Una peligrosa plaga de langostas pone en alerta a Sudamérica

Plaga de langostas en Argentina. Twitter @SenasaAR
Plaga de langostas en Argentina. / Twitter @SenasaAR

Los expertos han advertido de que las ‘nubes’ de estos insectos son terriblemente peligrosos para los cultivos, ya que pueden consumir la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas.

Una peligrosa plaga de langostas pone en alerta a Sudamérica

Convertida en el actual epicentro de la pandemia, con más de 100.000 muertos por coronavirus a la sombra y una crisis que podría hundir a 16 millones de personas en la pobreza extrema, América Latina enfrenta otro dramático problema: una peligrosa plaga de langostas que amenaza los cultivos de Argentina, Brasil y Uruguay.

La manga de insectos se ha instalado en el norte argentino desde finales de mayo, procedente de Paraguay y, según ha informado la delegación brasileña de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), podría avanzar hasta territorio uruguayo y brasileño en los próximos días.

Las autoridades han explicado que la ‘nube’ de langostas está compuesta de la especie Schistocerca cancellata, conocida por sus peligrosos alcances: puede recorrer hasta 150 kilómetros por día; un enjambre de 15 kilómetros cuadrados de extensión llega a contener cerca de 40 millones de insectos; y un enjambre de una extensión de un kilómetro cuadrado puede consumir la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas en un día.

 

En ese sentido, los expertos de la FAO han aclarado que la especie se alimenta de cultivos de cereales, pastos y otras gramíneas; pero no atacan a seres humanos ni a animales. Además, el jefe del programa de Control de Langostas y Tucuras del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Héctor Medina, ha detallado que estas langostas no implican un riesgo para las personas, puesto que no son vector de ninguna enfermedad.

Sin embargo, la plaga rural -que puede convertirse en urbana llegando a pueblos y ciudades- ha encendido las alertas agrícolas, ya que el fenómeno podría impactar de forma directa la actividad agrícola y, además, de forma indirecta la actividad ganadera, al destruir los recursos forrajeros y, por si fuera poco, producir daños en la vegetación nativa. @mundiario