El BCE advierte de que la economía de la eurozona caerá entre 5% y 12% este año

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La presidenta del BCE, Christine Lagarde, firmando un billete de 20 euros durante su toma de posesión como líder de la máxima autoridad monetaria europea / Euronews.
Esto representa una pérdida de 53,2 millones de dólares hasta llevar el PIB euro de 1,4 billones a 1,34 billones de dólares.
El BCE advierte de que la economía de la eurozona caerá entre 5% y 12% este año

El mundo no está en guerra, pero la economía global se encuentra en un estado de shock mucho peor que el que podría causar un conflicto bélico a escala mundial. Europa, el segundo polo de poder financiero y geopolítico en Occidente hacia todo el globo como eje clave del sistema neocapitalista, está en caída libre. Ya no es el súper-Estado que hasta hace tres meses era el segundo motor de generación y movilización de los grandes flujos financieros globales después de Estados Unidos hacia el resto de los mercados periféricos del sistema-mundo y hacia los mercados emergentes.

Hoy, la Unión Europea sufre una recesión económica que no se veía desde la Segunda Guerra Mundial y que ni siquiera la guerra comercial EE UU-China (diluida por la pandemia) hubiese causado en toda la estructura financiera y económica de la eurozona, que parecía infalible, pero resultó ser un castillo de naipes que hoy sucumbe ante una crisis que no se originó en Wall Street como sucedió en la Gran Depresión de 1929 y la crisis financiera mundial de 2008. Esta vez, se originó desde la cepa de un escurridizo virus que tiene en vilo a la humanidad entera.

“Este es un desplome sin precedentes en épocas de paz”, ha dicho la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, este jueves. Su declaración denota una situación muy delicada que la máxima autoridad monetaria europea no ha querido maximizar ante la opinión pública, pero sobre la cual conocen su trascendencia: la economía de la zona euro se está desangrando y no se sabe cuánta sangre (liquidez) más pueda seguir inyectando el BCE sin generar inflación y sin generar una nueva crisis de deuda que vuelva a originar una nueva crisis del euro. Un peligroso efecto dominó.

Se trata de un margen muy amplio, pero que en cualquier caso muestra una caída descomunal. “Su cuantía dependerá de la duración de las medidas de confinamiento y del éxito de las políticas fiscales”, añadió la jefa del BCE. Por lo tanto, en Frankfurt advierten que la economía europea caerá en un ciclo de recesión infinita cuyo piso llegará cuando se levante completamente el aislamiento social y la correlación oferta-demanda en el libre mercado que impera en el bloque vuelva a su cauce normal. Pero ese escenario es incierto y se ve lejano, lo cual deja entrever que, por consiguiente, aún faltan varios kilómetros para llegar a la meta de la recuperación y reconstrucción del producto interno bruto (PIB).

Por ahora, los hechos confirman estas previsiones: tan solo dos semanas de confinamiento han bastado para hundir el crecimiento en el primer trimestre un 3,8%, según el reporte del BCE. Esto representa una pérdida de 53,2 millones de dólares hasta llevar el PIB euro de 1,4 billones a 1,34 billones de dólares.

Ante este panorama sombrío, el Consejo de Gobierno del BCE ha optado, en su primera reunión ordinaria por teleconferencia, por seguir la ruta de su estrategia predilecta: saturar la oferta monetaria a niveles astronómicos infinitos, pues la emisión del eurobanco parece no tener techo en tiempos de crisis.

El organismo quiere llenar el mercado de liquidez. Y para ello mejor las condiciones de las subastas a las que cada trimestre acude la banca. Así se ha dejado entrever en las declaraciones de Lagarde, quien confirma con su pronunciamiento que incrementará la oferta monetaria para que los emisores de deuda puedan vender títulos de mayor valor y así el BCE recurra a la compra de activos y compromisos financieros a largo con el objetivo de respaldar sus inyecciones sin hacer mella en las reservas de capital por inundar de liquidez, es decir, de euros en efectivo, a todo el Espacio Económico Europeo y a la eurozona.

Y crea además una nueva barra libre de dinero. Pretende así que la crisis del coronavirus no empeore las cosas y deje sin crédito al mercado. Esto implica que la percepción del BCE ante la crisis es netamente monetarista, pues el análisis permite ver claramente que el organismo teme que la parálisis del consumo origine una sobredemanda y sobreoferta de crédito en medio de un proceso de anulación de la solvencia por falta de flujos de renta real ante los déficits de miles de empresas en todo el continente por la crisis de la Covid-19.

“Se llevará a cabo una nueva serie de operaciones de refinanciación para apoyar las condiciones de liquidez en el sistema financiero de la zona euro y contribuir así a preservar el buen funcionamiento de los mercados de dinero”, asegura el eurobanco en el comunicado publicado este jueves. Esto implica también que el BCE optará por recapitalizar los mercados financieros para que el servicio de deuda no colapse y se vea estimulado por una política de tipos de interés flexibles y asequibles para todos los agentes económicos europeos.

De esta forma, inyecta liquidez, pero el BCE deja intacto, por ahora, el fondo extraordinario de compra de deuda de 750.000 millones de euros con el cual Lagarde sorprendió al mercado en la noche del 18 de marzo.

Pero el matiz de “por ahora” es importante. “El Consejo de Gobierno está preparado para aumentar el tamaño del Programa de Compras de Emergencia Pandémica y ajustar su composición tanto y durante el tiempo que sea necesario”, añade el texto. En resumidas cuentas, el BCE comprará más deuda y activos a largo plazo para financiar al mercado y no dejar de autofinanciarse, pues cuando el dinero concedido en liquidez y subsidios se acabe, habrá que seguir emitiendo más euros hasta que la crisis comience a diluirse en un tiempo que nadie sabe. @mundiario

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