Soy PAS ¿y qué?

sensibilidad
Mirada de mujer. / Pixabay

Hace pocos años que se habla de este diagnóstico, y eso que se dice que existe un 20% de personas PAS (Personas Altamente Sensibles). Es un porcentaje muy elevado. Incluso hay profesionales que dicen que no existe, que es una etiqueta “un poco inventada”.

He tardado 55 años de mi vida en entender que los PAS somos reales y que somos personas realmente especiales. Es algo que se percibe con toda claridad, cuando lo sabes y cuando la persona que tienes a tu lado te interesa.

¿Te gustaría saber que siento como PAS?

Ciertas sensaciones físicas como la luz, el calor, la ropa, el olor, el ruido…  las capto con muchísima  intensidad, hasta el punto de que muchas veces me molestan. Esto también es una habilidad, lo aprendes con el tiempo. También  soy altamente sensible a cualquier producto que me puede alterar: a la cafeína, a los medicamentos… estos últimos en mí producen las reacciones que en el prospecto vienen como “en muy raras ocasiones”.

Las emociones son mi fuertes, para lo bueno y lo malo. Soy muy emocional, lo capto todo de una manera brutal. Soy una persona muy empática, puedo sentir como se sienten personas de mi entorno con gran facilidad. Ponerme en los zapatos del otro para mí es realmente fácil. Y esto me afecta. Este punto es una virtud pero, por otro lado, también es un problema. Me llego a agobiar al recibir tanta información emocional de los demás, y entonces necesito salir corriendo. Es algo difícil de entender para las personas de mi entorno habitual. Yo digo con cierta frecuencia “me voy a apagar unos días” y desaparezco a todos los niveles, no hay redes sociales, no hay teléfono, no hay comunicación con el mundo real… entiendo que es difícil de comprender, es mi forma de cargar las pilas y volver con fuerza al mundo real.

Me agobia la información de los periódicos o las noticias, no puedo verlos, un niño en África, unas personas que llegan en patera,… quiero que me toque la lotería para poder arreglar este problema. No entiendo la riqueza como está repartida y esto me duele. En ocasiones  sorprendo a mi cabeza en busca de soluciones mágicas a problemas como el cambio climático, la justicia social, la igualdad....

Lo más llamativo, es que mi vida ha sido un auténtico caos desde mi infancia, siempre me he sentido un bicho raro, he tropezado millones de veces en las mismas piedras a todos los niveles y es que las personas PAS lo somos desde el momento en el que nacemos. En el colegio evitaba jugar con niños de mi edad, mis amigas siempre han sido más mayores que yo. Ahora se van colocando las piezas en su lugar.

55 años después me he dado cuenta que soy portadora de una virtud, tengo que pedir perdón a todas aquellas personas que mi actitud les haya causado algún daño o confusión en el pasado, ahora sé quién soy, se lo que quiero y se hacia dónde voy, ya no volveré a decir la frase de “la tarta siempre pasa delante de mí pero yo no me como ningún trocito”. Ahora la tarta la hago yo… Soy PAS ¿y qué?

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