Siete años de un Club de Lectura que busca en los libros otra excusa para vivir

Padres y madres del Club de Lectura del IES. Tháder./ M.G.
Padres y madres del Club de Lectura del IES. Tháder./ M.G.

"Quiero dar las gracias a los padres y madres de mis alumnos por hacer  posibles estos encuentros.  Pasión, devoción y un crítico sentido del humor nos inspiran", dice nuestro colaborador.

Siete años de un Club de Lectura que busca en los libros otra excusa para vivir

Siete años ya de un primer encuentro entre algunos padres y muchas madres de los alumnos del centro donde trabajo. Una excusa. Un motivo tan inocente como indecente; hablar sobre libros con total libertad y sin pudor cada mes.

Y así lo hemos hecho a lo largo de estos años en el IES. Tháder de Orihuela, en Alicante. Algunas madres vienen con apuntes, algunos padres se limitan a poner a parir al autor y a la obra, y de paso a mí por recomendarlo. Otros asumen el rigor de críticos eficientes y despiadados y, en modo Francisco Rico, desgranan la obra, subrayando lo malo y lo peor de la obra. No se salva nadie.

En estos encuentros, hemos logrado desmitificar a Shakesperare, poner a caldo a los Planetas y, a veces, nos ha gustado algún libro. Por ejemplo, El quinto hijo, de Doris Lessing. Lo mejor, el nerviosismo de ese miércoles por la tarde, una vez al mes, donde yo, como moderador, espero haber acertado al recomendar esa novela que a mí me conmovió.

Pero las reacciones son dispares porque la experiencia, la madurez y el cansancio de la vida y de los hijos obligan a mirar a los libros y a sus autores con un sentido mucho más crítico que el de Boyero.

Pero me gusta.

Pero nos gusta. Siete años hace que comenzó esta aventura y ahí seguimos, mostrando nuestra conformidad hacia una obra de Conrad o de Munro, o siendo disidentes de Mann o de esos grandes que, sin embargo, nos hacen enmudecer cuando leemos en voz alta algún párrafo que se nos pasó, un párrafo de un tal Coetzee quizá.

Lo mejor de todo es que lo pasamos bien, que nos escapamos de casa, que jugamos a ser académicos, que nos mostramos tal y como somos, atreviéndonos a no recomendar ni a Pérez Reverte, ni a Posteguillo. Somos bastante cabroncetes. Amamos los libros, pero amamos mucho más la anarquía, la libertad de ir contra las modas y los modismos. Y eso, hoy en día, es auténtico y quijotesco.

Quiero dar las gracias a estos padres y madres por hacer  posibles estos encuentros.  Pasión, devoción y un crítico sentido del humor nos inspiran.

Comentarios