Los “vapores a la vulva” vulgarizan la vida institucional

Irene Montero, ministra de Igualdad, /@IgualdadGob
Irene Montero, ministra de Igualdad. /@IgualdadGob

Probablemente atravesemos la época más tosca y vulgar en la política institucional de este país. Apropiarse del feminismo para pecar de sexismo logra el efecto contrario: degenerar a la mujer.

Los “vapores a la vulva” vulgarizan la vida institucional

Hay quienes han resucitado a Franco por provecho político. Yo lo haría de Valle Inclán y Pérez Galdós por idoneidad cultural. Seguramente viendo el panorama actual que asola España, nos impartirían algún consejo sabio. Porque lo nuestro cada vez tiene menos atino, tal vez por influencia de la economía de guerra, y eso que aún no se ha extendido la inteligencia artificial.

No hay ni un día que no nos levantemos con algún mameluco público de luces cortas proponiendo y/o legislando memeces propias del Siglo de las Luces que tras la Revolución Francesa tanta influencia ha ejercido en nosotros.

Así se entiende el sexismo ultra reinante. Políticas esotéricas desde las filas del Gobierno de su majestad anuncian “vaporizar el útero”, porque entienden que la mujer española, tan reprimida desde los tiempos de la guillotina francesa, no ha vuelto a experimentar la liberalización feminista que se merece. La ministra empoderada de turno, que ya se imaginan de qué ramo, se erige en la principal heroína en defensa de los úteros en España. Ya era hora.

Según vocifera, la mujer española sufre en sus  bajos un acusado déficit de cuidados. Vaya, y más de una sin enterarse. A falta de aplicar ácido hialurónico vegano, la vaporización uterina que propone tendría que ser un revulsivo para  “traer la igualdad a las relaciones de pareja” y seguramente hasta al Consejo de Ministros. No me imagino en las reuniones semanales de cada martes del gabinete en pleno  un vaporizador para cada ministra. 

Otros correligionarios sexistas que destiñen el morado, nos iluminan el conocimiento humano como en tiempos de la Ilustración, para sacar a la humanidad del retraso intelectual y en derechos hacia la mujer. En uno de los países más viejo de Europa, el ayuntamiento progresista de Soria organizó con orgullo tocológico festivo un “proyecto ecológico” popular denominado: “Píntate el toto” para visibilizar “la vulva y el placer fememino”.

No me digan que a nadie antes no se le podría haber ocurrido tal genialidad en la era  de la revolución sexo-ecodigital. A ver qué proponen cuando se naturalice el cibersexo. Entonces ni el toto, ni la vulva ni el útero serán útiles, sino que habrá que lubricar la falsa almeja de acero inoxidable para emular los orgasmos robóticos de voz artificial de género indefinido sin capacidad de gestar. 

NO ES “CUESTION DE TETAS”

En la celebración mística del Día de la Vagina (23 de abril, coincidiendo con el día del libro ) o el Día del Orgasmo Femenimo (8 agosto) que nos han traído la actual progresía de este país, ya tenemos citas  ecuménicas para justificar actos públicos, campañas, discursos y hasta buenas partidas del erario que visibilicen, tal vez a los más necesitados, como no puede ser de otra forma, el fin de la castidad en el siglo XXI en la España (vacía y urbana) para que otras feministas occidentales y del resto de los continentes tomen nota de las ocurrencias de nuestras ilustradas celebrities legisladoras.

Pero no se crean que ahí queda la anécdota. Se ha elevado a categoría monumental los bandos del ayuntamiento de Valencia, gobernado por los partidos Compromís (Podemos) y PSV, al proclamar sin quitárseles el hipo:  “En Valencia hay hombres con vulva y mujeres con pene”. Como todo se contagia, ya se han apresurado ciertas campañas publicitarias de productos de higiene con el folklórico eslogan  “Viva la Vulva” (VV). No confundir con las siglas de un legendario grupo automovilístico poco dado a las gracias sexistas. 

De vuelta a casa, se dan hace poco otros casos de cofrades que sacaron  a las calles de Sevilla ”La procesión del coño insumiso”, o en la falla de Lepanto un muñeco dedicado a la vagina femenina. Tanta obsesión genital del subconsciente  en la política institucional,  no se recordaba desde que nuestros antepasados fueran en tiempos de la censura franquista a visitar salas X de cine en Perpiñán, al otro lado de la frontera. Para la izquierda pues, Franco está más vivo que la narrativa del 98. En una carta de Valle-Inclán a Galdós le pedía “el apoyo de su respetabilidad ante una gran autoridad (para dedicarse al teatro) porque su recomendación  sería para ellos un ucase”.

Parece mentira que este país tan progresista en unas cosas, estemos dedicando ingentes recursos escasos en tiempos de crisis para una liberación sexual que creímos superada durante los primeros años de la Democracia, pero que a día de hoy parece haber lastimado la salud mental de unos cuantos de nuestras intérpretes autoridades.

Ya arremetieron contra los piropos en su día, la minifalda y a viajar en transporte público con las piernas despatarradas. Ahora otra ministra del ramo está preparando un no sé qué para evitar que “las mujeres vayan primorosamente arregladas”. Que el poder público tenga que entrar en la cocina, dormitorio y comedor de casa vale, pero también hasta en el ropero, no sale del asombro fuera de nuestras fronteras. Pero claro, como dijo en sesión de control parlamentario cierta diputada machifeminista: “¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?”.

AUTOCUIDADOS PARA CHICAS Y NO TAN CHICAS

Miedo no estoy seguro, lo que da es fe del  coeficiente intelectual a prueba de cajeros blindados de supermercado, que no tomaríamos en serio si no fuera porque este gobierno se ha propuesto instruir a los niños de Primaria en "relaciones sexuales, erotismo, placer y genitales" como reza la iniciativa. En el programa escolar añaden “saberes básicos” sobre  los “tipos de cuerpo” que en la morfología humana recién inventada por los antropólogos de partidos, ya han clasificado biológicamente en: “cuerpos cis, trans, intersex, con diferentes anatomías, pigmentación, capacidades,  así como con posibilidad o no de gestar”. Los cuerpos cuadrados, imperfectos, de zumosol o con piel de naranja ya han dejado de existir.

Indagando damos también con más, los talleres de “autocuidados para chicas y no tan chicas” (textualmente para que no se diga) dentro de la nueva modalidad “Ecología vaginal”  acuñada por las mismas formaciones asamblearias del falso feminismo igualitario.  Nos consta que ese ecovaginismo de acampada no procede del uranio radiactivo de Greenpeace ni de la activista Greta Thunberg que sepamos.

En varias localidades de Andalucía y Extremadura los lugareños despertaron  cierta mañana, para escándalo de padres y tutores, con unas actividades  extraescolares muy apropiadas para el Día de los Enamorados (San Valentín) sobre masturbación infantil. Las sesiones llevaban por título: “Más de tres sacudidas”, “Arfrodita o “Tú me das cremita” . 

Pero lo que se dice revuelo social que causó en su día fueron las “chochocharlas” organizadas por una regidora de Igualdad en Córdoba a las que llamaron: “Empoderándonos desde el coño”. Alguien saltó para cuestionar el “autocoñocimiento” de la población poco autodidacta, como aludió con sorna cierta diputada regional de Vox. 

Claro, después de transgredir  todas esas epopeyas ideológicas, uno piensa que la obsesión sexista desde la llegada de tanta floritura vegetal a la política institucional no iba a contagiar allende los Pirineos. Craso error. No pudo pasar desapercibida por la prensa española muy dada a las evaporaciones  uterinas en papel amarillo, la noticia del contrato prematrimonial entre dos famosos de Hollywood (Jennifer López y Ben Affleck), por el que se comprometían a consumar un mínimo de cuatro coitos a la semana bajo riesgo de ruptura conyugal y pleito judicial. Todo ello para evitar las tentaciones diabólicas de los escarceos extramatrimoniales. A tanta imaginación no han llegado por ahora nuestros/as/es procuradores.

Ahora se entiende en España no sólo el inquisitivo lenguaje inclusivo, el “No es no”, “De noche, sola y borracha”, o  la obsesión por la dictadura de especie aunque estereotipen  el papel de la mujer a un rol no buscado.  Sino también ese esfuerzo por dar una pátina de perspectiva uterina a toda costa en casi toda cartera ministerial aunque sea carente de acción de gobierno.

Es el caso del Ministerio de Asuntos Exteriores  (que aún debate el poder de influencia de nuestra diplomacia  soft (blanda) en un mundo cruel (hard); de Energía y Medioambiente,  Política Territorial, Educación, por no decir de Igualdad, Trabajo, Asuntos Sociales y otras carteras que ya aplican en sus recetarios “la perspectiva de género”. Algunos como servidor, bizco consentido, aún no se percatan de la perspectiva habiendo tantos colectivos olvidados en situación más vulnerable. Si de lo que se trata es que haya más actrices en los escenarios de la cosa pública, hace años que lo llamamos sin tanta elegancia “paridad” y se podían ahorrar los palabros circunloquios.

Lo que es un palabro, es la mareada Ley Trans de este gabinete, tantas veces criticada por la comunidad LGTBI de este país, aplazada por falta de coherencia redaccional y de lagunas jurídicas del ministerio, que ha vuelto a alcanzar un clímax inesperado. Se trata del informe final desacreditado por parte del CGPJ, que se ha apresurado a calificarla de ser “discriminatoria para la mujer “ e inventar palabros inexistentes en el vocabulario argumentativo (como por ejemplo “contracondicionamiento", "despatologizador" o "intersexualidad"). Imposible así que los trans puedan hacer  la digestión sin cortes intestinales.

España ha conseguido sufragar el cambio de sexo a cargo de la SS, pero es incapaz de costear unas simples gafas de graduación o una sencilla intervención molar aunque sea para el mismo colectivo LGTBI. Como decía cierto psiquiatra trans: “Mirando los genitales se sexa a los pollos, no a las personas”. 

Así todo. Pero cuando no la toman con el léxico o con el sexo, la toman con la semiótica. Así fue cuando la formación Podemos, usó recientemente el mismísimo Ministerio de Asuntos Exteriores para un acto erudito de partido en sede diplomática con un epígrafe que ni los egiptólogos eran capaces de descifrar. Llevaba por título -y con clave secreta incluida para Putin: «Imaginarios de desarrollo post-extractivista y economías heterodoxas en el Sur global». 

Menos mal que esta vez no iba de pechugas, ni de nalgas ni de combatir la  celulitis postpandémica, que a las amas de casa como a un servidor en la pubertad nos habrían sonrojado.

Nada de eso. Los asistentes a la cacofonía institucional en el Palacio de Santa Cruz con cargo a la economía de guerra, no habrán derribado al enemigo número uno en política exterior que bombardea Ucrania. Pero se habrán quedado muy a gusto de llamar a las cosas por su nombre. De seguir así, dan ganas desde luego de suscribirse al canal porno-erótico en podcast y dar muchos likes. @mundiario

 

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