Sugar Nation: cuando los colibríes ardieron junto a la platónica Miley Cyrus
"Éramos diferentes, inocentes, conscientes de que estudiar Filosofía podía enamorarnos inéditamente y hundirnos en la simiente febril de la cúspide, mi querida Miley Cyrus", prosa surrealista.
Ni el veneno que soltaban tus tacones de aguja al caminar sobre el reguero de azúcar tostada. Ni la sangre de los esquíes tirados sobre la hierba. Nada podía ser tan hermoso como amanecer junto a los colibríes, esperando que la luz agonizara bajo las cárceles de sal.
Eras feliz dentro del metro, junto a los hirientes vagabundos que medían las superficies de manera obsesiva. Eras feliz suministrándome la pólvora, la feliz pólvora de la noche, cuando las iguanas cantaban alguna de tus canciones y se sumían en el morboso sueño de los azulejos amarillos.
Era hermoso comprobar que los colibríes ardían cerca de ti, a la luz de tus ojos inefables, mientras el platonismo se cebaba con mi escritura y con los políticos, mientras dejabas que el metro fuera absorbido por otra de las oscuridades más soñolientas. Por qué eres así, Miley Cyrus.
