Lo que deberías saber de las fantasías eróticas

Una pareja disfrutando el sexo. / Pixabay
Una pareja disfrutando el sexo. / Pixabay
Fantasear puede enriquecer la relación en pareja, aunque es importante mantener cierta intimidad sexual.
 
Lo que deberías saber de las fantasías eróticas
El mundo interior erótico de cada uno puede ser un gran aliado o un enemigo, dependiendo de lo que nos permitamos o no. Al conocernos un poco más y descubrir partes nuevas de nuestra sexualidad pueden surgir mil dudas al respecto.

Ahora bien, los sexólogos definen las fantasías como ideas o pensamientos que ponen en juego nuestra creatividad sexual. La capacidad de fantasear es muy saludable.

Todos los seres humanos alguna vez han tenido una fantasía y nueve de cada diez personas acostumbran a fantasear de un modo habitual. La fantasía sexual se empieza a despertar en la pubertad y nos acompaña el resto de nuestra vida. Una cosa es el deseo erótico y otra la fantasía sexual. La fantasía no está construida para que acontezca en la realidad, el deseo sí lo está. Como he comentado anteriormente una cosa es imaginarnos atracando un banco y otra muy distinta es desear atracar un banco.

El deseo es algo más que fantasía. La fantasía se queda en nuestro pensamiento, nada en nuestra cabeza y fomenta nuestra mente sexual creativa. En el deseo hay un componente de acción, una intención. Hay muchos estudios sobre las fantasías más típicas en cada sexo, pero las fantasías son muy personales y nunca podremos llegar a conocer la veracidad de los datos.

En los hombres, les gustan más los aspectos visuales, la acción, y suelen adjudicarse papeles más activos. Por ejemplo: recordar cosas que ya han hecho con su pareja o que les gustaría hacer con ella; imaginarse un encuentro con una persona conocida o famosa; Hacerse una película haciendo un trío o ver o ser visto practicando sexo.

Paralelamente, las mujeres tienden a ser más imaginativas, emotivas y románticas. Y las fantasías típicas son: recordar escenas sexuales con la pareja; Imaginar un encuentro sexual con una persona conocida o famosa. Probar algo nuevo o prohibido como ser atada, sexo en un lugar público o sexualidad en grupo; revivir una experiencia sexual pasada; hacer el amor en plan romántico e idílico; ser forzadas a mantener una relación sexual.

Por otra parte, hay que dejar claro que las fantasías son un terreno muy delicado y personal que, por supuesto, pueden enriquecer y beneficiar la relación sexual: aumentan la excitación, se pueden llegar a narrar durante el acto sexual escenificándolas, e incluso alguna puede llegar a convertirse en realidad. Pero al mismo tiempo es importante tener nuestra intimidad sexual.

Pero, para compartirlas lo primero es preguntarnos si nos apetece. Si la respuesta es sí, conviene empezar con las fantasías más ligeras. @mundiario

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