Manuel Olmeda

Desde tiempos inmemoriales, en este país, cualquier gobierno sale inmaculado aun plagado de tropelías. Sin embargo, la sociedad va abriendo los ojos con lentitud y los engañabobos ven su ocaso.

La irreflexión de las fuerzas catalanas y la permisividad interesada del gobierno central, ponen a España en grave riesgo de fractura. De héroes nacionales pasarán a ser tontos inútiles.

Dentro del trile, oneroso para el país, lo más grave es la judicialización de la política efectuada por Rajoy y la politización de la judicatura subrayada por Emilio Fernández.

Lo que apreciamos a diario, bien en el Parlamento Nacional bien en platós televisivos, nos conduce a una conclusión nada hiperbólica: España mantiene una trayectoria oscura y peligrosa.

En este país, bromas aparte constituye la proposición ideal, exacta, para respirar cuando recriminamos a alguien que lo tiene merecido. Tomado aire nuevo, seguimos machacando al interlocutor sin…

Casta se utilizó como arma idónea para llevar en volandas a personal que nutría el INEM, hacia pingües, ubérrimas, feraces, tierras. Ahora ellos son castuza corrupta y nauseabunda.

Desgraciadamente, en política y prensa se confirma el dogma –junto a un fanatismo aderezado de ribetes agresivos– que dificulta cualquier concierto social.

Pese a algunos intentos de fraude electoral en la primera vuelta, según se dice, los contendientes deben mostrarse abiertos a la exquisitez de aquellas viejas fórmulas del "pinto, pinto, gorgorito"

Desde tiempos inmemoriales, España sufre la peor plaga posible: tener políticos que siempre han mirado por sus intereses personales o partidistas sin importarles el destino a que sometían al pueblo.…

Cuando alguien se endiosa por un triunfo, fraudulento (como en este caso) o no, el auriga de turno -en este caso el pueblo español- debe hacerle bajar de la nube.

Sánchez, para conseguir su dicha, utilizó malos compañeros de ruta, pues son antagonistas de gran parte de la sociedad española. A medio plazo, llegará el invierno al PSOE.

Una moción de censura  se completa no solo con echar un ejecutivo, precisa orquestar el nuevo gobierno y dotarlo de proyectos que propicien cambios regeneradores.