Los migrantes ibéricos llevaron la agricultura a África hace 7.400 años

Los investigadores analizan restos humanos neolíticos hallados en Marruecos. / SINC
Los investigadores analizan restos humanos neolíticos hallados en Marruecos. / SINC

Los análisis arqueológicos y genómicos de restos hallados en Marruecos revelan que los europeos cruzaron el Estrecho y transmitieron sus conocimientos a los nativos magrebíes.

Los migrantes ibéricos llevaron la agricultura a África hace 7.400 años

En el norte de África el estilo de vida cambió de la caza y la recolección a la agricultura y la ganadería hace unos 7.400 años. Es un proceso natural, durante miles de años los europeos vivían exactamente igual, del rebusque nómada en un vasto continente apenas poblado después de la última glaciación, hasta que conocieron a los antiguos migrantes provenientes de la región de Anatolia, en la actual Turquía, cuyas culturas estaban basadas en vivir de la tierra, el pastoreo y el sedentarismo.

Se sabe que el paso de los migrantes por la costa norte del Mediterráneo fue efímero, duró tan solo unos 100 años, pero bastó para que coexistieran con los europeos nómadas en tiempos conflictivos, pero en los que también hubo mestizaje entre los clanes locales y los agricultores. Ello da pie al inicio de la era del Neolítico en el Viejo Continente, que sentó las bases de la civilización.

Pero uno de los mayores enigmas de la ciencia es cómo llegó la agricultura al norte de África. ¿Acaso los europeos llevaron la cultura agraria al Magreb o fueron los propios levantinos los que llevaron sus conocimientos hasta los locales? También se sopesaba la posibilidad de que los nativos al norte del desierto del Sáhara pudieron haber dado con la clave y desarrollar su propia cultura sedentaria, igual que otras culturas del resto del mundo. A diferencia de la otra orilla del Mediterráneo, en el Magreb no se tenían pruebas hasta ahora, que un estudio liderado por la Universidad de Uppsala (Suecia) y las de Burgos, Córdoba y Huelva y científicos marroquíes ha podido dar con la respuesta a través del estudio del ADN de ancestros granjeros.

Según la investigación publicada en la revista especializada Nature, parece ser que fueron los migrantes ibéricos los que transmitieron su cultura a los nativos magrebíes, aunque las otras dos opciones sobre la mesa también tuvieron que ver. El proceso del inicio de la actividad agrícola en la región africana fue lento y se produjo en múltiples fases. La clave para determinar esta pieza que completa un complejo rompecabezas de la historia ha sido el análisis arqueológico y genético de dientes y huesos desenterrados en varios yacimientos de Marruecos.

Inmigrantes ibéricos en el norte de África

La evidencia que comprueba la teoría de los migrantes ibéricos fue hallada en la cueva de Kaf Taht el-Ghar, en la costa norte del Estrecho del lado marroquí, donde se hallaron restos humanos neolíticos, semillas y trozos de cerámicas decorados con conchas de moluscos, datados de hace 7.400 años. Eran restos prácticamente idénticos a los que se han podido encontrar en España. El análisis de ADN de los individuos hallados en este yacimiento determinó que era en un 75 % idéntico al otros hallados en la Península Ibérica, con aproximadamente un tercio de nativo norteafricano, y que tenían rastros genéticos de los clanes europeos recolectores originales.

La conclusión principal del proyecto es que un grupo de granjeros ibéricos llegó al norte de África, cruzando el Estrecho probablemente en barcas a remo, coexistió con las tribus locales (tal y como sus ancestros hicieron con los migrantes anatolios) para cruzarse con ellas y asentarse con las ideas culturales de la agricultura y el sedentarismo, unos mil años antes de lo que se pensaba como el periodo estimado de la aparición de estas prácticas neolíticas en el continente africano.

El norte de África recibió entonces dos grandes migraciones en la era neolítica en un plazo de apenas mil años, que siguió hasta las costas del Mediterráneo, la norte y la sur. Pero en otro yacimiento, Ifri n’Amr o’Moussa, se encontraron restos que datan de al menos un siglo posterior donde también se han encontrado semillas, cerámica y rastros de la ganadería, pero sus habitantes son totalmente magrebíes autóctonos.

La explicación radica en que siglos después de la interacción con los ibéricos, las poblaciones locales se adaptaron a la vida sedentaria, a pesar de que no se mezclaron con los migrantes, de manera similar como las tribus recolectoras europeas que se mantuvieron fieles a sus tradiciones nómadas y no se reprodujeron con los que llevaron la agricultura al Viejo Continente.

“Es algo nunca visto”, señala Cristina Valdiosera, bióloga molecular de la Universidad de Burgos y coautora del trabajo. “En Europa los cazadores y recolectores nunca asumieron el modo de vida neolítico por sí mismos, siempre fue por absorción”, indica la investigadora, que recalca que se trata de un proceso atípico y completamente novedoso en la época antigua.

Una segunda oleada migratoria de Oriente Próximo

Antes de la llegada de los primeros agricultores, las tribus del norte de África estaban al borde de la extinción con poco más de un millar de habitantes, por lo que la diversidad genética recién llegada los salvó de la endogamia. Pero el estudio también confirma que apenas unos mil años tras el asentamiento de los ibéricos, al norte de África llegó una segunda oleada migratoria neolítica procedente de Oriente Próximo, que siguió la costa del Mediterráneo sur hasta llegar a Marruecos.

Los análisis de ADN de esas personas que vivieron hace 6.400 años, halladas en Skhirat-Rouazi, presenta en parte importante una marca genética procedente de Oriente Próximo, que sigue presente hoy en día en las actuales poblaciones del Magreb y en los guanches en Canarias, pues son descendientes de inmigrantes llegados del norte de África. Ahí es donde se documenta por primera vez el pastoreo en la región. En yacimientos datados de años posteriores se pueden encontrar mestizos al completo, con genes ibéricos, nativos magrebíes y de pueblos levantinos. @mundiario

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