¿Es usted un padre demasiado protector con sus hijos? ¿Es un hiperpadre?

Dé la vuelta
Dé la vuelta...

Hay padres que se preocupan tanto por sus hijos que apenas les dan autonomía para realizas sus propias actividades, convirtiendo a veces a sus hijos en unos mimados.

¿Es usted un padre demasiado protector con sus hijos? ¿Es un hiperpadre?

Esta semana he estado de vacaciones. Sí, ya sé que es una época extraña, pero no vi a nadie sorprendido cuando trabajé durante julio y agosto. Gracias a estos días de asueto he podido hacer algo que me gusta mucho. Recoger a mis hijos del colegio. Y esta vez he reparado en un hecho que me ha sorprendido enormemente. Es ver la cantidad de madres —es cierto que aún hoy van pocos padres a recoger a sus hijos al cole— y abuelos —¿qué sería de este país sin los abuelos?— cargados con las mochilas, las manualidades, e incluso el balón de sus hijos, mientras éstos van caminando muy pizpiretos.

No es un hecho puntual. Son muchos los padres que están en el grupo de WhatsApp del curso del niño y preguntan las tareas para el día siguiente porque el niño no sabe o no se acuerda qué es lo que tiene que hacer. Hablan en plural. Aseguran que mañana tienen examen de lengua. ¿Tienen? ¿Ellos? Por supuesto, hacen los deberes por ellos, no con ellos, para presentarlos perfectos, sin importarles si el niño ha comprendido los problemas. Es de vital importancia que su hijo sea el mejor. Ejercen de entrenadores deportivos de sus retoños ya que son más experto que Zidane, Simeone o Luis Enrique. Son los siervos de sus hijos. Nadie puede siquiera insinuar que su hijo se ha equivocado o ha hecho algo mal. La culpa siempre será del otro. ¿No conoce a nadie cuya agenda del fin de semana no esté marcada por las actividades de sus hijos? Permítanme mostrarles un vídeo muy significativo de estas situaciones.

Hemos hecho a nuestros hijos unos caprichosos y unos memos. En resumen, unos niños mimados y miedosos. Tienen absolutamente todo porque pensamos que si les falta lo más nimio serán unos desgraciados y se frustrarán. Nuestros hijos, no conocen el significado de la palabra responsabilidad, ni compromiso, ni exigencia... Todo se lo damos hecho. Vivimos pendientes de sus deseos y caprichos. En el fondo, estamos comprando a nuestros hijos. Como desgraciadamente no podemos pasar más tiempo con ellos y educarlos realmente, les compramos todo, antes incluso que terminen de pedirlo, para que finjan que son felices. Y nosotros más felices todavía al verlos a ellos felices, cuando en realidad no nos damos cuenta de que los estamos haciendo unos idiotas. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a que entiendan la frustración, a que el no es por su bien, que el dolor existe, y que tienen que ser autónomos. Aunque quizá lo más importante es quererlos como son y no querer convertirlos en nuestros proyectos...

Piensen. Sean buenos.

> La canción regalo de hoy viene nuevamente de la mano de doña @BeatrizBagatela. Es Standing at the sky's edge. ¿Quién sabe lo que estaban pensando? Se deslizan por el filo de la navaja viendo como sus vidas se iban hundiendo lentamente. Con todos ustedes: ¡Richard Hawley!

 

 

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