Violencia de género en Argentina: las cifras de la vergüenza

Campaña sobre la violencia de género.
Freno a la violencia.

Sin prevención eficaz ni condenas al día, cada 30 horas muere una mujer en el país por violencia de género, según explica esta autora en un profundo análisis para MUNDIARIO.

Violencia de género en Argentina: las cifras de la vergüenza

Sin prevención eficaz ni condenas al día, cada 30 horas muere una mujer en el país por violencia de género, según explica esta autora en un profundo análisis para MUNDIARIO.

La campaña de la ONU 16 días de activismo contra la violencia de género que terminó este 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, nos imprime la obligación moral de visibilizar el tema una vez más frente a la sociedad. En principio hay que decir que si bien para este Organismo, la violencia de género es un delito en contra de los derechos humanos, en muchos países estos delitos no forman parte de los mismos. Esto sucede en Argentina por ejemplo. Aquí la violencia de género se llevó en el 2013, 295 vidas, dejando 405 niños y niñas huérfanos de entre 13 y 18 años. 

"La cifra indica que se produjo un femicidio cada 30 horas y que éstos aumentaron un 16 por ciento en relación con el año anterior. Siendo el número más alto de los últimos seis años", comenta Fabiana Tuñez, quien nos aporta las estadísticas y es miembro del Observatorio de Femicidios "Adriana Marisel Zambrano", coordinado por la asociación civil La Casa del Encuentro, con sede en la Ciudad de Buenos Aires. 

Increíblemente y sin desmerecer el trabajo de esta organización, los periodistas esperamos año a año las cifras que ésta nos aporta,ya que oficialmente no se manejan datos actualizados, salvo hasta el año 2009, con lo cual, añade Tuñez: "es muy difícil organizar un diagnóstico preciso desde el Estado cuando sus estadísticas no están al día. Nosotras nos basamos en lo que sale publicado en más de 200 medios periodísticos del país, mas el seguimiento personalizado de esos casos en la justicia.Este es sólo un piso desde el cual estamos hablando porque en realidad no todos los femicidios llegan a la prensa.Cuesta hacerle entender a la clase política y a los jueces, que este es un tema inherente a la agenda de los derechos humanos de los cuales no forman parte ni la trata de personas ni la violencia de género." 

"Desde el 2008 venimos pidiendo un mapa de la situación, a pesar de que en Argentina se ha avanzado mucho en cuanto a leyes, pero falta camino por recorrer en cuanto a asistencia directa, prevención y estadísticas. La modificación de currículas educativas también es central para cambiar conductas sociales.", explica la investigadora del Observatorio. Así las cosas, en Argentina es mejor mirar muy bien antes de decidirse a iniciar una relación de pareja y rezar (quienes sean creyentes), en caso de que nos toque un jefe con características violentas en el trabajo. Qué más hacer, cuando las leyes tardan en cumplirse y el prejuicio social sigue siendo arrasador cuando una mujer decide contar que la golpean, la maltratan, la amenazan, violan y la acosan moral o físicamente. 

Mujeres y sociedad patriarcal

La sociedad patriarcal, que cuenta con el consentimiento de muchas mujeres todavía, agobia a las que se rebelan y desde el poder, se sigue ignorando el tema como si no se tratara de una epidemia que crece y se multiplica en todas las clases sociales y en ámbitos antes no contaminados , como son los escolares, donde los adolescentes ya juegan esta carta perversa de golpearse, amenazarse, y matarse entre ellos. Ejemplos sobran y a diario en los noticieros.Tan nefasto es el modelo dominante que el mismo sistema 'crea' modelos de jóvenes adolescentes que compiten con tu belleza física por 'hombres' que las miran como trofeos. 

"Antes esto no ocurría", dice Romina, con una hija de 18 años, quien es objeto de burlas y bulling solo por ser la más bella de un curso de niñas menos agraciadas en un colegio público de la Ciudad de Buenos Aires."Más de una vez la amenazaron con cortarle la cara y como ya vimos casos parecidos en los noticieros, mi hija tiene miedo y comienza a aislarse". 

Y la violencia sigue, imperturbable, socavando los límites de valores morales ya perdidos y poco ejemplificados desde el poder político. Sobresale el "Vale todo" y en esa ecuación, el castigo de la violencia en todos los órdenes, incluida la de género, es tierra de nadie. Con mucha suerte se logran probar amenazas o golpizas que de todos modos, tardan en ser tomadas en serio por la justicia, que llega en muchos casos, al plato final de la muerte de quien buscó el refugio del Estado para preservar su vida. 

Otro ejemplo aterrador

No todos los casos judicializados terminan en la nada, pero las cifras hablan por sí mismas y cuentan otra historia, visiblemente impune. La provincia de Salta es otro ejemplo aterrador de violencia de género, aún no resuelto, a pesar de los esfuerzos de su actual gobernador Juan Manuel Urtubey en endurecer las penas y en declarar su distrito en emergencia frente a este flagelo. 

Aquí tenemos 1,5 casos de femicidio por día y con más de novecientas causas nuevas de violencia psicológica al mes, de las cuales el 67% de las víctimas son mujeres y la mayoría, además de hostigamiento, sufre golpes seguidos de muerte. Emblemático fue el caso de las dos turistas francesas asesinadas, en 2013. 

Según La Casa del Encuentro, México, Guatemala, Cosa Rica, son países con alta densidad de femicidios, pero dentro de lo que es Sudamérica, Argentina lleva el índice más alto. Luego nos sigue Uruguay, Bolivia, Perú y Chile. 

Pero para muchos analistas este fenómeno ya es pandemia.Recientemente la OMS (Organización Mundial de la Salud) clarificó que una de cada tres mujeres en el mundo experimentó violencia de género de algún tipo en su vida, e instó a los gobiernos a reglamentar políticas públicas eficaces en ese sentido.

Trata y drogas 

La trata de personas y el tráfico de drogas son dos delitos que complican la situación general de inseguridad. "Lamentablemente Argentina se ha convertido en estos últimos años en el primer consumidor latinoamericano de cocaína y en el tercer exportador mundial, con estudiantes secundarios como principales consumidores de pastillas de diseño. El narcotráfico se impone en tres direcciones: tráfico de efedrina para abastecer carteles mexicanos, con causa abierta en el poder judicial local y que compromete a altos funcionarios del Sedronar y del Poder ejecutivo, luego hay producción y exportación del clorhidrato de cocaína en la Ciudad de Buenos Aires y otras importantes capitales del interior del país y además hay alrededor de 4000 pistas clandestinas de aterrizaje en todo el país, con mecanismos de lavado de dinero de todo tipo." Con estas palabras, el titular de la Fundación Alameda y diputado de la Ciudad de Buenos Aires, Gustavo Vera (Bien Común), analiza otro marco que influye sobre el tema en cuestión. 

"En este escenario hay medio millón de personas en condición de esclavitud en Argentina, cifra que incluye al menos de 8000 prostíbulos. En la ciudad de Buenos Aires hay judicializados 1247, en Mar del Plata más de 400. Tenemos más de 70 mil mujeres en condición de servidumbre sexual, desde el proxenitismo a la trata, donde el límite es cada vez más difuso. Funcionan bajo distintas variantes, como pseudo wiskerías, pseudo cabarets y en tantos casos en departamentos privados. En todos los casos existe la protección policial, desde donde se ha organizado una recaudación vertical de cajas de dinero que tienen ver con el crimen organizado. Estas cajas por ejemplo en el año 2009 ascendían a 3500 millones de pesos argentinos, cuando el presupuesto oficial que tiene la policía federal era de 2.500 millones de pesos. Pero obviamente hay sectores de la justicia y la política que saben y permiten esto.", dice Vera. 

En la equina de Callao y Rivadavia, dos calles emblemáticas que circundan al Congreso de la Nación Argentina, es posible ver cerca de las 23 p.m , personas pegando pequeños carteles de mujeres desnudas con números telefónicos. En containers de basura, en las bocas del Metro, en los kioscos de revistas, en los faroles de las luminarias callejeras. La sensación es por lo menos extraña e indicaría que a la política parece importarle poco combatir este tipo de delitos, promovido en sus narices. También hay grupos que suelen salir a despegar estas propagandas, pero la sistematicidad es la del delito y no la de quienes lo combaten. 

¿Un Estado corrupto?

"Vivimos en un Estado corrupto en asociación con el crímen organizado", dice Vera y agrega : "mi esperanza es sumar fuerzas tanto en lo social como en lo político para generar un cambio que lleve a concebir penas más duras para estos delitos, a ser declarados de lesa humanidad, a incautar bienes de las mafias para su reiserción social. Sin esto no vamos ni a la esquina, no salimos adelante", sentencia. 

La ex diputada de la provincia de Buenos Aires, Nancy Monzón, actual Miembro la Oficina de Lucha Contra la Trata y la Explotación Sexual de ese distrito y autora de dos leyes de protección a las víctimas de este flagelo que rigen en la Provincia, comenta :"en nuestro país desde la Sanción de la Ley de Trata en 2008 se han recuperado más de 7500 víctimas en todo el territorio. Argentina se encuentra entre los 10 países con mejores políticas en el combate a la esclavitud moderna en América, ubicándose en el noveno lugar." 

Pero que se rescaten víctimas no significa que el negocio no siga ni deje de ser redituable para quienes lucran con el. La finalidad de la trata es también un tema a destacar. Según Monzón, hay datos oficiales que dan cuenta que el 51 por ciento de las víctimas de trata son de explotación laboral y el 49 por ciento es sometido a explotación sexual. "Es llamativo que cerca del 54 por ciento son de nacionalidad extranjera y en su gran mayoría mayores de edad. Esto da cuenta de que el delito tiene sus eslabones en otros países, en su mayoría en países limítrofes y alerta sobre las modalidades de captación y traslado.", dice la ex diputada. 

Contrato social y violencia
Sin lugar a dudas, y ante los datos expuestos, el Estado argentino se enfrenta con un flagelo -el de la violencia- que reviste diversos matices que van desde el hurto callejero en gran escala, al robo seguido de muerte, pasando por fenómenos patológicos y dramáticos como la Trata y la violencia de género en escalas escalofriantes. Es imperativo que abandonemos la naturalización de la violencia en todos los ordenes y que la denunciemos desde el espacio social desde el cual nos toque actuar, exigiendo a la clase política un mayor compromiso,al igual que al poder judicial, clave en el avance contra esta problemática. Después de todo casi nadie vive 100 años y es hora de que los argentinos nos liberemos aunque sea del miedo que nos imprime el -estar con el otro-, una interacción humana básica en cualquier sociedad medianamente sana y que es obligación del Estado garantizar. Sin un contrato social sólido y redefinido vamos a seguir presos de nuestras agonías, o lo que es peor aún podríamos llegar a anarquizarlas.

 

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