La violencia infantil y juvenil, una preocupación creciente

Joven con teléfono. / Pixabay
Joven con teléfono. / Pixabay

No hay una sola causa: padres, maestros, medios de comunicación y toda la sociedad somos responsables de lo que sucede, opinar este autor.

La violencia infantil y juvenil, una preocupación creciente

Los medios de comunicación han divulgado recientemente dos casos de violencia física y verbal sobre niños: la paliza de unos compañeros de colegio a una niña de ocho años y los insultos a un niño enfermo de cáncer que quiere ser torero -ésta, amparada en la villanía del anonimato de las redes sociales-.

El ambiente en el que se educan nuestros niños y jóvenes está contaminado por la violencia y la intolerancia, explícitas o larvadas: el entrecejo arrugado de los obsesionados con el recuerdo del pasado y el enfrentamiento de ideas; la televisión, con series que ridiculizan la obesidad, la tendencia sexual, la ignorancia y el origen geográfico, películas agresivas, espacios de noticias que parecen una crónica de sucesos: guerras, violencia doméstica y crímenes; la publicidad, que propugna arquetipos inalcanzables; la calle, sobre todo, en barrios marginales.

Otra vertiente es la familiar. Algunos padres se enorgullecen de ser los mejores colegas de sus hijos, en detrimento de la tarea natural y  principal que es la de padres,  suficientemente difícil como para añadirla otra responsabilidad.  Por otra parte, son muchos los hogares que viven en  un ambiente de  tensión permanente, ya sea por falta  de recursos, desencuentro entre las parejas, discusiones, insultos o, tristemente, por agresiones.

En la escuela, el maestro ha pasado de ser  “el mejor”,  a profesor. Es decir de ser la referencia de los discípulos, a convertirse en quien les habla. Digo, con respeto, que el papel del docente ha venido a menos; ha intentado aproximarse al alumno con el propósito de hacerse amigo, olvidando la complejidad de su labor, tan difícil  como la de padre.

La relación entre padres y profesores es notoriamente mejorable, porque hay padres que, irresponsablemente, delegan la educación en el colegio y en el profesor, pero no admiten los consejos y opiniones de éstos, llegando  al enfrentamiento y la amenaza.

Las redes sociales tienen mucho que ver en el comportamiento de nuestros niños y adolescentes, pero no quiero cansar.

Con estos mimbres no podemos extrañarnos de los resultados. Todos somos responsables.

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