Los 300.000 metros cuadrados de la Fábrica de Armas siguen sin desarrollo industrial

Instalaciones y parcela de la Fábrica de Armas a la entrada de A Coruña. / Google
Instalaciones y parcela de la Fábrica de Armas a la entrada de A Coruña. / Google
¿Está la Universidad coruñesa contra la industria? Los intereses a los que pueda estar prestándose de buena fe la Universidad coruñesa son desconocidos, pero desde luego no son los de la ciudad. El Ayuntamiento, conocedor del proceso, por el momento guarda silencio.
Los 300.000 metros cuadrados de la Fábrica de Armas siguen sin desarrollo industrial

Durante los muchos años de mandato del alcalde Francisco Vázquez, en A Coruña se mantuvo un veto frente a cualquier intento de recalificación de los terrenos de la antigua Fábrica de Armas coruñesa, incluso para la reinversión industrial. Defendía el Ayuntamiento que dichos terrenos, expropiados en su día por necesidades de la defensa nacional,  debían mantener su carácter industrial. Hablamos de una pieza de más de 300.000 metros cuadrados urbanizados situados a la entrada de la ciudad y dotados de las mejores comunicaciones.

El cierre de la actividad industrial que allí se desarrollaba dio lugar a una combativa postura de la mayoría de los trabajadores bajo el liderazgo ugetista. El alcalde Carlos Negreira impulsó una fraudulenta operación empresarial, respaldada por la Xunta de Galicia y por el ministro Morenés (PP). La empresa beneficiaria no produjo bien alguno, no contrató trabajadores y no cumplió los compromisos exigidos en el pliego de condiciones. El alcalde Xulio Ferreiro se mantuvo de perfil. Solo la llegada de la ministra Margarita Robles (PSOE) permitió poner fin a dicha situación fraudulenta y diseñar un nuevo proyecto industrial.

Surgen así dos propuestas. Una liderada por la Universidad que propone basarse en el sector TIC, sobre unos 30.000 metros cuadrados de ocupación, con un coste inicial de 20 millones de euros. El otro proyecto, de carácter industrial, es impulsado por la citada UGT junto a un grupo empresarial local. Dado que son proyectos complementarios y no agotan el suelo disponible, sus respectivos promotores acuerdan sumar esfuerzos. Se llega así a la firma de un convenio entre Defensa y la Universidad coruñesa, mientras ésta mantiene un acuerdo privado con el proyecto industrial. Recientemente la Universidad consigue una primera ayuda del Igape de 4 millones de euros, al tiempo que dificulta de continuo el proyecto industrial.

Si ya resulta poco operativo un proyecto empresarial sin empresarios, dificultar con triquiñuelas administrativas el desarrollo de una actividad industrial en la que están comprometidas firmas relevantes, es un despropósito que vuelve a poner de manifiesto los intereses especulativos que desde hace décadas tratan de recalificar un suelo emblemático.

El suelo previsto por la universidad para el sector TIC multiplica todo el que actualmente ocupa el sector en Galicia. Dificultar o privar a la ciudad de nuevas implantaciones industriales no es aceptable en ningún caso. Los intereses a los que pueda estar prestándose de buena fe la Universidad, son desconocidos, pero desde luego no son los de la ciudad. El Ayuntamiento de A Coruña, conocedor del proceso, por el momento guarda silencio.

El tortuoso papel que han jugado durante estos años los distintos organismos ilustra sobre las dificultades para llevar a término cualquier proyecto industrial ambicioso. Quienes deberían trabajar de consuno para agilizar trámites, se obstaculizan mutuamente al servicio de pequeños intereses de parte. Faltan estructuras sólidas orientadas a captar financiación e implantaciones empresariales mientras abundan los proyectos bienintencionados pero sin capacidad financiera o gestora. Por ello crecemos en empleo precario y de baja cualificación, más expuesto ante cualquier cambio de ciclo. @mundiario

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