Sugar Nation: cuando Katy Perry besó al encantador de colibríes al atardecer
"Es la impetuosa llamada de la guerra, la certeza de que el mundo se acaba, porque no es posible que Katy Perry cometa esa herejía".
Vuelves a agitarte y piensas que ella no lo hizo, pero lo hizo con la intención de herirte a ti, y a los limpiadores de grasa. Las nubes mueren en la vertiente de los ríos, las nubes mueren en tus ojos de aceite, en la pradera de la irrealidad.
Estamos muertos, verdad, Katy. Dime que no es verdad, pero lo es. El encantador de serpientes te lo dijo y el mundo renació de la nada y eras luz, y la luz fue piedra. Pan. Fuego. Y una novela cuyo título no conviene recordar.
Me asiste el dolor, la excelencia y la sombra mínima del colibrí, la elegancia aborigen de la noche. Amaste al encantador, Perry, pero el encantador solo amaba el atardecer y el atardecer era una pintura rupestre, una cena entre amigos a los que van a cortar la cabeza. Recoge mi cuerpo y deja que los gusanos se miren.
