El acuerdo 'previsto' entre Grecia y la Troika: 'donde dije digo, digo Diego'

Varoufakis y Tsipras.
Varoufakis y Tsipras en animada conversación

La autora plantea su nuevo análisis político para MUNDIARIO como la 'crónica de una muerte anunciada' en esta nueva odisea griega. Tsipras y Varoufakis tienen muchos retos por delante.

El acuerdo 'previsto' entre Grecia y la Troika: 'donde dije digo, digo Diego'

La autora plantea su nuevo análisis político para MUNDIARIO como la 'crónica de una muerte anunciada' en esta nueva odisea griega. Tsipras y Varoufakis tienen muchos retos por delante.

 

Para definir lo que hoy está pasando en la tierra de Pericles, podríamos hacer uso del título de una novela maravillosa de mi admiradísimo Gabo, “Crónica de una muerte anunciada”. En esta nueva odisea griega, se daba por muerta la negociación antes de ser presentada como ardua desde la óptica de Tsipras. Como Santiago Nasar en el relato de García Márquez, todo el mundo sabía que iba a morir menos él.

Sabio el refranero español, de nuevo… “Donde dije digo, digo Diego”, estimados señores Tsipras y Varoufakis, en España esta expresión la utilizamos cuando alguien se desdice…, así que si tienen a bien aceptarla, se la prestamos.

Para llegar a un acuerdo casi idéntico a los que firmaron Papandreu (antiguo jefe del todopoderoso y aun más famoso Varoufakis) y Samarás,…, a mi juicio, no  hacía falta tanta parafernalia y, ¿cómo tienen la desfachatez de culparnos a España y a Portugal de lo que han hecho ustedes solitos?.

¿ Cuál va a ser la explicación que va a ofrecer a sus votantes?

¿Qué va a pasar ahora, después de la puesta en escena, cuidada hasta el milímetro, de lo que nos presentaban como unas batallas sin cuartel con el Eurogrupo, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional?, señor presidente Tsipras, ¿cuál es la explicación que va a ofrecer a sus votantes?, ¿cómo pretende cerrar las grietas que se están abriendo en el seno de Styriza? Bien es cierto, que lo segundo será más fácil que lo primero, ya que como decía mi abuela, “un lobo a otro no se muerden”, para lo primero, me permito la osadía de darle unas ideas, visto lo visto y leído tanto sobre el tema.

Para empezar, estimado presidente heleno, como ayer decía el otro presidente, Juncker, “Tsipras aún tiene que contar a los griegos que va a incumplir promesas”, entonces sería menester dirigirse a sus correligionarios en los términos que exige tal decisión, asumiendo nuestro viejo refrán y explicándole a la ciudadanía que lo que va a hacer no es lo que le había dicho que iba a hacer, es decir, donde dije digo, digo diego.

Podría entonces continuar con algo así como, no puedo cumplir el programa electoral que os prometí, ni ofreceros el país ideal el que os había hecho soñar. La justificación a esta afirmación, debería de ir en la línea que, ello es debido a que la situación es terrible y, para materializar todas las promesas que les hizo, hace falta mucho dinero. Dinero que no tienen y que tendrían que pedir al resto de países de la zona Euro. Dinero de los contribuyentes de cada uno de esos países, que hemos sido sometidos a grandes sacrificios en aras del bien común, gobernados por equipos comprometidos, sensatos y serios a la hora de gobernar, y a los cuales no se nos puede obligar ni chantajear para que se lo prestemos a ustedes porque sí.

Debe ser contundente y decirles, no pudimos desterrar el tercer rescate. Debe explicarles que el dinero de los demás contribuyentes de los 18 países de la zona euro, no es que lo necesite para hacer lo que dijo que iba a hacer, lo necesita para hacer frente a las obligaciones de todo gobierno serio y que se precie. Hay que sufragar los servicios públicos, hay que pagar sueldos y devolver la deuda contraída con el FMI y el BCE; porque si no recibían este dinero, antes del verano se verían avocados a la bancarrota y a una situación de caos  y alarma social.

Pues comiencen por asumirlo y, díganles la verdad, aunque creo que deberían de guardarse un as en la manga para que no se produzca una revuelta popular, ya que, no me cabe la menor duda que ustedes eran conocedores de que esto iba a pasar, pero… era más vendible y bonito contar hazañas épicas y utópicas a sus posibles votantes, ¿no?

Bajo la máscara de Tsiryza se esconde un partido "catch all"

Styriza surgía como un partido de corte novedoso, transgresor, revolucionario y moderno, pero claro, bajo la máscara se escondía la fórmula “catch all”. Ahora, los griegos se darán cuenta que esos votos fueron pescados saliendo a faenar en barcos fantasma, arrastrados en las redes de la mentira y el engaño, echadas en un mar de desesperanza y calamidades dentro del inmenso océano de la crisis donde estaban inmersos todos los griegos.

¡Pues muy mal hecho!, la mentira tiene las patas muy cortas y, los charlatanes las piernas muy largas señores Tsipras y Varuofakis, y si no, preguntémosle a cualquiera de los jefes de sus “socios” en España.

Uno que cobra por las clases que no da; otro que engaña con los millonarios sueldos que recibe y, crea una empresa para ahorrarse más del 25% de impuestos y, por si fuera poco no declara; la niña de vuestros ojos… que podemos decir de ella…, blindada por tres nóminas, surca los cielos en jet privado desde Madrid a Francia a la finca de una multimillonaria familia española y es asidua del restaurante más caro de Madrid (al que dudo que puedan acudir ni con un sueldo cualquiera de sus seguidores). Por si fuera poco, el Boss, se permite el lujo de impartir  su doctrina en uno de los centros del capitalismo mundial (tan odiado por ellos, cara la galería, claro) haciendo gala de su talante “democrático” censurando preguntas de estudiantes sedientos de explicaciones fundadas, reales y veraces.

Como politóloga no puedo expresar más que mi felicitación y admiración a mis compañeros de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, germen de esa falacia, que era evidente que se desmoronaría poco a poco y, feudo en el que la familia de los que creen que pueden campaban a sus anchas caciqueando de una manera obscena, reclutando alumnos despistados, otros obligados, con el objetivo de engordar sus huestes. Hace poco perdían la hegemonía en las elecciones a representantes de alumnos en esa Facultad.

Espero que esto sea el principio y los españoles, que somos muy inteligentes, nos demos cuenta que, aunque hay que tirarles de las orejas a los partidos que nos gobiernan, no podemos tirar por la borda lo construido durante tantos años por nuestros mayores.

Cantaba Sting en su tema Russians, “…i hope the russians love their children too…”, veo que los griegos sí quieren a sus hijos. Estoy segura que nosotros también. Por ello espero que hagamos uso de nuestra sensatez y nadie tenga que utilizar el refrán de “donde dije digo, digo Diego”.

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