Trabajo forzoso o esclavitud moderna

Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud. / Archivo
Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.

Según la OIT, en 2016 existieron 40,6 millones de personas sometidas a esclavitud moderna. De ellas, 24,9 millones en trabajos forzosos y 15,4 millones en matrimonios forzados.

Trabajo forzoso o esclavitud moderna

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2016 existieron 40,6 millones de personas sometidas a esclavitud moderna. De ellas, 24,9 millones en trabajos forzosos y 15,4 millones en matrimonios forzados. Así, los datos revelan que hay 5,4 víctimas de esclavitud moderna por cada mil habitantes, es decir, 0,5 por cada cien personas en el mundo. Uno de cada cuatro personas en esta situación son niños o niñas.

De acuerdo con el organismo, de los 24,9 millones de personas en esta situación, 16 millones están en el sector privado (trabajo doméstico, en la construcción, en la agricultura…), 4,8 millones son victimas de la explotación-esclavitud sexual forzosa o forzada y 4 millones en trabajos forzosos impuestos por el Estado.

En cuanto el trabajo forzoso sexual, el 99% de las víctimas son niñas o mujeres, aunque se ha formalizado el día 02 de diciembre como el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.

He arribado a esta temática, no desconocida evidentemente para ninguna persona, aunque sea vagamente, al entrar en una mínima biografía de Juan de la Mata, santo de la Iglesia Católica, fundador de los Trinitarios. Los Trinitarios y Mercedarios fueron dos órdenes religiosas que durante siglos, desde la Edad Media, siglo doce aproximadamente, se dedicaron específicamente a la “redención de cautivos”, palabra antigua para indicar esclavos y esclavitud, redimirlos y "liberarlos".

Siempre se sitúa el caso de un tal Miguel de Cervantes que fue liberado por los Trinitarios. Dicen, también, que al día siguiente o a la semana siguiente, iba a ser transportado a Estambul. De haber sido esta información cierta, supongo, que el Quijote no se habría escrito, y quizás, Europa y España, no habrían tenido ese referente cultural como el Quijote y la creación de la novela moderna, tan esencial, a y en todos los sentidos.

Hay temas que son tan difíciles de tratar, tan difíciles de percibir la luz al final del camino, de prever la erradicación de un mal social y estructural tan profundo, que uno se desanima. Véase la biografía de santa Josefina Bakhita (1869-1947).

Cosa loable es que hasta dónde conozco los Trinitarios y Mercedarios han creado el Observatorio de la Cautividad: un paso necesario, a mi modo de ver, para intentar buscar soluciones teóricas y prácticas para este enorme problema.

Quizás, esperamos que en el presente todas las organizaciones privadas y públicas, institucionales y gubernamentales, filantrópicas y religiosas, nacionales e internacionales del mundo, podrían buscar sinergias, estudios, conferencias, praxis, conceptos para crear modelos de solucionar esta gravísima tragedia social humana.

En mi modesta y no erudita opinión, es necesario no solo el conocimiento teórico de la realidad, que es la base para sustentar proyectos en todos los sentidos para evitar dicha lacra, sino analizar por grupos los tipos de la esclavitud moderna; causas y motivos, fines y métodos, proporción de población, personas, situaciones, países, etc. Con esa base, se pueden analizar y comparar datos y conceptos, y empezar a aplicar soluciones, respuestas, legales y jurídicas, aplicaciones prácticas de proyectos.

Por ejemplo, todas las religiones, todos los gobiernos, dentro de su arquitectura organizativa debería ser obligatorio y aconsejable, que las Organizaciones Internacionales aconsejase y presionasen, para que todas estas entidades, de nivel supranacional, nacional, estatal, religioso mundial, tuviesen un departamento, para ocuparse del estudio y análisis de esta realidad, y por tanto, para buscar soluciones posibles, a corto plazo y a medio plazo.

Las religiones, las grandes religiones y medianas, por el tiempo de existencia en la historia que llevan, por los enormes recursos que disponen, pueden ser un instrumento eficiente para resolver la ecuación de este problema. Pienso que sin la aportación de las grandes religiones, no se podrá resolver este problema, al menos ralentizarlo, al menos disminuirlo, al menos intentar erradicarlo cualitativamente, en el tiempo menor de la historia.

Hay temas tan graves y tan tristes y tan trágicos, que pienso, pensados seria y profundamente, la humanidad, debe sentirse humillada en si misma, sentir la enorme fragilidad que es y tiene, que no solo hemos alcanzado grandes metas sociales y culturales y tecnológicas y artísticas y científicas, sino que también, todavía tenemos enormes lacras personales y humanitarias. Lacras que de momento, no parecen que estén en vías de solución, a corto plazo...

Como no vale ninguna filosofía que no intente curar alguna enfermedad, analogizo esa idea, aplicándolo al artículo, no vale ningún artículo-columna que no intente curar algún mal humano. Diría, que aquellas personas que van a los lupanares, que se dice, que una parte de esas personas que ejercen esos actos, son forzadas, debería la sociedad, volver a ser conscientes que la lujuria es un mal, un mal que tiene muchas más consecuencias que las que pensamos. Hemos olvidado que la lujuria es la fuente de muchos males, como un enorme geiser escondido, tiene muchos colores negativos.