Los antiguos nativos sudamericanos tenían ascendencia neandertal y denisovana

Neandertal. / RR SS.
Neandertal. / RR SS.

Gracias a la secuenciación genómica de los primeros pobladores de Sudamérica, se ha descubierto una nueva ruta migratoria desde Uruguay hasta Panamá.

 

Los antiguos nativos sudamericanos tenían ascendencia neandertal y denisovana

Los antiguos nativos sudamericanos son descendientes de las primeras especies humanas. Un nuevo estudio ha determinado, a través de la secuenciación del genoma de restos de indígenas milenarios, que los primeros habitantes del subcontinente reflejan a la perfección el mestizaje que se presume ocurrió entre los neandertales, denisovanos y los humanos modernos.

En la actualidad el Homo sapiens sapiens es la única especie humana con vida conocida. Somos nosotros, los humanos modernos. Aunque en el pasado convivimos en el mismo espacio y tiempo que otros de nuestros parientes como el neandertal, que pobló el continente euroasiático hasta su misteriosa y drástica desaparición hace tan solo 40.000 años.

Gracias a la secuenciación genómica de los restos de los primeros humanos, llevada a cabo por numerosos estudios científicos en ancestros, se ha determinado que los europeos y los asiáticos tienen algún porcentaje de descendencia neandertal. Incluso tras el descubrimiento de la especie denisovana a partir de un dedo secuenciado genéticamente, se conoció que esos seres humanos también convivieron con los neandertales y habrían dejado descendencia, especialmente en regiones de Siberia, Asia Oriental y Oceanía.

De esta manera se cree que prácticamente todas las poblaciones del mundo tienen ascendencia neandertal y denisovana, con la notable excepción de aquellos en el África subsahariana donde nació el hombre moderno. Pero esa versión se torna difusa en América Latina, un caldo de culturas donde los genes neandertales se vinculan a la llegada de los europeos que modificó la composición genética de las tribus indígenas, y el proceso de mestizaje que terminó moldeando la compleja sociedad latinoamericana.

Más denisovano que neandertal

De acuerdo con la investigación, publicada en la revista académica Proceedings of the Royal Society, científicos estadounidenses y brasileños de la Universidad Florida Atlantic (FAU) y la Universidad de Emory en colaboración con la Universidad de la República del Uruguay, se analizaron los dientes de un nativo con 1.500 años de antigüedad del departamento de Rocha, así como otros restos dentales hallados en Pedra do Tubarão y Alcobaça, en el estado de Pernambuco, en el nordeste.

Los genomas de estos seres humanos fueron contrastados entre sí y los resultados genéticos de una decena de estudios anteriores, de los pocos realizados en América Latina. Los resultados concordaron, existe ADN neandertal en los restos de indígenas milenarios, pero también determinaron que algunos individuos como los uruguayos y los panameños estudiados poseen incluso más material genético de origen denisovano que neandertal.

“Las muestras antiguas de Uruguay y de Panamá, solamente ellas, tienen una señal genética mayor de denisovano que de neandertal”, señaló el arqueólogo brasileño André Luiz Campelo dos Santos, autor del estudio. “Es algo muy intrigante que aún no podemos explicar”, ha declarado el experto.

“Encontramos también una señal genética de Australasia. Esto significa una señal mayor de afinidad genética con individuos modernos de Oceanía, incluyendo Australia y Papúa Nueva Guinea, que con otras poblaciones no americanas”, indicaron los expertos. “En otras palabras, hay una señal de afinidad genómica mayor con individuos de Oceanía que con individuos de Europa o de Asia, por ejemplo”, en el caso de los restos sudamericanos estudiados.

Una nueva ruta migratoria

Los expertos del estudio recuerdan que el continente fue el último en ser habitado por el ser humano. La ciencia considera que los primeros pobladores americanos provenían de Asia Central (Mongolia o Siberia probablemente), y que llegaron hasta lo que ahora se conoce como el estrecho de Bering, que en el pasado fue un puente terrestre entre Rusia y Alaska. De allí los migrantes se asentaron en Canadá, hasta dispersarse hasta la Patagonia argentina a través de la costa del Pacífico y la cordillera de Los Andes.

Pero la nueva investigación revela que después de esa migración, ocurrió otra, pero en sentido contrario. Los expertos realizaron análisis en los que comparaban material genético y las edades de los sujetos de estudio, “por ejemplo, cuando haces un análisis genealógico ves quién era el abuelo, el padre y el hijo. Nuestro análisis filogenético busca ver quién sería el ancestro y quién el descendiente”.

Así determinaron que los ancestros, en general, eran de América del Norte y que su descendencia ya estaba por Centroamérica y América del Sur. “por lo que la migración debe haberse iniciado en Norteamérica y luego descendido hasta Sudamérica”. Pero ahora Campelo dos Santos y sus colegas describen una nueva ruta migratoria en el sentido opuesto, que abarcó toda la costa Atlántica americana.

“Encontramos una similitud muy grande entre los genomas de Uruguay, el sureste de Brasil, el noreste de Brasil y Panamá”, indican. “Creemos que el origen de esa similitud está en el sureste de Brasil. De allí hubo una expansión tanto al noreste de Brasil como a Uruguay, y desde Uruguay también otra expansión hacia el norte”, alegan los investigadores, que describen un paso de más de 5.200 kilómetros hace unos 1.500 años.

Pese al descubrimiento, el estudio saca a relucir nuevas dudas. ¿Cómo llegó el ADN denisovano, prácticamente ausente en los restos de América del Norte, hasta Uruguay si debieron haberse replicado en todo el continente?. Los investigadores no lo saben, pero plantean una hipótesis que explicaría que el paso por Alaska no fue el único cruce fronterizo, sino que pueblos primigenios de Australia, Melanesia y Nueva Zelanda pudieron haber llegado a América por el Pacífico sur, quizás por una cadena de islas antiguas que han quedado bajo el fondo del mar. @mundiario

Comentarios