En agosto, precampaña de Feijóo, con la Oposición gallega de vacaciones

Alberto Núñez Feijóo y Gonzalo Caballero. / RR SS
Alberto Núñez Feijóo y Gonzalo Caballero. / RR SS

La ronda de entrevistas de Feijóo con los alcaldes ha sido un acto de precampaña del candidato vestido de presidente. Sólo el alcalde de Vigo se ha autoexcluido, situando la agenda de demandas viguesas por delante de cualquier operación de imagen del PP de Galicia.

En agosto, precampaña de Feijóo, con la Oposición gallega de vacaciones

El PP gallego, que ha sufrido una contundente derrota en las últimas elecciones generales y que ha perdido la única alcaldía relevante que ostentaba, Ourense, se ha repuesto rápidamente. Con la mirada puesta en un previsible adelanto de las elecciones autonómicas, previstas para otoño de 2020 pero que podrían adelantarse a la próxima primavera, ha iniciado la labor de acoso a su principal rival, el Partido Socialista.

A través de una ronda de entrevistas entre el presidente autonómico y los regidores de las ciudades, Feijóo ha desgranado los logros de su Ejecutivo en cada ciudad mientras envolvía en una nebulosa las demandas de sus interlocutores, obviando cualquier concreción presupuestaria o temporal. La ronda ha sido un acto de precampaña del candidato vestido de presidente. Su discurso  no parece coincidir con la percepción ciudadana según los últimos resultados electorales.

Sólo el alcalde de Vigo se ha autoexcluido de la citada ronda. Con mayor perspicacia y consciente de los propósitos de Feijóo, le ha puesto condiciones previas y las ha hecho  públicas antes de cualquier encuentro. Es decir, ha situado la agenda de demandas viguesas por delante de cualquier operación de imagen del PP. Una vez más, Abel Caballero ha demostrado su liderazgo dentro del socialismo gallego, adoptando una postura propia, explícita y contundente. En otras ciudades el PP podrá aspirar a recuperar terreno perdido, en Vigo no.

Un paso más en la estrategia de confrontación viene en una disposición perdida en el contexto de un anteproyecto de ley, extenso, farragoso e inútil, sobre la Acción Exterior de Galicia. A través de la misma se pretende someter a censura las subvenciones o ayudas de los ayuntamientos de Coruña y Vigo a las compañías aéreas, mediante acciones de promoción u otros mecanismos. La norma también afecta teóricamente al de Santiago, pero en este caso los intereses de la Xunta y del Ayuntamiento son coincidentes. La norma citada, cuyo anclaje competencial es muy discutible pues la Xunta no tiene competencias sobre el tráfico aéreo y las competencias de promoción turística son concurrentes, tiene como objetivo crear conflicto en las ciudades citadas. Y al tiempo enviar un mensaje a las compañías aéreas.

Es un precepto en todo caso inútil, pues nada impedirá que las citadas ciudades subvencionen a entes privados y que éstos se ocupen de la contratación de las campañas correspondientes con los operadores aéreos. Pero el objetivo es evidente: crear malestar con los ayuntamientos citados, crearles problemas de gestión. En Vigo no han tardado un segundo en reaccionar y denunciar una nueva escalada en el acoso de la Xunta y del PP a la ciudad. En Coruña se han limitado a recordar las competencias municipales.

En mitad de agosto, Feijóo demuestra que está en precampaña mientras sus rivales están de vacaciones. También demuestra que el voto urbano será determinante para las elecciones autonómicas. Dependerá de la capacidad de los alcaldes que esa estrategia fructifique o fracase. Vigo ya ha desplegado la suya. Las demás ciudades todavía están aterrizando en la gestión y tardarán más tiempo. Con las Mareas perdidas en sus guerras civiles, sólo el PSOE puede liderar la alternativa. Hasta la fecha se ha limitado a generalidades, aprovechando la tendencia favorable de las encuestas y del Gobierno central. Todavía no ha emitido señales de alternativa, ni en forma de programa, ni de alianzas sociales. Tampoco ha mostrado audacia en las iniciativas o apoyos significativos.

El calendario comienza a ser perentorio. La derecha en Galicia no se ha fraccionado y gobierna con autoridad desde la autonomía, con todos sus canales de comunicación, públicos y privados,  a pleno funcionamiento. La izquierda está dando un espectáculo irracional en Madrid empeñada en demostrar insolvencia. No parece prudente limitarse a seguir la tendencia, sin asumir riesgos. Es la hora, ineludible por más tiempo, de Gonzalo Caballero. @mundiario

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