Los vuelos orbitales: ¿abren la oportunidad a España del turismo espacial?

La carrera espacial de los supermillonarios en sus vuelos orbitales que estamos asistiendo, puede abrir a España la oportunidad del turismo espacial desde suelo español. Hacen falta iniciativas que vendan algunos de los mejores emplazamientos en Europa.
¿Quién dijo que los OVNIS no existen? Estamos asistiendo a una guerra comercial y publicitaria por ver quién mandan más naves tripuladas al espacio. Emulando a los extraterrestres, estamos dispuestos a colonizar otros planetas próximos. Hasta el punto que ya se empieza a hablar de una nueva clase turismo: el turismo espacial para sobrepasar la atmósfera y hacer el mono en la ingravidez.
Algunos millonarios ociosos están invirtiendo parte de sus fortunas en hacerse querer y hacer que hablen de ellos creando misiones que surquen el espacio sideral. Algunos incluso flirtean con alcanzar la Luna. Pero no para fines científicos, sino tener a medio planeta atónitos en las pantallas mientras retransmiten en directo y en diferido sus paseos flotando dentro de la nave. Cosa de caprichos de rico, dirán algunos. O pura envidia, otros.
Eso sí, se dejan llamar de todo por un absurdo favor a la humanidad al democratizar lo que hasta ahora estaba restringido a las agencias internacionales del espacio. Mientras en la Tierra agonizamos con el carbono, ignoramos la emergencia climática, la pobreza, la desigualdad, la hambruna y la obesidad por igual del planeta, las guerras, los 4 millones de muertes por la pandemia del COVID en tiempo récord, y estrujamos el limón de la vida inteligente para dar paso a otra inteligencia artificial, los OVNIS terrícolas viajan rumbo a la ingravidez para volver en cuestión de minutos. Que no se diga que no es un coitus interruptus.
No voy a valorar el derroche o no de recursos (privados) en estos caprichos de rico. Pero estoy seguro que a los más adinerados del DAX y del EUROSTOXX (que son los que modestamente más conozco) no se les habrá pasado por la cabeza tal excentricidad. Como siempre, son los nuevos pistoleros del Oeste americano quienes subidos en sus UFOS o aeronaves tripuladas quieren airear de lo que son capaces con tanta pasta.
Ignoro si existe vida inteligente en el universo. Presumo que el mero hecho de afrontar tal cuestión desde tantos alistamientos, algo de verdad puede esconder. Confío no solo en su espíritu pacífico sino también en un nivel de maduración superior al terrícola, por la cuenta que nos trae. Porque lo que sí es seguro es que en la Tierra cada vez hay menos vida inteligente. Nunca antes habíamos destruido el planeta pero no por descuido sino por avaricia económica de los ricos del petróleo, de los fabricantes de los mayores contaminantes de la atmósfera y por el oligopolio de las energéticas, consentidos todos ellos por los políticos de todo signo, mientras la casta política adula e ingresa a través de las puertas giratorias en sus consejos asesores y/o de administración cuando son apartados de la función pública.
Y si no no hay más que mirar a la Alemania de la cancillera Angela Merkel (por no referirme siempre a los ex ministros españoles) que ha defendido recientemente en una gira por EEUU y encuentro con el presidente Joe Biden(éste sí que la recibió con todos los honores), la idoneidad de conectar el gas soviético con Europa a través de Alemania, en lo que se conoce como Nord Stream 2. Pronto se olvida, que el excanciller socialdemócrata Gerd Schröder, tras ser derrocado por Merkel entró a formar parte de la plantilla bien remunerada de GazProm, el gigante gasístico ruso con el mayor sistema de transporte de gas del mundo, y el más beneficiado de la venta de un combustible fósil a la rica Europa, pero causante del efecto de gas invernadero y carbonización de la atmósfera.
Nord Stream 2 no es tanto una cuestión geoestratégica de independencia energética europea, sino de incongruencia con el estado de emergencia climática que estamos asistiendo al destruir la atmósfera. Merkel mandó cerrar hace unos años todas las centrales nucleares en suelo alemán y lo propio hará con las de carbón, por aquello del compromiso con la lucha contra el cambio climático, pero mantiene intacto la dependencia del gas ruso de un derivado del petróleo. Y se reafirma en oponerse al embargo de EE.UU. contra la Rusia de Vladimir Putin, entre otras razones porque Merkel dice que perdería buena parte de los 10.000 millones de euros hasta ahora invertidos, en buena parte desembolsados por empresas alemanas.Pero como los OVNIS, la falta de perspectiva y la hipocresía en política, nos hacen mirar para otro lado. Y los telediarios aprovechan para contarnos con todo lujo de detalles las carreras espaciales de los nuevos ricos egocéntricos (y sin ánimo de ofender): Branson, Bezos y próximamente de Elon Musk (fundador de Tesla). Unos años antes, en el 2012 la marca Red Bull financió el primer salto de un paracaidista desde la estratosfera, que fue todo un acontecimiento mediático y la mejor campaña que publicidad que podría haber imaginado una compañía como esta de bebidas energéticas.
¿Se imaginan que el fundador de Inditex, Amancio Ortega, otra de las fortunas más ricas del mundo, anunciara que se va a dar el capricho de un viaje orbital ? Si donando unos cuantos millones a la Sanidad pública española para el tratamiento del cáncer fue motivo de trifulca política por parte de indigentes intelectuales de moral inmoral que escupen a la cara, pero cuando nos damos media vuelta son los primeros en acudir a sanatorios privados, cuesta no pensar algo más mayúsculo en los pasillos del Parlamento, tertulias y mítines electorales.
Mientras tanto, en esta fiebre por la carrera espacial, España primera potencia mundial del turismo, no quiere quedarse atrás. En vez de reconvertir el turismo de sol y playa para quitarse de encima paisanos de bajo presupuesto, borracheras, camisetas del super y embarcados en aeronaves de low cost, no tiene quien financie por ahora los vuelos orbitales para una clase exclusiva desde suelo español. Pero seguro que algún día saldrá alguien de la Moncloa ofreciendo el desierto de Almería o el de Monegros en Aragón como base de lanzamientos para los turistas extranjeros de visa negra. Si ya lo hemos hecho para que Hollywood y la industria del cine norteamericano ruede en suelo español -a petición de nuestro jefe de gobierno Sánchez-, por qué no apostar por la carrera del turismo espacial.Mientras eso llega, España se ha lanzado a crear la Agencia Espacial Española, y la Generalidad de Cataluña la suya propia: la Agencia Catalana Espacial. Nos ha entrado el antojo de los OVNIS y como con la Agencia Estatal de Metereología parece que vamos camino de clonar en las otras 17 comunidades autonómicas las agencias espaciales, aunque en el intento no tengamos para comer. Eso sí, sin tener en cuenta que España es miembro fundador de la ESA (Agencia Espacial Europa), con cada vez más implicación de empresas privadas y centros científicos en distintas misiones espaciales como Galileo, la Estación Espacial Internacional (EEI), los satélites de observación de la Tierra o el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la ESA en Villanueva de la Cañada (Madrid).
Como nos va un potosí presumir, no llegamos a fin de mes, la gente se muere de Covid, engrosamos las listas de parados en Europa y agrandamos las bolsas de pobreza en el país, pero los OVNIS son los OVNIS. Si Fernando Jiménez del Oso, que tanto estudió el tema de los extraterrestres en la televisión, levantara cabeza... @mundiario