Soy un ciudadano que no ha visto Juego de Tronos y todavía no he muerto

Juego de Tronos. / okdiario.com
Juego de Tronos. / okdiario.com

No me gusta que las modas gobiernen mi mundo. No me gusta que Pablo Iglesias consuma cine americano. No me gusta ver lo que todos ven. Por ejemplo, Juego de Tronos.

Soy un ciudadano que no ha visto Juego de Tronos y todavía no he muerto

Hay gente que mea colonia y hay gente, mucha, mucha, adicta al juego, a la coca, al DYC y a las muñecas de látex. Hay adictos a las series también.

Mi decepción con Pablo Iglesias comenzó cuando descubrí que era fan de Juego de Tronos; el líder de Podemos era fan de una serie yanqui, de una serie del diablo colonial.

Me cae mal que la gente hable tanto de Juego de Tronos. Yo perdí hace años el ensoñamiento y la fantasía, y, aunque mueran muchos buenos en esta serie, prefiero Los Soprano.

Juego de Tronos tiene algo que no me gusta de antemano: su complacencia y la carencia de disidentes. Nadie critica Juego de Tronos. Ni siquiera los podemitas. 

Además,que tanto adolescente disfrute tanto con una serie me pone los pelos de punta. A la edad de muchos de estos teenagers, yo veía Falcon Crest y Los ricos también lloran. Puro realismo, metáfora de los Blesa y las tarjetas black. 

Ya no tengo tanto tiempo para ver esta clase de series americanas que causan tanto furor y que se alargan como las venezolanas, pero con la tendenciosidad y el talento de una tradición que inauguró Griffith y Welles.

Yo tengo hijos. Y alumnos. Y esposa. Y un coche al que no le he pasado aún la ITV. Soy de los que todavía va al retrete a leer a Tolstoi y a Dickens. Y no es coña. No tengo tablets con las que pasar las horas en el cagadero o en el parque siguiendo Juego de Tronos.

Tardé dos veranos enteros en acabar Los Soprano . De dónde saca la gente el tiempo, joder.

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