¿Por qué los terremotos en Turquía fueron tan devastadores?

Rescatistas en el terremoto de Turquía. / RR.SS.
Rescatistas en el terremoto de Turquía. / RR.SS.

Turquía está ubicada en medio de una zona de alta actividad sísmica, rodeada de una gran falla y de varias placas tectónicas que suelen chocar intensamente entre sí.

¿Por qué los terremotos en Turquía fueron tan devastadores?

Los dos terremotos que han sacudido Turquía y Siria han dejado miles de muertos, heridos e infraestructuras colapsadas. No solo se ha convertido en uno de los movimientos telúricos más trágicos de los últimos años, sino que el área afectada ha sido extremadamente grande, con cerca de unos 500 kilómetros y otros 14 países que sintieron la energía de la tierra desde la madrugada del lunes.

La magnitud estimada para el primero fue de 7,8 grados en la escala de Richter, mientras que el segundo, que se produjo en plenas labores de rescate de damnificados alrededor de la una de la tarde hora local, ha sido determinado como un seísmo de 7,5 grados. Las autoridades temen que pueda ocasionar más consecuencias devastadoras que las que tuvo el terremoto de 1999, cuando 17.000 personas murieron en Turquía por un seísmo que sacudió el mar Egeo.

Las autoridades dieron un balance preliminar de víctimas mortales al final de la primera jornada de labores de búsqueda y rescate, en el que detallaban que unas 4.300 personas habrían perdido la vida, unas 19.000 han resultado heridas y cerca de 3.000 edificios quedaron destruidos.

El propio presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decretó el duelo nacional y ha admitido que teme que se transforme en una de las mayores tragedias del país con un número de víctimas que puede ascender drásticamente conforme las tareas de salvamento vayan accediendo a zonas más incomunicadas. El mandatario ha calificado estos terremotos como los peores seísmos desde el Erzincan de 1939, en el que murieron casi 40.000 personas.

Pero, ¿por qué estos movimientos telúricos han sido tan devastadores para estos países y por qué Turquía tiene un historial de tragedias sísmicas?

La falla de Anatolia

Turquía se encuentra en una zona muy especial. Socialmente hablando, se trata de una región en la que confluyen muchas culturas, debido en parte a su posición estratégica como puente entre Europa y Asia, así como puerta de entrada a Oriente Próximo, su salida al mar Negro por el norte, su conexión con Grecia y a su fachada frente al África a través del Mediterráneo. Desde el punto de vista geológico, la mayor parte del país está dentro de una zona altamente conflictiva en la que las placas tectónicas hacen de las suyas.

En Turquía confluyen hasta tres placas tectónicas: la de Anatolia, la Arábiga y la de África. De hecho, también está rodeada por la placa Euroasiática, pero esa bordea el país por el norte, mientras que los seísmos esta vez han ocurrido en el sureste. Según los especialistas, citados por la BBC, se cree que estos últimos temblores se han producido en el este de la placa de Anatolia, que recientemente ha estado muy activa y que ha desencadenado varios terremotos de magnitudes superiores a los seis grados.

La clave para entender a fondo los terremotos es la gran y famosa falla de Anatolia. Una falla es como se le conoce a una fractura sobre el terreno, que acumula la energía provocada de la fricción de las placas tectónicas cuando se mueven y chocan entre sí bajo tierra. Cuando se libera la energía, es cuando se producen los movimientos telúricos, cuya magnitud e intensidad son causadas además por otros factores.

En este caso, la falla está dividida en dos partes: la de Anatolia Norte que recorre la costa septentrional turca hasta el estrecho de los Dardanelos y el mar interno de Estambul que se conoce como Mármara; mientras que la falla de Anatolia Este parte del golfo de Alejandría en el Mediterráneo y se adentra hasta la frontera con Siria.

La convergencia de tantas fallas y de placas hacen que la zona en la que se encuentra la mayor parte del país sea un enclave de actividad sísmica constante que, a diferencia de la volcánica, no presenta señales con anticipación para predecir cuándo sucederá un terremoto. La liberación de la energía, según explican los expertos, es súbita, por lo que el movimiento de la tierra reacciona de esa manera en la superficie.

La magnitud y la intensidad de un terremoto

Según las estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos (GSUS), el primer terremoto del lunes registró una magnitud de 7,8 grados en una escala de 12, que representa una gran cantidad de energía liberada y lo convierte en uno de los mayores movimientos sísmicos de los últimos años. De acuerdo con Juan Vicente Cantavella, director de la Red Sísmica Nacional en entrevista con RTVE, “la magnitud representa la energía liberada, mientras que la intensidad lo que mide es cómo vibra el suelo cuando ha habido un terremoto en cada uno de los lugares donde lo observemos”.

El experto explica que la intensidad, por el contrario, está relacionada con la cantidad de daños que produce sobre la superficie y qué tanto se ha sacudido la tierra. En ese apartado también tiene que ver la profundidad del seísmo, que en este caso ha sido solo de unos 18 kilómetros, según la BBC. La explicación de los expertos alega que, cuanto más profundo suceda un movimiento telúrico, mayores cosas tendrá para amortiguar el impacto sobre la superficie.

Sin embargo, son muchos los factores que inciden para que un terremoto sea tan mortífero, más allá de la magnitud con la que se produce o la intensidad que refleja en la superficie. La solidez de las construcciones hace parte de un punto muy válido, pues la región del sureste de Turquía está bastante empobrecida y sus infraestructuras son relativamente susceptibles a seísmos, pese al historial del país con los temblores. Sin embargo, muchos expertos han sembrado la duda en si alguna estructura estaría lo suficientemente preparada como para aguantar la fuerza de un terremoto de 7,8 grados. @mundiario

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