Los Millennials son menos infieles que sus padres
Un estudio ha revelado que la nueva generación no mira bien el traicionar a su pareja, como lo han hecho en el pasado sus progenitores.
Las nuevas generaciones caminan con la libertad como bandera. Van ligeros, sin ataduras, no se preocupan demasiado y no conocen de límites. Quizás por ello las actitudes en torno a las relaciones íntimas se han relajado significativamente y el sexo casual se ha ido imponiendo. Ante todo esto y con una sociedad cada vez más permisiva, resultaría sencillo creer que para los Millennials poner el cuerno es cualquier cosa. Pero, contrario a lo que se piensa, la ciencia ha descubierto que para la denominada Generación Y, la infidelidad es un hecho particularmente grave. Y que, además, los jóvenes hoy en día son más fieles de lo que una vez fueron sus padres.
Los resultados de un estudio realizado por el Instituto de la Familia en Estados Unidos son contundentes: mientras el 20% de los estadounidenses mayores de 55 años han declarado haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio, tan solo el 13% de los menores encuestados también ha admitido haberlo hecho. Lo que indica que que las aventuras extramaritales han sido impuestas principalmente por los llamados Baby Boomers y los miembros de la Generación X.
Estos datos no sorprenden, sobre todo si te toma en cuenta el hecho de que ha quedado demostrado que las nuevas generaciones tienen poco interés en el sexo y a pesar de ser más sociales y vivir en el universo de las posibilidades, los jóvenes son menos aventureros, sexualmente hablando, que sus predecesores. Esta podría ser una de las razones por las que son más reacios a la infidelidad. O también, como ha apuntado la profesora de psicología de la Universidad de San Diego en California, Jean Twenge, "cuando estás inmerso en una sociedad sexualizada y rodeado de apps que te prometen relaciones al instante, la infidelidad parece menos emocionante".
Esto no significa que los Millennials sean un ejemplo de castidad o que no sean infieles pero, todo indica que contrario a lo que se pensaría, la libertad y revolución sexual que caracteriza a las nuevas generaciones no significa un pase libre para traicionar a la pareja.
