Las vacaciones de una librera o viaje al fondo de una feria del libro (1)

La autora del artículo (al fondo) en su caseta.
La autora del artículo (al fondo) en su caseta.

Crónica de las peripecias de la librera Mercedes Molist en la Feria del Libro de A Coruña. En su primera entrega, un extravagante (pero real como la vida misma) catálogo de clientes. Hilarante.

Las vacaciones de una librera o viaje al fondo de una feria del libro (1)

Todos los años desde que tengo uso de razón, nos vamos a Benidorm de vacaciones. Bueno, no es exactamente Benidorm, ni es una playa, ni un apartamento en línea de costa; son los Jardines de Méndez Núñez y un pequeño bungalow llamado caseta, pero parecer se le parece por muchas causas.

Dos de los símiles son: la cita ineludible anual y la variedad de personajes que acuden a la misma.

Sí, aunque no lo parezca estoy hablando de la Feria del Libro de La Coruña, un lugar de encuentro periódico del cual podría hablar hasta aburriros sobre múltiples aspectos. Pero hoy no lo voy a hacer, hoy sólo voy a comentar tipologías de lectores o no-lectores que nos visitan.

Creo que cualquier compañero librero, o más bien librera, ya que somos féminas por mayoría casi absoluta, estaría de acuerdo conmigo en esta clasificación un poco en broma, un poco en serio, de lo que nos encontramos al otro lado del mostrador.

Por supuesto siempre he pensado que en cualquier tipo de negocio al público se dan casos y situaciones de lo más peculiares y estrambóticas, de las cuales se podría crear una nueva antología del disparate o reescribir la teoría de la evolución. Pero como soy de letras y mi punto de vista es meramente de una persona de a pie, dejo lo último para los genetistas.

Vamos allá con la menestra de tipos populares:

Tipo nº 1: El cliente de toda la vida.

Este es fiel hasta la médula y aunque nos haya visitado días antes en nuestro local, no puede faltar a la feria. Le gusta el cambio de emplazamiento de la librería y pica en alguna cosilla como recuerdo. Adorable cual mascota.

Tipo nº 2: El cliente de toda la vida...de la feria.

No sé si le podría llamar fiel, pero lo vemos todos los años dos o tres veces durante la feria. Nos consulta, compra y se va con los libros que previamente traía apuntados en una lista. Es un misterio el porqué no ha acudido nunca a vernos en la librería.

Tipo nº 3: El cliente que nos pregunta si aún seguimos vivos.

Poco fiel es si después de catorce años de cambio de local se sorprende de vernos en la feria. Pide la tarjeta de visita con promesas de acudir a lo largo del año. Especie en extinción.

Tipo nº 4: A este no le podemos llamar cliente.

Todo lo sabe, todo lo tiene y se ha leído hasta la Biblia en verso, pero sigue buscando y esperando a que a Lovecraft le editen el 'Necronomicón' en un formato de bolsillo con notas a pie de página y por supuesto bilingüe, no sea que el traductor sea un inútil y haya que corregirlo. Ya me ocupo yo de su funeral.

Tipo nº 5: Un completo desconocido que está más perdido que un pulpo en un garaje.

Ejemplar salido de la serie 'Walking Dead' y nuevo en su género (fresquito de este verano) que con cara de asco supino pregunta a la librera con el índice bien afilado hacia 'la mercancía', si todas las casetas son de libros.

A estas alturas debe estar en coma etílico tipo zombie, debido a la feria de las casas regionales (siguiente parada en el paseo). Combustión espontánea modo on.

Cual árbol genealógico que se precie y por la teoría de los seis grados, podría llegar a crear tropecientas subespecies y desarrollar una teoría libresca de involución lectora, pero no es el momento.

Bienvenidos a Benidorm.

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