La violencia vicaria agrede a las mujeres maltratadas donde más les duele: en sus hijos e hijas

Una imagen referida a la violencia vicaria. / RTVE
Una imagen referida a la violencia vicaria. / RTVE
Los maltratadores no deberían disfrutar del derecho de visitas y comunicación con sus hijos e hijas mientras exista riesgo objetivo de violencia vicaria.
La violencia vicaria agrede a las mujeres maltratadas donde más les duele: en sus hijos e hijas

El espantoso crimen de la isla canaria de Tenerife muestra la necesidad de comprender el concepto de violencia vicaria o violencia por persona interpuesta, definida por la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro como aquella ejercida por el hombre violento contra los hijos y hijas para dañar a la madre. El cese de la convivencia generado por el divorcio o separación entre la antigua pareja aleja muchas veces (no todas las precisas, por desgracia) a la mujer del control del hombre violento, alejamiento que, a veces, se refuerza mediante medidas judiciales como las órdenes de protección o administrativas o los subsidios para la inclusión social y empleabilidad de las mujeres maltratadas (salario de la libertad), que en Galicia fueron incluidas en la Ley gallega para la prevención y tratamiento integral de la violencia de género, aprobada en el 2007 por el impulso del vicepresidente y de la secretaria general de Igualdad de la Xunta, los nacionalistas Anxo Quintana y Carme Adán. Una ley respecto de la que se  está debatiendo  una propuesta de reforma del BNG ampliando el concepto de víctima de la violencia machista también a la víctima de violencia vicaria.

En este contexto, con la potencial víctima de la violencia machista más o menos alejada de su antigua pareja, ésta (el hombre violento) aprovechará la única ventana de relación con ella: la relación con los hijos y hijas comunes, llegando en algunos casos, como los recientes crímenes de Tenerife, Carmona o Moraña, al asesinato de los hijos con la finalidad de generar un daño psicológico irreversible a la madre. Un daño “allá donde más le duela" que va a continuar todos los días de su vida.  Así se comprende la cierta coincidencia temporal , a veces, entre e asesinato del menor y el suicido del hombre violento, en una suerte de cruel firma de su más singular proyecto vital: causar el peor daño posible a su antigua pareja.

 

La violencia vicaria es un modo de violencia machista. Es necesario que la magistratura y la abogacía se formen en violencia machista para evitar crímenes como el de Tenerife.

Pero la violencia vicaria no se desarrolla siempre en términos tan extremos, sino que existen otras formas menos graves que también están dirigidas a la generación de ese daño psicológico continuado a la antigua pareja: el aplazamiento y falta de pago de pensiones alimenticias por padres que pueden pagar, el maltrato continuado, aparentemente de menor gravedad de los menores en el tiempo de visitas o custodia compartida (alimentación escasa, repetitiva, poco variada o desequilibrada dietéticamente, falta de atención a las necesidades de vestido y higiene, abandono consciente e innecesario de los hijos al cuidado de terceras personas…).

Es necesaria pues, una formación integral en las cuestiones relativas a la violencia machista y, en general, a las cuestiones de género, de las personas que desarrollan roles en este campo (judicatura, abogacía, psicología forense, trabajo social forense…) para evitar que los hombres violentos puedan usar de su poder sobre los hijos, singularmente en las temporadas de visitas y comunicación o de custodia compartida, de manera que abogados y juezas  sean capaces de identificar las conductas de maltrato machista que justifiquen, con total sujeción a los principios de proporcionalidad y presunción de inocencia, la suspensión o privación del derecho de visitas o custodia compartida de esta clase de hombres violentos con sus hijas e hijos para evitar tragedias evitables como la de Tenerife. @mundiario

 

Comentarios