Los compradores de bragas usadas aumentan gracias a webs especializadas

Hombre comprando por internet. / P.com
Hombre comprando por internet. / P.com

El desarrollo de portales como Panty.com ha permitido que los compradores disfruten de su fetichismo de manera discreta y segura.

Los compradores de bragas usadas aumentan gracias a webs especializadas

El erotismo mueve al ser humano de un modo tan intrínseco como la simple y necesaria respiración. Aquello que nos gusta, que deleita nuestros sentidos de cierta forma, es foco de nuestra atención y nos incita a realizar actuaciones de todo tipo: desde la adquisición de algún producto, ingerir ciertas comidas o mantener contacto con unas personas sí y otras no.

En la misma línea nos topamos con el fetichismo: la excitación erótica a través de un objeto fetiche. Frecuentemente estos objetos son prendas de vestir como sujetadores, medias, bragas, zapatos… y para que estos objetos entren en la categoría de fetiches debemos desechar todo aparato fabricado con el fin de la estimulación o juego sexual. Este tipo de erotismo propio del fetichismo tiene un componente imaginativo elevado y quien disfruta de ello también lo hace fantaseando con esos objetos entre sus manos.

Sin lugar a dudas, los objetos que más éxito están teniendo en los últimos años son las bragas usadas. Ya hablamos en MUNDIARIO de este fetichismo japonés que ahora seduce a Occidente y que, concretamente en España se ha convertido en un negocio que ha triplicado sus ventas en 2018. Cada vez más hombres compran ropa interior femenina usada y lo hacen con la garantía de una compra anónima y discreta gracias a, entre otras, la página Panty.com. También las mujeres disfrutan de una venta reservada y segura.

Web Panty.com

Web Panty.com

Para los compradores de bragas usadas el objeto es más excitante que la persona en sí y su interés radica principalmente en adquirir esas prendas femeninas usadas y en la mayoría de las ocasiones sin lavar. Reciben su pedido en casa, en un paquete perfectamente precintado preservando así la esencia de esa prenda íntima usada.

Se trata de un tipo de coleccionismo que practica mucha gente joven, trabajadores o estudiantes, incluso padres de familia, tal y como atestiguan desde una de las páginas de compra-venta de prendas usadas. Todos ellos disfrutan de su fetichismo y del poder de su imaginación gracias a una de estas prendas entre sus manos. Los precios pueden variar de los 25€ a los 100€, dependiendo de cuánto tiempo se hayan usado las bragas, cuánto de sucias estén o para qué se hayan usado, incluso algunas adquieren un precio muy superior.

Mientras que en Japón existen máquinas expendedoras de bragas usadas, en países como Francia, España, Italia o Reino Unido, donde la compra y venta de bragas usadas está de moda, los fetichistas solo pueden acceder a sus objetos fetiches a través de las páginas web especializadas en estos productos. Lo mejor es que la discreción de la compra está asegurada.

Los compradores de bragas usadas aumentan gracias a webs especializadas
Comentarios