron hacia la hipótesis de que estaba despejandole el camino para Susana Díaz y, por último, han aflorado los rumores de que terminará dando un paso al costado para beneficiar a cualquiera de los dos.

Evidentemente, el gran enredo al que se ha enfrentado el vasco en este primer mes de campaña ha sido aclarar cuál es exactamente su proyecto. Ya negó en repetidas ocasiones que no está ahí para evitar una nueva era sanchista. El entorno del madrileño entendió su candidatura como una ofensa y una traición por llegar de forma tan prematura.

Los principales padrinos del exlehendakari defienden a muerte que la precipitada decisión se hizo con la intención de potenciar las posibilidades para los comicios internos. Dentro de ese grupo destacan Idoia Mendia, Francia Armengol y Sara Hernández, quienes motivaron a López ante el "desgaste" que percibieron en Sánchez por su guerra fría con la jefa andaluza. En su boceto inicial, López atraería a todos aquellas almas descarriadas que dejó la renuncia del exsecretario general.

No obstante, la decisión del jefe del colectivo no es no de intentar recuperar sus poderes echó a tierra semejante proyecto. En su campamento están totalmente seguros que sus recursos humanos en el partido le serán fieles hasta el último momento. En Ferraz, asegura eldiario.es, se equivocaron al no incluir a Sánchez en el panorama.

Y en los despachos de los más fieles a Sánchez ven al aspirante vasco como un mero representante del status quo de Ferraz o, lo que es lo mismo, alguien del mismo equipo que Díaz, con quien terminará aliándose ya sea antes o después de las elecciones.

Dos caminos

López desenvaina su sable de dignidad cuando e insiste en que el suyo es un proyecto destinado a crear una "izquierda exigente" hasta el último día que tenga.

Ese ha sido su principal, y probablemente único argumento para defenderse de las presiones de quienes pretenden que se retire si junta menos avales que Sánchez, quien ha recibido la misma propuesta. Pero López se desmarcó de la sugerencia asegurando que no tiene intención de ser parte de ella. Dentro de los altos mandos del partido ven casi imposible que junte más que el madrileño. Su esperanza, y la de su equipo, es que la clase media del partido le ayude para organizar un éxodo de militantes hacia sus tierras.

Otro de los elementos que le han levantado anticuerpos en el partido es la posición que tomó en el fatídico debate interno respecto a la investidura de Mariano Rajoy. López terminó siendo uno de los abanderados de los abstemios, por lo que los legisladores que tiene en sus tropas han tenido ya roces con los fieles a Sánchez, como Adriana Lastra o José Luis Ábalos.

Finalmente, está el rumor fuertemente esparcido de que, eventualmente, terminará cediendo a la tentación y se unirá con Díaz en una sola carne. El rumor se nutre del adjetivo con el que ha intentado describir su candidatura: "unidad".

Su apoyo en números

Y finalmente está lo físico, lo cuando menos visible. Al comparar sus mitines con los de sus dos rivales, López se queda con apenas una pequeña porción de seguidores. Según asegura eldiario.es, los barones de la agrupación no dan crédito al sorprendente regreso de Sánchez y el crecimiento de Díaz. El sanchismo se ha aprovechado de lo evidente para atacar a López.

Con todo, el vasco se sostiene estóico. Quita peso a la poca afluencia a sus actos oficiales y dignifica su causa en comparación de Sánchez y Díaz, quienes deben movilizar a sus seguidores en transportes privados. La clave, defiende, es permitir que los militantes se acerquen a él y no a ellos. "En primarias, siempre es mejor ir a escuchar a los militantes que moverlos para que vengan a donde estás tú", dijo con cizaña tras la celebración de un acto de Díaz con representantes ediles de Madrid.
 

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