Gigante, extraño y rocoso: así es el planeta que no debería existir

Fotografía de ilustración por Mark Garlick, University of Warwick, National Geographic.
Fotografía de ilustración del TOI-849b, por Mark Garlick, University of Warwick. / National Geographic.

Científicos han hallado el misterioso TOI-849b a 730 años luz de distancia, y sus características -totalmente extraordinarias- continúan intrigando a los expertos…

Gigante, extraño y rocoso: así es el planeta que no debería existir

No es un secreto que entre los campos estelares de la galaxia se han descubierto miles de planetas -especialmente durante la última década- y aunque la mayoría de ellos comparten ciertas características (son planetas grandes y gaseosos en órbitas estrechas o supertierras más grandes que nuestro hogar pero inferiores a Neptuno), hay uno que ha logrado romper todos los esquemas de los astrónomos: el gigante TOI-849b.

Científicos han hallado el misterioso planeta a 730 años luz de distancia, orbitando alrededor de una estrella de tipo solar  y con unas particularidades inexplicables: enorme tamaño, masa 40 veces mayor a la de la Tierra y con una atmósfera prácticamente nula.


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El astro fue descubierto con el detector de planetas TESS, un telescopio espacial de la NASA en órbita con la Tierra, y gracias al método del tránsito -que estudia las variaciones de luz- se ha confirmado que TOI-849b (TESS Object of Interest) completa el giro a su estrella cada 18 horas y tiene una temperatura superficial aproximada de 1500 ºC.

Las observaciones, publicadas en la revista Nature, también han revelado que el planeta rocoso es aproximadamente 3,4 veces más ancho que la Tierra, o lo que es lo mismo: un 85% más ancho que Neptuno, aunque con el doble de masa.

"Es muy difícil que exista un planeta tan masivo y denso como el TOI-849b y que no sea un gigante gaseoso", ha explicado el investigador de exoplanetas de la Universidad de Warwick y autor principal del estudio, David Armstrong. "Algo tiene que haber fallado en el proceso de formación", añadía sobre el planeta que técnicamente ‘no debería existir’.

Todo esto ha llevado a los científicos a barajar tres hipótesis respecto a la formación del cuerpo celeste: 

> El estancamiento causado por una brecha en el disco de polvo y gas que rodeaba a su estrella y que dejaba al planeta sin material que captar.

> El choque con otros embriones planetarios de tamaño similar que provocó que su núcleo rocoso se agrandara, despojándolo además su atmósfera.

> Que TOI-849b no sea un planeta rocoso, sino más bien el núcleo expuesto de un enorme planeta gaseoso que se ha perdido su atmósfera gracias a la cercanía con su estrella. 

"Estos son los objetos que permiten seguir desarrollando teorías y por eso, los campos de exoplanetas y ciencia planetaria son tan fascinantes", ha afrimado el coautor del estudio, Ravit Helled, de la Universidad de Zurich. "Ya sabemos que los planetas como TOI-849b son raros, pero existen, y ahora tenemos que averiguar cómo y por qué se formaron", concluía. @mundiario