Vivimos en una sociedad violenta, en la que sus protagonistas son cada vez más jóvenes

Una imagen ilustrativa de la violencia de género. / Pixabay
Violencia de género. / Pixabay

Deberíamos examinar nuestro comportamiento individual ante las sutiles y menos sutiles llamadas a la violencia.

Vivimos en una sociedad violenta, en la que sus protagonistas son cada vez más jóvenes

La ONU ha pedido a España que prohíba el acceso de los menores a las corridas de toros, como espectadores y participantes; pese a ello, manifiesta no estar en  contra de la tauromaquia  por considerarlo un espectáculo histórico y cultural.

El Partido Animalista ha calificado como muy positiva la recomendación, porque  la tauromaquia "fomenta la violencia y el ejercicio de la violencia en general, por lo que no puede ser observada por un menor".

No sabría si calificar este argumento como hipócrita, estúpido o propio de quien no ve más allá de la zanahoria. Se ve que los animalistas abren y cierran los ojos ante según qué violencia. Decir que los toros fomentan la violencia en los menores y olvidarse de otros hechos que están cada día, durante muchas horas, ante los ojos de los niños, es querer distorsionar la realidad.

Determinadas películas, videojuegos,  series de dibujos animados disfrazadas de ingenuidad y algunas imágenes que se comparten en las redes sociales y en whatsapp, sí habitúan  a niños y jóvenes a convivir con la violencia como algo natural de la sociedad actual, a través de sus contenidos, personajes, lenguaje y ambiente.

Lo mismo sucede con determinados deportes, las consecuencias violentas del consumo de drogas y alcohol, las agresiones verbales y materiales vividas por niños y adolescentes en el hogar, la pasividad de jóvenes y adultos ante la violencia juvenil entre menores y la facilidad con la que parece se puede adquirir un arma.

La violencia infantil está alcanzando niveles preocupantes, tanto por la frecuencia como por la edad de sus protagonistas: “quedadas” para presenciar peleas callejeras de niños y adolescentes; violencia entre fanáticos acérrimos de equipos de fútbol; asesinos infantiles; persecución,    acoso y agresión a profesores y compañeros de colegio y tantas otras modalidades que nos muestran cada día los medios de  comunicación. Para mí, las frecuentes peleas entre padres en competiciones deportivas  de alevines e infantiles, son el paradigma más claro de hasta dónde estamos llegando.

El partido animalista protege, y me parece muy bien, a los animales; pero yo les pregunto: ¿a todos los animales, incluidos los adultos que se muestran como tales ante sus hijos, y a quienes abastecen a  los niños de imágenes de extrema violencia? @mundiario

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