Leonardo Lucatto: uno de los escorts de lujo más solicitados de Europa

Ama a hombres y mujeres por igual. Se define a sí mismo como un profesional dedicado a satisfacer a sus clientes, dentro de una profesión a la que dedicaba 24 horas al día. La prostitución de lujo en la que según él, no vendía solo su cuerpo, diferenciándose de los demás por su clase, su cultura y sus conocimientos en sexualidad, algo que por lo visto hizo que llegara a ser uno de los profesionales más demandados de Europa. Un escort que mientras le pagasen la tarifa propuesta trataba a todos sus clientes del mismo modo, señalando que entre ellos siempre había gente más simpática, menos simpática, más abierta o más cerrada, como los sacerdotes.

Lucatti de 35 años, ahora está casado y retirado del mundo de los escorts de lujo. En el libro que acaba de publicar "El guardián del diario secreto" no da nombres, pero asegura haberse acostado con políticos y futbolistas famosos, clientes que pagaban tanto por el servicio como por la discreción y la privacidad. En cuanto a los futbolistas, cuenta que pertenecían tanto al  Barça, como al Real Madrid, según Leonardo un nivel de Champions League. Algunos le hacían firmar un contrato blindado que le prohibía dar ninguna pista o detalle alguno vinculado a ellos, para lo que se aseguraban que fuera así presentándose con sus abogados para dejar todo firmado antes del encuentro sexual.

En el libro donde relata experiencias muy fuertes, también cuenta que fue su abuela la que le introdujo en el mundo de la prostitución, por el hecho de que tenía varias casas de alterne y había dedicado su vida a la profesión más antigua del mundo. Eso hizo que en su casa el sexo nunca fuera un tabú, por lo visto, la abuela les contaba en qué consistía la profesión, algo nada fácil, un mundo al que él decidió dedicarse de forma plena y exclusiva con un único objetivo: ser el mejor. Especializado en bondage, nunca cobró menos de 150 € la hora, aunque si le solicitaban servicios adicionales la cifra podía llegar a los 500 €.

En su libro cuenta como hay grandes ejecutivos que preferían acogerse al rol de sumiso cuando practicaban sado y también como le contrataban muchísimas mujeres, ejecutivas solteras que le pagaban para que fuese con ellas a alguna fiesta y que no querían al típico creído. También ha vivido muchos casos de "mi marido no llega" frase que se le quedó grabada, llegando a la conclusión de que el marido no las satisfacía porque no sabían cómo tratarlas o dónde tocarlas. Lo que para él, no era ninguna infidelidad, porque en realidad estaban intentando recuperar el amor de sus parejas. Acudían a sus servicios para descubrir su sexualidad con lo que después conectar mejor con sus maridos.

Según este maestro del sexo ya retirado no es lo mismo un gigoló (que solo sirve a mujeres), que un chapero (solo va con chicos) o un escort, alguien que ofrece servicios de compañía completos, tanto para hombres como para mujeres y de alto nivel.