Violencia familiar: una lacra universalizada ante la que se buscan soluciones

Campania-Hay-Salida contra la violencia de Género.
Campaña contra la violencia de género.

La violencia familiar, machista, o de género, que son los nombres con los que se denomina a la violencia que ocurre en el hogar y sin testigos, está mundialmente generalizada.

Violencia familiar: una lacra universalizada ante la que se buscan soluciones

Desgraciadamente, la violencia de género es un grave problema que no sabemos resolver; tampoco nadie ha logrado hacerlo. Esto tiene un sabor agridulce porque por una parte hay países que están mucho peor que nosotros, y no hablamos del tercer mundo o de países en vías de desarrollo, hablamos de países europeos mucho más avanzados en los aspectos sociales y educativos, lo que debería ser un motivo de satisfacción, pero por otro lado no hay ejemplos que copiar y que supongan una solución imitando su modelo. 

Parece ser que hay intención de abordar este tema seriamente con ánimo de encontrar soluciones entre la comunidad internacional. Ojalá ese brain storming tenga éxito aunque la solución no parece fácil cuando nadie la ha encontrado por separado ¿podrán todos juntos? De momento hemos visto estos días que a propuesta de Ciudadanos, y con el apoyo de todos los grupos parlamentarios y las reticencias del PP, se va a tramitar una ley antifraude que incluye como parte fundamental la protección al denunciante. Este punto clave me ha hecho recordar que el tema de la violencia familiar, y digo familiar porque en los domicilios también se maltratan niños y ancianos, hay dos problemas clave, el miedo que padece el maltratado, esa especie de terror que logra que solo se denuncien una pequeña parte de los casos, y la dificultad de hacer cumplir las ordenes de alejamiento.

Acabamos de ver como la Audiencia ha modificado la pena de dos años a un maltratador que golpeó a su novia en el portal de su casa y que fue grabado en video, rebajándola a 9 meses. Se juzgaban los delitos de  malos tratos y el de lesiones pero un defecto de forma hizo que solo se pudiera juzgar uno. La clave ha sido que la víctima no suele presentar denuncia o la retira por miedo a las consecuencias que frecuentemente es la muerte y aquí es donde enlazamos con el caso del fraude, es necesario proteger al denunciante pero hasta el punto de que su vida sea sentida en adelante mucho más segura de lo que era antes. ¿Cómo? No somos doctos en derecho pero si fuésemos víctimas querríamos ser protegidos antes del juicio, durante los permisos carcelarios, y después de la libertad del maltratador.

Llegamos así a la conclusión de que los testigos protegidos deben sentirse seguros sin necesidad de huir o esconderse de por vida. En mi opinión se debería profundizar en esta faceta. Se me ocurre que una posible solución estaría en agravar mucho las penas por romper la orden de alejamiento, por ejemplo que acarrease penas de cárcel cada vez que el maltratador se acerque voluntariamente  más de lo prescrito, que vuelva a prisión, y así tantas veces como sea necesario. Lógicamente esto requiere llevar un detector, lo que no parece muy complicado porque multitud de compañías saben por el teléfono y el GPS donde nos encontramos  en todo momento y con un margen de error de medio metro. Solo es necesario una brigada de vigilancia, medios 

Puede que aún así no sea suficiente pero no cabe duda que la clave es la denuncia y el testimonio, propio y de vecinos o testigos, y para conseguirlo es imprescindible la protección al denunciante. El que debería tener miedo es el maltratador y nunca el maltratado. Esperemos que los expertos analicen esta y otras propuestas y logren acabar con esta lacra y ya de paso, con la violencia como forma de conseguir objetivos, que es lo que nos muestran muchas películas, videojuegos, y situaciones cotidianas.

Comentarios