La vacuna de Oxford y AstraZeneca reduce la transmisión de la covid-19

Vacuna covid-19. / RR SS.
Una dosis de la vacuna de AstraZeneca contra la covid-19. / Pixabay
Quienes han recibido el fármaco y ya no poseen el virus (tras haberse contagiado) son el resultado de que los anticuerpos de la vacuna de AstraZeneca también eliminan la covid-19.
La vacuna de Oxford y AstraZeneca reduce la transmisión de la covid-19

La ciencia sigue avanzando a niveles que hasta hace diez meses eran impensables. Más allá de la política -o la politización de la crisis global actual por parte de los Gobiernos- e incluso más allá de las gestiones diplomáticas, el verdadero origen de la solución contra la tercera pandemia más devastadora de la historia de la humanidad radica en la biotecnología, es decir, en la capacidad de la comunidad internacional para articular esfuerzos de inversión en el desarrollo de ingeniería genética contra este pernicioso ciclo biológico que alteró todo el sistema de vida moderno. 

Así como las vacunas más prometedoras del mercado han mostrado mejoras sustanciales en su capacidad para inmunizar a los seres humanos del virus SARS-CoV-2, hasta ahora el más contagioso dentro de las familia de los coronavirus y uno de los más rápidamente transmisibles de su especie, hay otro antídoto que podría marcar un punto de inflexión en esta lucha de la humanidad por su supervivencia; un ambicioso proyecto histórico que busca proteger genéticamente a toda la población mundial. Ese fármaco es la llamada ‘vacuna británica’.

Y es que la vacuna de la farmacéutica AstraZeneca en asociación con la Universidad de Oxford logra lo que hasta ahora ningún antiviral ha podido, incluidos los de Pfizer y Moderna, reducir la transmisión del coronavirus. La tecnología de ARN mensajero hace mucho más que solo transportar un fragmento del código genético del virus hasta las células para que estas creen proteínas S y originen anticuerpos. Esas proteínas tienen una composición tan sólida, así como también la barrera de anticuerpos es tan amplia en el organismo humano, que neutraliza en un amplio grado la capacidad de infección del virus. 

Los anticuerpos neutralizantes creados por esta vacuna cortan las espigas del SARS-CoV-2, de ahí su nombre coronavirus por la forma de corona que posee con esas espinas sobresalientes en su superficie, que le permiten insertarse en las células humanas para provocar la enfermedad de la covid-19. 


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Según un estudio de ambas instituciones que aún no ha sido validado por científicos independientes, “el seguimiento de los vacunados sugiere una reducción significativa de la capacidad de contagiar”. La vacuna ocasiona que las personas contagiadas sean menos propensas a transmitir el virus debido a que la cepa pierde fuerza en cuanto a su composición genética tras ser ‘destruida’ o debilitadas sus espigas por la acción de los anticuerpos que crea el fármaco.  

Pero ese estudio conjunto arroja otro dato muy alentador: “al espaciar la administración de la primera y la segunda dosis hasta en tres meses, la eficacia del inoculado se mantuvo en el intervalo”. Es decir, la vacuna no pierde calidad de inmunización aunque transcurra dicho lapso gracias a que posee un genoma base, que es la modificación del coronavirus, cuya letalidad es nula y eso estimula con eficacia al sistema inmunológico para que el efecto de los anticuerpos perdure mucho más.

Este estudio ha sido publicado la misma semana en que muchos países europeos estudian no administrar el compuesto a los mayores de 65 años, pues su eficacia es menor a la de otros fármacos, como el de Pfizer, que brinda un 95% de protección frente al coronavirus, mientras que el grado de inmunidad de la vacuna de AstraZeneca es del 90%, pero reduce la capacidad de contagio porque, como se refleja en las pruebas clínicas, anula al virus, algo que el antídoto de Moderna tampoco puede hacer todavía. 

“No hemos medido de un modo específico la transmisión, porque esto requiere un tipo de estudio diferente. Lo que tenemos es un estudio que nos muestra el número de personas que ya no están infectadas. Y si no lo están, la presunción lógica es que ya no pueden transmitir el virus”, ha asegurado Andrew Pollard, el científico al mando del estudio de la vacuna en la Universidad de Oxford.

Por lo tanto, la población que ha recibido la vacuna y ya no posee el virus (tras haberse contagiado) es el resultado de que los anticuerpos de la vacuna británica también eliminan la covid-19 del organismo al reducir la infección con rapidez. Funciona como un inmunizador y también como un tratamiento en caso de que la persona haya contraído el virus. Previene la infección y también la neutraliza en caso de que exista en el organismo de quien fue vacunado con ese fármaco. Un hito que acerca a la humanidad unos metros más a la meta: el fin absoluto de la pandemia para que la vida siga su curso con normalidad. @mundiario

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