El Camino de Santiago une Europa: un nexo de enlace entre europeos

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Plaza del Obradoiro. / JRB

El Camino de Santiago está hoy en el primer plano de Europa, une Europa, es un nexo de unión entre europeos, camino de siglos, ruta religiosa más antigua de Europa y muy de actualidad.

El Camino de Santiago une Europa: un nexo de enlace entre europeos

En su inicio los pueblos de Europa se unen en la idea de peregrinar. Hay un trasvase de cultura por el camino, difundiendo noti­cias, ideas y arte. El Románico se expande desde Europa a Santiago, acompañando a los peregrinos la fina y elegante piedra labrada. Camino de hermosas piedras trabajadas, las iglesias son pequeñas para tantos peregrinos. Se constru­yen más expandiendo el románico. El camino ofrece trabajo a canteros y maestros, se construye en todo el recorrido.

Llegan reyes, nobles, obispos, santos y el pueblo. Surge el comercio, los mesoneros, los bandidos, las prostitutas, mezclándose en el camino con los peregrinos. Se popularizan leyendas cantares y romances. Dante Alighieri en su obra "Vita Nuova" dice que -"Solo es peregrino, aquel que va hasta la casa de Santiago en Galicia"-

Compostela es ciudad Santa, junto a Jerusalén y Roma, por tener restos del paso por el mundo de Jesucristo y sus Apósto­les. Al terminar la visita a Santiago, muchos seguían a Iria Flavia, donde el Apóstol predicó y a Finisterre, para ver el fin de la Tierra.

Peregrino es el que acude a Santiago con espíritu cris­tiano, para dar gracias o pedir la intercesión del apóstol en algún favor o como penitencia. Además se aprovecha la peregri­nación cómo motivo cultural, artístico, de aventura, naturale­za, deportivo o turístico.

En la Edad Media, con la peregrinación, se podían redimir penas civiles y católicas. Algunos jueces castigaban a los incendiarios y fornicadoras con la peregrinación, otros pere­grinaban por pillaje, lucro y ociosidad. Había ciertos peli­gros como los lobos, los bandidos, las grandes nevadas, los posaderos, las prostitutas, los falsos peregrinos con bordón. Pero la peregrinación destacaba por su solidaridad y caridad en el camino. Monasterios, conventos, iglesias y hostales les recogían y daban cama y comida, estando los peregrinos prote­gidos por los poderes públicos.

Pueden ser variados los objetivos que persiguen los pere­grinos, pero el principal es, sin duda, el motivo religioso. Como culto u homenaje al apóstol, ruta espiritual, camino místico.

Generalmente el peregrino recorre el Camino reflexionando sobre la vida, con abandono de los asuntos diarios para encontrarse a uno mismo en el Camino, durante días y semanas.

Se peregrina para buscar "La puerta de la Vida", la transformación. Cristo se definió como puerta. -"Quien entre por mí se salvará."- Se entra por la puerta Santa, dejando lo malo en el exterior, para transformarse, para encontrar dentro la paz del Señor. El Apóstol es testigo e intercesor de la transformación, de la entrada en la nueva vida.

El Año Santo recuerda el perdón de Dios. Muchos peregrinos se ponen en marcha como un regreso a las raíces, como lugar de reencuentro con otros peregrinos, sobre todo en los albergues al final del día, lugar de reunión para los que llegan andando.

El peregrino recorre el camino reflexionando sobre la vida, con abandono de los asuntos diarios para encontrarse a uno mismo en el camino, durante días y semanas.

No es un trabajo fácil, es un regresar a la raíz humana, un repaso a la vida, a la escala de valores, una gran aventura humana por un camino lleno de avatares. Es un desafío personal, un deseo de cambio, de hacer balance, aislado con uno mismo. Al final parece como si el camino le fuese llevando a uno. El camino está hoy en el primer plano de Europa, une Europa, es un nexo de unión entre europeos, camino de siglos, ruta religiosa más antigua de Europa y muy de actualidad.

Se busca la libertad andando, contemplando el románico, probando las fuerzas, creando adeptos para luego difundir las vivencias entre otros que continuaran la tradición.

El Camino les lleva hasta la columna parteluz del Pórti­co de La Gloria y, como han hecho durante más de 1.000 años otros peregrinos, apoyar allí la mano diciéndole al apóstol  -"Hasta aquí he llegado." @mundiario

(Continuará)

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