Añoranza de la Pascua en Padrón, que este año no se celebra

Feria de Pascua en Padrón (A Coruña). / Compostela 24 Horas
Feria de Pascua en Padrón (A Coruña). / Compostela 24 Horas

La Pascua celebra la Resurrección del Señor, el domingo después de la luna llena posterior al 20 de marzo. La Pascua empieza el sábado con la exaltación de la empanada de lamprea, concurso iniciado en 1993.

Añoranza de la Pascua en Padrón, que este año no se celebra

Ya en 1604 Jerónimo del Hoyo escribía sobre la feria de Pascua. En Padrón (A Coruña), el domingo es el día grande, la fiesta continúa el lunes, martes y el domingo siguiente llamado de Pascuilla, dedicados a día de Santiago, día de Rianxo, día del niño y día de los "amigos e fillos de Padrón". El domingo de Pascua acuden muchos visitantes, pascueiros, una afluencia importante de gente a la villa generalmente tranquila. Algunos asisten a la misa de doce en la parroquia, a la salida el Espolón es un hervidero de gente, muchos curiosos pasean entre los puestos del mercado como cualquier domingo del año, y los especiales, con motivo de la fiesta. Los puestos a ambos lados de la Alameda ofrecen piezas de barro, hoces, bozales de alambre, sellas, yugos, cestas de mimbre, plantones de pimiento o cebolla, y un sinfín de productos de consumo.

Entramos en la plaza de abastos, siempre muy bien "abastecida" de los pescados y mariscos de la costa próxima, las almejas de Carríl, las xoubas de Rianxo, los berberechos de la ría. A finales de los años cincuenta las dornas de Arosa llenas de grandes berberechos descargaban en el muelle de Cesures hasta un carro del país, después los vendían entre los vecinos. Un soplido de caracola, corno, anunciaba la llegada de los berberechos.  En la pared norte de la plaza de abastos se sentaban as castañeiras con sus enormes ollas de barro llenas de hermosas castañas peladas y cocidas tapadas por un paño para conservar su calor. Al regreso de las novenas en el convento o de las misas de Iria muchos padroneses compraban castañas, recuerdos de los días religiosos de antaño y de aquel ligero sabor a anís de las exquisitas castañas.

Hijos de Padrón en la Pascuilla. / Mundiario

Hijos de Padrón en la Pascuilla.

Salimos de la plaza entre los puestos de frutas y hortalizas, productos agrícolas y el ruido de atracciones y barracas, al lado los humeantes puestos de pulpo, grandes ollas de cobre despiden el característico olor a cocimiento de pulpo,  mientras Mambís ataviado de unas tijeras va cortando los tentáculos sobre los platos de madera, después añade pimentón, aceite y sal, es todo un rito sentarse en los corridos bancos acompañados de la familia y amigos, saborear el manjar de la feria acompañado del vino de país.

Detrás del campo de fútbol vemos la Gran Feria Caballar, muestra-exposición con bonitos ejemplares, concursos de trote y galope, buenos premios. Antiguamente los feriantes se movían  entre las vacas y los asustados ternerillos de ojos grandes, vestían largo blusón negro y con la vara de pincho separaban el ganado.

La Pascua continúa entre carballos, eucaliptos y plátanos, la Banda Municipal y los grupos de gaiteros  recorren las rúas de la villa entre alegre música enxebre y pasacalles, las bombas de palenque resuenan en el Souto, los altavoces de tómbolas y caballitos atruenan y vuelven sordo a padroneses y pascueiros, a las demás atracciones y a los vendedores de rosquillas.

Es la hora de comer, algunas familias saborean la empanada de lamprea, el gran plato de la villa exquisito manjar de temporada al alcance de pocos, privilegio de las glándulas gustativas y manjar de obispos, o las sabrosas caldeiradas de bacalao, carne asada con patatas y de postre rosca y brazo de gitano, especialidades de muchos hogares. Por la noche, las sorprendentes orquestas de Galicia animan el baile del Espolón, un espectáculo más del domingo de Pascua, fiesta bulliciosa en la tierra del Apóstol. Este 2020 nos queda la añoranza de la Pascua en Padrón, que no se celebra debido a la crisis sanitaria. @mundiario

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