La Universidad pública del siglo XXI debe saber aproximarse a su entorno

Universidad Nacional de Costa Rica. / Mundiario

El compromiso de rendición de cuentas también obliga a una nueva estrategia de comunicación y al desarrollo de nuevas formas para realizar el impacto y la interacción con la sociedad.

La Universidad pública del siglo XXI debe saber aproximarse a su entorno

El compromiso de rendición de cuentas también obliga a una nueva estrategia de comunicación y al desarrollo de nuevas formas para realizar el impacto y la interacción con la sociedad.

En Costa Rica, el país ha cambiado y las demandas de la sociedad a la educación superior pública también han cambiado de manera sustantiva con este nuevo siglo. La Universidad Pública convencional disciplinaria y con pénsum basados esencialmente en conocimientos para la formación de sus estudiantes, que fue predominante en el siglo XX, debe dar espacio a nuevos enfoques que permitan el desarrollo de competencias en el pénsum de las carreras y el fortalecimiento de los procesos de investigación, el trabajo inter y multidisciplinario y con ello, la incorporación temprana de los estudiantes en el desarrollo de programas y proyectos, tanto de investigación como de extensión o acción social, así como, una mayor flexibilización curricular para desarrollar procesos de intercambio académico de sus estudiantes, nacionales e internacionales.

Ciertamente la modernización tecnológica, la internacionalización y el desarrollo de redes de colaboración entre distintas disciplinas y universidades debe de priorizarse de cara a una mayor integración del conocimiento. La formación de nuevos profesores con un perfil mucho más comprometido con la investigación y la extensión deberá priorizarse a los cuartos de tiempo de profesionales que hacen de la universidad un espacio de corto plazo y de poco impacto en su vida. La Universidad pública del siglo XXI debe de estar mucho más cerca de las realidades de las comunidades y construirse con y en función de las necesidades de desarrollo local y regional. Este tema lleva necesariamente a una estrategia de regionalización y especialización de la Universidad en distintas áreas acorde con las potencialidades de las regiones donde se ubica.

El compromiso de rendición de cuentas también obliga a una nueva estrategia de comunicación y al desarrollo de nuevas formas para realizar el impacto y la interacción con la sociedad. La Universidad no puede seguir viéndose como una torre de marfil hacía adentro y debe mejorar su capacidad para darle a la sociedad el impacto que de ella se espera. En un marco de probidad y de uso eficiente de sus recursos, la autonomía de gestión y de gobierno le permite a la Universidad Pública costarricense autodefinir sus propios mecanismos de control y sobre todo de gestión, por lo que debe desenredarse y buscar una mayor eficacia en el cumplimiento de sus objetivos.  Todo este marco reviste importancia en tanto la Universidad siga siendo el espacio para la diversidad, para repensar la sociedad y favorecer su cambio hacía mejores y mayores niveles de desarrollo. La libertad de cátedra y el ejercicio pleno de su autonomía debe vincularse con la oportunidad de que en ella, la Universidad, florezcan las soluciones a los grandes temas del desarrollo nacional.

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