Taiwan, la ilha Formosa y deseada (I)

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Edificio Taipei 101, entre los diez mas altos del mundo. / Xantia Alonso

Portugueses, españoles, holandeses, japoneses, chinos ... muchos han sido los que han pretendido a esta pequeña isla y han influido en el carácter del misterioso pueblo taiwanés. Conocerles no va a ser tarea fácil.

Taiwan, la ilha Formosa y deseada (I)

Aterrizo proveniente de Filipinas en la antiguamente conocida como ilha Formosa (isla hermosa). Así bautizaron los portugueses a la pequeña Taiwan cuando la avistaron en la epoca de los descubrimientos. La singular belleza de esta isla tampoco pasó inadvertida para la corona española del siglo XVII; la cual estableció sus reales al norte del territorio, como hicieron otras potencias de la época que administraban aquella codiciada colonia.

Denominada como República de China hasta los años 70, cuando la ONU retira el reconocimiento oficial en favor de la República Popular de Mao, Taiwan es en la actualidad un estado soberano parcialmente reconocido en el concierto de las naciones.

Taiwan es en la actualidad un estado soberano parcialmente reconocido en el concierto de las naciones

Es sabido que China, la República Popular de China, viene reclamando a la rebelde Taiwan como la vigésima tercera provincia de su territorio. Sin embargo, no tiene ningun poder o control real sobre Taiwan, aunque no le guste admitirlo. La compleja situación del país solo se explica mediante la convulsa historia que esta isla ha sufrido.

Nada más aterrizar, tengo la suerte de conocer a Yuan Tai Wu, un taiwanés que vive desde hace casi 20 anos en Estados Unidos y ha venido a visitar a su familia. Me conquista con su sentido del humor, me hacer reir continuamente a carcajadas, y con su hospitalidad, invitandome a conocer la isla de su mano y siempre pendiente de mi bienestar a lo largo de toda mi estancia en Taiwan, a pesar de finalmente no lograr volver coincidir en la misma ciudad.
Tai me explica con detalle la historia de su país.  Lo hace pormenorizadamente, con un notable conocimiento de la misma, desde la madurez que le otorga su edad y con la perspectiva que le da el hecho de vivir fuera de su país.  Pero también lo hace desde el perdón, la serenidad, la paz y el espíritu de superación. Para mi sorpresa no hay rencor en sus palabras. No fue hasta mas adelante que entendí realmente el porque de la actitud tan sosegada de Tai, su comportamiento, y la del pueblo taiwanés en general.

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Yuan Tai Wu.

Los taiwaneses son un pueblo muy mesurado, apacible, amable y muy generoso. Sin lugar a dudas el haber vivido bajo el régimen japonés durante 50 años ha calado en su conducta.

“Tienes que tener en cuenta que los taiwaneses vivieron en dos eras distintas, Mis abuelos tuvieron que aprender dos idiomas, jurar lealtad a dos banderas enfrentadas y consecuentemente mantener dos identidades diferentes ”− subraya Tai.

Mis abuelos tuvieron que aprender dos idiomas, jurar lealtad a dos banderas enfrentadas y consecuentemente mantener dos identidades diferentes

El cambio de identidad, de régimen y de cultura fue muy fuerte y muy rápido. Pasaron de un relativo auto gobierno, a la colonización japonesa, a finalmente una despiadada tiranía −del gobierno chino− tras el final de la IIGM. Lo único que han tenido en común los dos regímenes ha sido la violencia.

Conocer su historia, la complejidad en la que han vivido los taiwaneses los últimos años, me ha ayudado a comprender un poco más a este olvidado pueblo, el cual, se ve ahora inmerso en un nuevo proceso, esta vez, de taiwanización.

Conocer a Tai el primer dia, me hizo inconscientemente generalizar y pensar, erróneamente, que son un pueblo cariñoso y abierto. Llevo más de una semana en Taipei, la capital. Siete días sin hablar con nadie. Vengo de recorrer el sudeste asiático, donde la gente es cálida y amigable hasta el infinito. Donde desconocidos te saludan a cada paso que das, y donde cada día hacía nuevos amigos. Aquí nadie me saluda, no me hablan, no me miran. Empiezo a percibir que el cambio me afecta animicamente, y no paro de cuestionarme que es lo que estoy haciendo en Taiwan.

Nadie me saluda, no me hablan, no me miran. Empiezo a percibir que el cambio me afecta anímicamente, y no paro de cuestionarme que es lo que estoy haciendo en Taiwan ni cuanto tiempo aguantaré sin hablar con nadie  

Hago gala de mi pobre nivel de chino y tampoco funciona. Entiendo que no les interesa conocerme. Quizá sean tímidos, o puede que simplemente les asuste mi descuidado aspecto. Me siento aislada, como si en realidad no me encontrase alli fisicamente y lo estuviese viendo todo en una pantalla de cine. Soy un fantasma. No existo. Empiezo a pensar en la película “El sexto sentido” y me pregunto si se habrán inspirado en una situación parecida a esta. No siento la necesidad de hablar,  me he acostumbrado a estar sola, pero me pregunto cuanto tiempo aguantaré sin hablar con nadie.

Quiero conocerles, no voy a rendirme, pero claramente va a resultarme más difícil de lo que  pensaba. 

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Taipei. / Xantia Alonso

Quiza esperaba que fueran más parecidos a los chinos. Pero en realidad, no tienen demasiado en común. Los taiwaneses me parecen cordiales, cuidadosos, ordenados, muy bien educados y muy respetuosos. Eso sí, personalmente tan fríos y tan distantes como los chinos. Sin embargo, estos últimos me conquistaron -en el mes que pase en China-, por sus continuas extravagancias, su absoluta falta del sentido del ridículo y por sus incongruentes acciones que impepinablemente van en contra de todas las leyes de la física. Solo aquellos que hayan estado allí un cierto tiempo pueden hacerse una idea de a qué me refiero. Podría pasarme un día entero solo observando sus singularidades y excentricidades. Aunque no fuera en absoluto su intención, siempre conseguían sacarme una carcajada.

Decido dejar Taipei, que aunque es una ciudad moderna, está muy lejos de parecerse a Hong Kong o Shanghai. Es limpia, ordenada y salvo las calles más comerciales, muy tranquila. Se visita con facilidad y apenas hay turistas, aunque están muy preparados para recibirlos. Decido irme a la pequena ciudad de Hualien, esperando tener más suerte en mi hasta ahora fracasado intento de integración.

Y es aquí donde, gracias a Eve Lo ( Lo Yu Ting), consigo entender el carácter de los taiwaneses.

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