6 de Junio de 2014, el día que cambio todo

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Eterno. El hombre que cambió todo para alegría de los hinchas de Nuñez.

Hace cinco años, Marcelo Gallardo se hacía cargo del primer equipo de River. Su elección cambió la historia del equipo millonario para siempre.

6 de Junio de 2014, el día que cambio todo

Era una fría mañana en Nuñez pero el sol comenzaba a brillar. Como si el destino enviara un guiño, presagiaba lo que se venía. Rodolfo D’Onofrio apostaba a un hombre de la casa para hacerse cargo del primer equipo, luego de la salida –con titulo incluído– de Ramón Díaz. Era una apuesta muy fuerte para un talentosísimo jugador e ídolo del club pero, con 38 años, poco y nada se sabía de él al frente de un equipo pese a su experiencia en Nacional de Montevideo. 

River estaba en pleno operativo resurrección que había empezado con Almeyda y continuó con el riojano más ganador de la historia, hasta ese entonces. Ese día todo cambió. Un eterno compañero de batallas futboleras y amigo de la vida, Gonzalo, me invitó a ver el primer entrenamiento en el Monumental. Recuerdo que registramos con nuestros celulares algunos ejercicios para replicar en nuestros entrenamientos del amateur torneo que jugamos. Pero no me olvido más de esa intensidad en cada ejercicio, del aliento al jugador y de la explicación casi docente para que el jugador comience a adquirir los conceptos deseados. Me fui esperanzado por lo que había visto pero bien vale aclarar que nunca antes había presenciado un entrenamiento de un equipo profesional y quizás me obnubilé por novato.

Marcelo Daniel Gallardo realmente pateó el tablero y lo cambió todo, para siempre. Construyó el equipo con mentalidad ganadora mas trascendente de la historia de River. Lo fortaleció en el plano internacional donde, año a año, River padecía de derrotas insólitas como aquellas escandalosas noches en San Pablo o Cali a mediados de la década del 2000. 3 Copas Argentinas, 3 Recopas Sudamericanas, 2 Copas Libertadores, 1 Copa Sudamericana, 1 Supercopa y 1 Copa Suruga Bank forman parte de un palmarés formidable, único y quizás, irrepetible. Pero su valor trasciende la acumulación de títulos.

En esos triunfos derrotó al máximo rival, a ese Boca que siempre que se lo enfrentaba en alguna competencia internacional, aún cuando River tenía mejor equipo, nos dejaba sin nada. La eliminación en la Sudamericana 2014 superándolo en juego y actitud fue tan solo el puntapié inicial. El “triste” triunfo en la Libertadores 2015 con posterior conquista del título ratificó la supremacía. Supremacía que se acrecentó hasta lo eterno con el histórico e irrepetible triunfo en Madrid. Ese triunfo ante los ojos del mundo que lo cambió todo y lo cambió para siempre.

Cuando voy a dar clases al colegio en el cual trabajo y hablo con algunos profesores me doy cuenta la sana envidia que tengo a los adolescentes de hoy. Qué lindo estar en la secundaria por estos tiempos. Yo fui víctima de cargadas en el colegio a fines de los 90 y principios de los 2000, porque Boca nos solía ganar en plena época escolar, mientras River se adueñaba de los Torneo Apertura que culminaban cuando ya el año escolar expiraba. Mi “revancha” quedaba fuera de juego, en épocas en las que no había whatsapp ni celulares ni redes sociales.

En su conferencia de prensa de presentación, Gallardo dejó en claro sus cartas. “Estar en esta institución es de las cosas mas lindas que te pueden pasar como entrenador” dijo con un brillo en los ojos que daba cuenta de alguien que hablaba desde el corazón. Esa misma vez habló de la rica historia y de la cultura futbolística de River. También dijo que vino a conseguir algo importante y habló incluso de “redoblar la apuesta, de ir por más”. Vaya si lo hizo. Vaya si volvió a “esos primeros lugares que los hinchas de River hemos hablado tantas veces”. Nadie puede poner en tela de juicio que el tipo nos devolvió la grandeza y el orgullo, pero hay algo más importante: nos recordó nuestra identidad. Con equipos de buen pie, aunque con predominio del coraje y la valentía, Gallardo reconstruyó una identidad millonaria que había padecido algunos reveses en los tiempos A.MG (antes de Marcelo Gallardo).

Todo cambió ese invernal mediodía de junio de 2016. Todo cambió con el hombre que nos hizo creer más que nadie, ese Napoleón que nos devolvió la confianza. Todo cambió con el oriundo de Merlo que es el mejor docente para los jugadores y que nos refrescó el sentido de pertenencia. Todo cambio con este petiso corajudo que nos representa de la mejor manera. Todo eso cambió hace cinco años y muchos estamos agradecidos eternamente. @mundiario

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