Y por fin, ¿quién lo escribió?

Peter Sellers como el Inspector Clouseau / brothers-ink.com
Peter Sellers como el Inspector Clouseau / brothers-ink.com

Dice mi amigo Obdulio que, si el lector simpatiza con el presidente de los Estados Unidos, este texto le va a encantar. Sobre todo, si tiene un buen sentido del humor. El lector, no el presidente, claro.

Y por fin, ¿quién lo escribió?

Llega el Obdu y, sin darme tiempo a darle los buenos días, me dispara:

-¡Qué semana más entretenida ha tenido nuestro egregio presidente, chico!

Por unos instantes me quedo pensando que el presidente no es chico. Más bien es un tipo alto y gordo. No me atrevo a calificarlo de “grande” porque eso puede malinterpretarse. El egregio podrá medir seis pies, tres pulgadas (o sea, 191 cm), pero eso posiblemente sea lo único grande que pueda atribuírsele. Por si fuera poco, sus rosáceas manitas parecen no estar en sintonía con su gallarda estatura, lo que ha llevado a más de un suspicaz a cuestionarse el tamaño real de otros sectores de su anaranjada anatomía. Pero no me detengo en esas pequeñeces. El tipo no será grande, pero tampoco hay por qué llamarlo “chico”. En esas estoy, cuando de pronto me percato de que Obdulio no se refería al presidente como una persona de baja estatura. Mi amigo utilizó chico al estilo cubano, como vocativo. Lo que me hace recordar un chiste que escuché una vez en Colombia:

¿Por qué todos los cubanos llevan el cabello corto?

Porque cuando llegan a la barbería le dicen al fígaro: “Córtame el pelo, chico”.

Por supuesto, la gracia del chiste está, precisamente, en que se obvia el uso del vocativo, como si la coma no existiera. Pero volviendo al egregio, no puedo estar más de acuerdo con el Obdu:

-Efectivamente, nuestro líder ha tenido una semana inolvidable.

-Primero fue el libro de Woodward y luego el editorial anónimo en el New York Times…

-Sí, tremendo eso. Por cierto, ¿ya se sabe quién lo escribió?

-No, pero me he enterado de buena tinta que el Trump quiere contratar o bien a Sherlock Holmes, a Hércules Poirot o al mismísimo Inspector Clouseau para que lo averigüe.

-Obdu, ¡pero todos esos son personajes ficticios!

-¿Y en qué mundo crees que vive nuestro egregio presidente? ¡En uno de ficción, chico…!

Mi amigo es, sin duda, un maestro en el uso del vocativo. @mundiario

Comentarios