La NASA denuncia “riesgos innecesarios” por la caída de cohetes sin control

El cohete Falcon 9 con la cápsula Dragon reutilizada. / NASA.
El cohete Falcon 9 con la cápsula Dragon reutilizada. / NASA.

El administrador de la agencia espacial estadounidense ha criticado que las actividades de China podrían “costar vidas”, después de que Pekín permitiera el impacto de la nave.

La NASA denuncia “riesgos innecesarios” por la caída de cohetes sin control

Los restos del cohete chino descontrolado que generó una alarma global por desconocerse dónde caería, el Larga Marcha-5B Y4, han terminado en el océano Pacífico sur después de dar la vuelta al mundo. Aunque la mayor parte del módulo de 20 toneladas finalmente fue desintegrada a su paso por la atmósfera, el desconcierto a raíz de la falta de información por su caída ha provocado el malestar de muchas organizaciones y expertos.

Las caóticas órbitas de los dispositivos chinos hacían difícil calcular la trayectoria que seguiría el cohete. Finalmente ha dado la vuelta al mundo pasando por la Península ibérica, una ruta complicada que alertó a varios aeropuertos españoles incluso ordenando el cierre del espacio aéreo. La chatarra golpeó la atmósfera en las aguas Pacífico sur, sin causar destrozos conocidos y con buena parte de su composición desintegrada por la fricción generada al caer, según el Ejército de EE UU.

“Una vez más, la República Popular China está asumiendo riesgos innecesarios”, ha criticado el administrador de la NASA, Bill Nelson. “No compartieron información de trayectoria específica que se necesita para predecir las zonas de aterrizaje y reducir el riesgo”, ha explicado el experto.

“Es fundamental que todas las naciones que realizan actividades espaciales sean responsables y transparentes en sus actividades espaciales”, ha reclamado Nelson, que aseguró que este tipo de chatarra espacial “muy bien podrían resultar en daños importantes o pérdida de vidas”.

El problema de la basura espacial

Los expertos de otras agencias espaciales manejan diversas maneras de evitar que la basura espacial vague simplemente sin rumbo por el cosmos. Algunos reservan un poco de combustible o al menos se aseguran de que el dispositivo tenga algo de control en su sistema de orientación para procurar que caiga en zonas despobladas.

Pero China no sigue estas políticas preventivas. Se trata de la tercera ocasión desde 2020 que un cohete espacial chino causa un riesgo a gran escala, la cuarta si se toma en cuenta que una nave perdida de ese país colisionó con la Luna este año. El último fue en julio de este año, cuando un módulo de 30 toneladas cayó en el océano Índico, en algún punto entre la India y Sri Lanka.

Acerca de la caída de este cohete, Pekín le ha restado importancia. “Este tipo de cohete usa tecnología especial diseñada para que la gran mayoría de los componentes se destruyan durante el reingreso a la atmósfera y la probabilidad de causar daños a la aviación y a actividades en el suelo es extremadamente baja”, ha asegurado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian.

Uno de los principales problemas de la humanidad que concierne al espacio no es otro que el de la basura espacial, una situación que se acerca a la crisis toda vez que este año se batieran récords de hasta 10 toneladas de chatarra alrededor de la atmósfera de la Tierra. Ello convierte a la órbita baja de nuestro planeta, toda región que no supere los 2.000 kilómetros de distancia de la superficie, en el “vecindario” más sucio y lleno de escombros del cosmos. @mundiario

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