Biden busca recuperar la estabilidad de EE UU una vez finalizada la turbulenta era Trump

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden. / The New York Times
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden. / The New York Times
El presidente electo planea agilizar los trámites para aprobar el presupuesto con que se enviarán cheques de 2.000 dólares a cada estadounidense, así como una extensión de las ayudas para los desempleados por la pandemia.
Biden busca recuperar la estabilidad de EE UU una vez finalizada la turbulenta era Trump

Joe Biden no la tendrá fácil. Devolver la normalidad a una potencia como Estados Unidos en medio de una pandemia que ha provocado la peor crisis económica del país desde la Gran Depresión de 1929, es tal vez el mayor reto que haya enfrentado un presidente norteamericano desde la crisis financiera mundial de 2008, que recibió a Barack Obama en la Casa Blanca desde su primer día de mandato. Una tarea titánica muy similar, y posiblemente más grande, tendrá Joe Biden cuando se siente en el Despacho Oval a partir del 20 de enero. 

Con una sociedad dividida entre conservadores y liberales, entre quienes buscan mantener el status quo y quienes buscan un mayor equilibrio en el mercado laboral, en los beneficios estatales y los impuestos, el presidente electo se enfrenta a una realidad compleja en vista de las profundas heridas de la población estadounidense, que no terminan de sanar, y que han sido abiertas durante cuatro años de un discurso polarizador abanderado por el presidente saliente, Donald Trump. 


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Aunque Biden tiene la mayoría en ambas cámaras del Congreso (la Cámara de Representantes y el Senado), donde podrá legislar con relativa facilidad, el centro de la atención política lo tendrá por un tiempo el impeachment a Donald Trump, quien conservará el poder por los seis días que le quedan, pero una eventual condena por parte del Senado lo inhabilitaría para lanzarse como candidato en las elecciones presidenciales de 2024.

En medio de una recesión que asciende al 30% del producto interno bruto, que le ha restado más de 6 billones de dólares a la economía estadounidense, la más grande del mundo, Biden busca estimular el consumo y evitar más de 10 millones de ciudadanos caigan en una situación de colapso socioeconómico por la austeridad derivada de la reducción de la demanda ante la paralización por el miedo al contagio de la Covid-19. 

El Departamento de Trabajo ha informado este jueves de que 1,15 millones de personas más pidieron subsidios (ayudas federales) de desempleo en la primera semana del año, un incremento del 25% respecto a la anterior en apenas dos semanas del 2021. “En este momento, el presidente electo siente que necesitamos movernos de manera agresiva tanto en el rescate como en la recuperación”, dijo en un evento de la agencia Reuters Brian Deese, el elegido de Biden para dirigir el Consejo Nacional Económico, reseñó El País.

El plan del presidente entrante

Pero, ¿en qué consiste el plan de Joe Biden para instalar un clima mínimo de mayor estabilidad económica? Al menos eso, pues su intención de reconciliar al país se perfila como un reto incluso mucho más grande que devolver la prosperidad y la dinámica de rápido crecimiento a la primera economía del mundo. El centro de su plan: un paquete de rescate por valor de 1,9 billones de dólares, de los cuales destinará 400.000 millones en la lucha contra la pandemia, y 350.000 millones a los gobiernos de cada estado y cada condado del país, según adelantó este jueves The New York Times.

Su propuesta se divide en dos iniciativas que prevé convertir en leyes lo más pronto posible, aunque el problema ahora es el obstáculo que supone el juicio político a Trump en el Senado, la instancia que ratificará los proyectos legislativos de Biden. La primera prevé incluir, entre otras partidas presupuestarias, el envío de cheques directos de 2.000 dólares (1.645 euros) a los ciudadanos, los cuales requerirán un monto global de más de 1 billón de dólares como parte del paquete general de estímulo, inicialmente estimado en 900.000 millones de dólares, pero cuyo aumento será inevitablemente necesario para financiar las ayudas de US$2.000 a cada estadounidense. Además, el proyecto contempla fondos públicos para la extensión de los complementos a las prestaciones de desempleo, es decir, ayudas adicionales a los subsidios que reciben las personas sin trabajo a raíz de la pandemia, así como más dinero para el apoyo a la logística de vacunación contra la Covid-19 y a las pruebas de diagnóstico a nivel nacional.

La segunda parte de ese ambicioso presupuesto que Biden intentará conseguir a como dé lugar apenas entre a la Casa Blanca, estará destinado a las inversiones en creación de empleo e infraestructuras, incluidas las energías limpias, así como en financiamiento al sistema sanitario y educativo. La estrategia del presidente electo es crear un panorama de confianza entre los inversores y entre toda la población para que las empresas puedan sentirse seguras de colocar sus capitales en el trabajo conjunto con el Gobierno destinado a más empleos y, posiblemente, negociaciones para nuevos créditos de Washington al sector privado, es decir, una relación ganar-ganar por el bienestar del país. 

¿Y los demócratas de dónde planean sacar todo ese dinero? Su intención es financiar el paquete de rescate, en buena parte, con una subida de impuestos a los más ricos y a las empresas, una medida que podría no ser acogida por todos los actores de la economía tras haberse acostumbrado a las desregulaciones y los recortes de impuestos que Trump aplicó durante los últimos cuatro años. ¿Podrá volver EE UU a tener esa reputación mundial que lo ha caracterizado durante décadas pese al período de aislacionismo del ahora presidente saliente? El tiempo lo dirá. @mundiario

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